La delegación alemana, tumbada en el suelo del aeropuerto de Tel Aviv debido a un lanzamiento de misiles. En vídeo, el momento en el que miembros de la delegación evacuan el avión.vídeo: abc multimedia
«¡Todos fuera del avión!» y «¡Cuerpo a tierra!» fueron algunos de los gritos que el canciller alemán, Olaf Scholz, escuchó anoche de su equipo de seguridad cuando acababa de embarcar en su avión con destino a Egipto, en el aeropuerto ... de Tel Aviv. Olaf Scholz tuvo que tumbarse sobre la pista de despegue, junto a todo el personal de la delegación alemana, antes de acudir a un refugio nuclear a la espera de luz verde.
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Horas antes, tras haberse entrevistado con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, Scholz había tenido que refugiarse también en un búnker de la embajada alemana, debido a otra alarma de misil durante su visita a Tel Aviv. Scholz es el primer jefe de gobierno que visita Israel desde el ataque de Hamás y ha vivido en persona la situación de guerra a la que se enfrenta la población. El hecho de que el canciller alemán llegara incluso antes que el presidente estadounidense Biden, que aterriza hoy, también en visita solidaria, supone en sí mismo un mensaje de trasfondo histórico sobre la responsabilidad adquirida por la República Federal de Alemania, que defiende el Estado de Israel como espacio protector de la vida judía.
Hoy, en su visita a Egipto, el objetivo de Scholz es evitar una escalada del conflicto en la región, un «incendio forestal», en palabras de su equipo de la Cancillería. Los servicios secretos todavía están investigando si Irán pudo haber impulsado a Hamás a llevar a cabo el bárbaro ataque con el fin de utilizar una dura respuesta israelí como pretexto para su propia intervención.
Independientemente de si esto es cierto o no, Scholz advierte a través de intermediarios al régimen de Teherán y a la milicia terrorista Hizbolá en el Líbano. Sus palabras en Tel Aviv adoptaron ayer un tono incluso inusualmente duro para un canciller alemán: «Ningún actor debería pensar que es una buena idea una intervención desde fuera... Sería un error imperdonable».
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