¿A qué espera Arabia Saudí para hacer las paces con Israel?
Riad exige antes luz verde y ayuda de Washington para producir energía nuclear
EE.UU. concede inmunidad al Príncipe Bin Salman en el caso por el asesinato del periodista Khashoggi
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Iniciar sesiónIsrael ha dado pasos de gigante con el establecimiento de relaciones diplomáticas con Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, pero el 'plato fuerte' del Golfo, Arabia Saudí, sigue resistiéndose. La reciente visita a Riad del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, ha ... servido solo para constatar que las condiciones siguen siendo las mismas. Arabia Saudí pone un precio para el reconocimiento del Estado hebreo, y este consiste en gran parte en que Estados Unidos dé su apoyo y su ayuda tecnológica al gran proyecto de desarrollo de la energía nuclear en la superpotencia petrolera.
Por supuesto, Riad asegura que las plantas de energía nuclear serán solo para uso civil. Pero el 'hombre fuerte' del régimen saudí, el príncipe heredero Mohamed bin Salman, ha dado a entender en alguna ocasión que si Irán -el gran rival chií- llegase a fabricar el arma atómica su país también lo haría.
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Washington lleva años negociando con Riad, y pone las mismas condiciones que en su día impuso al régimen iraní: el cumplimiento de una serie larga de garantías de que el programa nuclear civil no se utilice para fabricar el arma atómica. Irán se saltó presuntamente su compromiso, y el presidente Trump respondió rompiendo el pacto con Teherán y restaurando las sanciones hace dos años. Es normal que Washington no quiera seguir ahora el mismo camino con Arabia Saudí, que sobre el papel sigue siendo -después de Israel- su principal aliado en Oriente Próximo.
Excesos del príncipe
Al mal precedente iraní se suma la desconfianza de la Administración Biden hacia Bin Salman. Una cosa es mirar con indulgencia los excesos del joven príncipe hacia sus disidentes internos -para empezar, el asesinato del periodista Khashoggi-, y otra respaldar sus proyectos nucleares, que darían paso a una carrera de proliferación de armas atómicas en la región.
Arabia Saudí insiste, no obstante, en marcar ese precio a cambio de establecer relaciones con Israel, un hito histórico porque -en su condición de guardián de los lugares santos de La Meca y Medina- la decisión saudí tendría un efecto llamada en el resto de países árabes que aún rechazan el Estado judío.
Riad no se hace, en cualquier caso, ilusiones y negocia con otras potencias una eventual participación en su industria nuclear, para la que cuenta con grandes yacimientos de uranio. Fuentes diplomáticas norteamericanas consultadas por 'The New York Times' han revelado que Arabia Saudí negocia desde hace cuatro años con China la explotación de al menos seis yacimientos de uranio en el oeste del país, y está asimismo en contacto con empresas del sector en Rusia y Francia.
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