Detienen y acusan de asesinato al padre del autor del tiroteo de Georgia por regalarle el arma con la que mató a cuatro menores

Colt Gray (14 años), el adolescente acusado el pasado jueves de cuatro cargos de homicidio cuando disparó un rifle AR —el más utilizado en los tiroteos escolares— en la escuela secundaria a la que asistía en Georgia.

El tirador, quien se encuentra detenido en el Departamento de Justicia Juvenil de Georgia, será juzgado como un adulto, dado que la ley estatal contempla que los menores entre 13 y 17 años que cometan un delito grave serán juzgados automáticamente como adultos, según recoge el medio estadounidense 'CNN'.

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Además, Colin Gray (54 años), padre del menor, también ha sido detenido por las autoridades locales, en su caso, acusado de cuatro cargos de homicidio involuntario y dos por asesinato en segundo grado, culplable de ser quien le suministró el arma a su hijo. «Estos cargos se derivan de que [el padre] permitió conscientemente que su hijo Colt poseyera un arma», dijo Chris Hosey, director del Georgia Bureau of Investigation (CGI), en una rueda de prensa el pasado jueves.

Tanto el padre como el hijo fueron objeto de una investigación del FBI el año pasado por amenazas sobre cometer precisamente este mismo delito, con imágenes de armas como pruebas, pero finalmente la investigación no llegó a buen puerto y, evidentemente, fue algo que la familia negó rotundamente.

«La investigación sobre el tiroteo en el colegio de educación secundaria Apalachee sigue activa y en curso», ha señalado la agencia en un mensaje en X. Ha agregado que a las cuatro víctimas se les realizaría la autopsia el jueves.

Entre las cuatro personas víctimas mortales, se encuentran dos alumnos de 14 años y otros dos profesores, ambos de matemáticas y, uno de ellos, asistente de fútbol americano.

La identidad de las víctimas ha trascendido y se han organizado páginas en GoFundMe para apoyar financieramente los funerales de las víctimas y mandar mensajes de cariño y respeto hacia ellas.

Mason Schermerhorn, de 14 años, había comenzado la escuela secundaria el mes pasado. Le encantaba jugar videojuegos y era «alguien que siempre era positivo y siempre veía el lado bueno de las cosas», han aclarado miembros de la familia a la estación de televisión de Atlanta Fox 5.

Christian Angulo, de 14 años, fue descrito como «un niño muy bueno y muy dulce y muy cariñoso» por su hermana en una página de GoFundMe para pagar su funeral. «Estamos realmente desconsolados», dijo su hermana.

Ricky Aspinwall, de 39 años, trabajaba como profesor de matemáticas en la escuela secundaria Apalachee, donde ocurrió el tiroteo. También era entrenador en el apartado defensivo de fútbol americano.

Cristina Irimie, de 53 años, fue identificada como profesora de matemáticas en el sitio web de la Apalachee High School.

«¿Cómo puedes tener un rifle de asalto, un arma en una casa, sin estar bajo llave y sabiendo que tu hijo sabe dónde está?», ha lamentado este jueves elpresidenteJoe Biden, hablando con periodistas. «Hay que responsabilizar a los padres si permiten que sus hijos tengan acceso a estas armas», ha añadido el mandatario. «Como nación, no podemos seguir aceptando la masacre de la violencia armada: debemos hacer más» y que «Debemos prohibir nuevamente las armas de asalto y los cargadores de alta capacidad, exigir el almacenamiento seguro de las armas de fuego, promulgar controles de antecedentes universales y poner fin a la inmunidad de los fabricantes de armas». «Los pensamientos y las oraciones no son suficientes», sentencia el presidente.

Es el 45º tiroteo en lo que va de año en 2024 y el más mortífero desde la masacre de en The Covenant School, en Nashville, el pasado marzo de 2023, donde seis personas perdieron la vida.

Los tiroteos en los colegios son frecuentes en Estados Unidos, donde hay más armas que habitantes y las regulación es laxa, incluso para comprar rifles de estilo militar. En los últimos meses se ha debatido cada vez más sobre la responsabilidad de los padres en las matanzas, en particular las cometidas por menores.

Las encuestas muestran que la mayoría de los votantes están a favor de controles más estrictos sobre el uso y la compra de armas de fuego, pero un poderoso grupo de presión rechaza más restricciones y el Congreso no se pone de acuerdo.