Se agudiza la crisis económica de Venezuela por el cerco internacional al Gobierno de Maduro

En su conversación con ABC, la mujer muestra orgullosa las fotos de sus dos nietos norteamericanos a quienes no podrá ver en lo inmediato porque tuvo que postergar sus planes de abandonar el país debido a la parálisis económica en que se encuentra sumido el país.

«Yo contaba con la venta de la casa para mantenerme pero ahora nada. Este bajón económico es terrible», lamenta la abuela Pérez, una artista plástica margariteña que no tiene recursos para sobrevivir con su pensión de 3,5 dólares mensual sin las remesas que le envía su hija.

El gremio inmobiliario acusa una caída de 60% y 70% en los precios de los inmuebles y viviendas. Y las empresas e industrias reportan que están trabajando a un 30% de su capacidad productiva. Y el crecimiento que al inicio del año estaba previsto en 4,5% a duras penas llegaría a 2% o en cero.

Aquiles Martini Pietri, presidente del Consejo Superior de la Cámara Inmobiliaria de Venezuela asegura que la caída del sector se debe a la poca capacidad de compra de los usuarios y la ausencia de créditos.

Las empresas señalan que los negocios llevan tres meses caídos. La parálisis empresarial. Y crece la preocupación por la caída del mercado en los centros comerciales, tiendas cafés, restaurantes, comercios, dice el informe de Tomás Socías.

Después de las elecciones del 28 de julio la situación económica ha empeorado. Algunos economistas se atreven a catalogarla de catastrófica de cara al futuro con el gobierno de Nicolás Maduro que anuncia tomar posesión de su cargo el 10 de enero pese al repudio y condena nacional e internacional que ha provocado su fraude electoral.

El solo anuncio de su tercera coronación presidencial ha congelado y truncado todos los planes de inversión que se habían hecho tanto nacionales como extranjeros. El 67% de casi 8 millones de venezolanos votó por el diplomático Edmundo González Urrutia, el candidato que promovió la líder María Corina Machado, desafiando todos los obstáculos que había impuesto el régimen chavista.

Para impedir la victoria del líder opositor, Maduro ha endurecido la represión, implantado el terror, la persecución y el miedo contra los opositores, que se ha saldo ya con más de 2.000 detenidos y 25 muertes. El mandatario no ha ofrecido incentivos ni ha subido los sueldos para que los venezolanos se queden en su país, se olviden de migrar a otro país y no morir de hambre en el suyo.

Pero de lo que Maduro quiere que se olviden es de las elecciones pasadas. Para ello ha adelantado las fiestas navideñas desde el 1° de octubre cuando son en diciembre y ha aumentado el 30% del salario de los funcionarios y empleados públicos. Pero no el salario mínimo de 3,5 dólares.

El gobierno de Maduro tiene pocas opciones y para reactivar la economía con financiamiento internacional. Se está quedando sin dinero, dicen los economistas. Sus tres fuentes de ingreso se han reducido. La petrolera, los impuestos internos y créditos internacionales han caído por la baja productividad.

Los estudios indican que hay 3 millones de venezolanos que piensan migrar. El economista José Toro Hardy señala que la pirámide poblacional de Venezuela refleja tragedia de la migración, «el país se está quedando sin gente joven». Ahora en las calles se ven más viejos que jóvenes y especialmente vendedores ambulantes con el regreso de los buhoneros.

Los pocos profesionales y técnicos que quedan en edad laboral prefieren tomar el éxodo. «Tenemos migración masiva de jóvenes y eso es muy grave», alerta José Toro Hardy.

«En lugar de cambiar de rumbo, el gobierno nos tiene acostumbrado a monetizar la crisis, es decir, activa la maquinita de hacer billetes sin producción interna. Estamos en riesgo de volver a caer en la hiperinflación que duró entre 2013 a 2017», advierte el economista Omar Zambrano.

Para Asdrúbal Oliveros, director de Econalítica, el diferencial cambiario aumentó, «de hecho el bolívar ha caído en los mercados no oficiales, con una brecha que ha superado el 20%» en las últimas semanas.

El Gobierno no quiere ni puede hacer un programa de reforma económica exitoso, porque no tiene recursos ni capacidad con qué hacerlo. Y lo más importante es la desconfianza creciente por la continuidad de la administración de Maduro, que ha preferido ampliar la economía informal y subterránea con productos importados de baja calidad y sin supervisión sanitaria.

La artista margariteña Carlota Pérez concluye que con Maduro se profundiza la pobreza y la marginalidad, por eso «queremos irnos de aquí».