La inestabilidad es mala noticia para la UE

De lo primero que ha dicho Jean-Luc Melenchon, el líder del partido central del Frente Popular que se llama y no por azar, La Francia Insumisa, se deduce claramente que si pueden influir en la dirección o incluso dirigir el Gobierno francés, van a revertir reformas tan queridas para los técnicos de la Comisión Europea como la que aumentó la edad de jubilación a los 65 años y todos los demás pasos que desde la izquierda definen como «política de maltrato social» y que en realidad tienen como objetivo ajustar las cuentas públicas.

Prácticamente todo lo que ha prometido hacer el Nuevo Frente Popular va a entrar en contradicción con las reglas fiscales que la Comisión ha puesto en marcha otra vez después del periodo de suspensión durante la pandemia. Hace menos de un mes que la Comisión envió un mensaje inequívoco a París al incluirle en la lista de países que pueden ser sancionados por déficit excesivo, porque no es capaz de reducir el gasto o de aumentar los ingresos del Estado. La economía crece poco y la deuda pública ha aumentando de forma colosal en los últimos años hasta pasar del 110% del PIB. El mes pasado algunas agencias ya rebajaron la calificación de los bonos franceses y los han dejado en puertas a nuevas bajadas.

Dado que las elecciones legislativas se han producido cuando el Consejo Europeo ya ha acordado formalmente que la conservadora alemana Ursula von der Leyen será la presidenta de la Comisión una legislatura más, en este asunto no va a haber interferencias. Tampoco habría que esperarlas en la votación parlamentaria prevista el día 18 en Estrasburgo, en la que la suma de populares, socialistas y liberales garantiza una mayoría. La designación del próximo comisario francés, si continúa Tierry Breton o la mayoría que se forme pretende que sea otro, puede ser la primera de estas batallas políticas en Francia con horizonte europeo. Macron tenía planes claros para Breton, está por ver si llegará a mantenerlos.

En el campo de Marine Le Pen, el resultado no dejará de tener repercusiones. Se daba por descontado que ganaría estas elecciones y mientras las encuestas anunciaban la victoria de la derecha populista se especulaba con la idea de que el Agrupación Nacional anunciaría esta semana, antes de que termine el plazo administrativo para hacerlo, su adhesión al nuevo grupo parlamentario que ha puesto en marcha Viktor Orbán y al que ya se ha sumado, entre otros, Vox. Para los planes del húngaro, esta derrota espectacular en Francia es un contratiempo que probablemente no se esperaba.

Sin embargo, a la vista de las primeras declaraciones de Jean-Luc Melenchon, es más que evidente que en París tendrán que aclarar qué posición va a mantener el país ante las decisiones políticas que se esperan esta legislatura. El Partido Popular Europeo (PPE), vencedor en las elecciones a la Eurocámara, está presionando a Von der Leyen para que suavice ciertos objetivos en materia de transición energética y que por otro lado refuerce las políticas para controlar la inmigración, precisamente porque perciben que estos dos frentes han sido el principal combustible para los partidos radicales de derecha en toda Europa, Francia incluida.