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La UE y China plantan cara a la guerra comercial de Trump

En su cumbre en Pekín, abogan por reformar la OMC basándose en el multilateralismo

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, junto al primer ministro chino, Li Keqiang y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junker, ayer en Pekín REUTERS
Pablo M. Díez

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En todas las guerras, incluidas las comerciales, rige aquella máxima posibilista de que «el enemigo de mi enemigo es mi amigo». Recurriendo a esta estrategia pese a sus diferencias, la Unión Europa y China celebraron ayer en Pekín su vigésima cumbre anual horas antes de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reuniera con su homólogo ruso, Vladimir Putin.

Con Trump llamando «ememigos» a sus hasta ahora socios comunitarios por sus disputas arancelarias, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk , y el de la Comisión, Jean-Claude Juncker , formaron una alianza contra natura con el primer ministro chino, Li Keqiang, en pos de la globalización y el libre comercio. «Es una obligación común de Europa, China, América y Rusia no empezar guerras comerciales», advirtió Tusk en su encuentro con Li Keqiang, según un comunicado emitido por la UE. Con el fin de solucionar los actuales problemas, como la guerra de aranceles que tiene a EE.UU. enfrentado con medio mundo, propuso a sus «anfitriones chinos, pero también a los presidentes Trump y Putin, empezar juntos este proceso para una reforma de la Organización Mundial del Comercio». A su juicio, dichos cambios deberían basarse en el multilateralismo y el libre comercio que ha traído la globalización frente a las políticas proteccionistas que propugna Trump.

Plantándole cara también en otras cuestiones, como la medioambiental, la UE y China reafirmaron su compromiso con el Acuerdo de París para combatir el calentamiento global, del que Trump se retiró tras su llegada a la Casa Blanca.

Limar asperezas

Gracias al acercamiento que ha generado esta postura común ante Trump, Bruselas y Pekín han limado algunas de las asperezas comerciales y diplomáticas que les enfrentan. Solo así ha sido posible la firma de una declaración conjunta al final de la cumbre, algo que no lograron en las dos ediciones anteriores por sus profundas difrencias políticas. Con la UE como mayor socio comercial de China y unos intercambios de 1.500 millones de euros diarios, ambas partes aseguran haber hecho «progresos» hacia un acuerdo integral de inversión que siga abriendo el vasto mercado asiático y otro sobre protección de las Denominaciones de Origen que se quiere firmar antes de finales de octubre.

Tras haber liberado a la poetisa Liu Xia, viuda del fallecido Nobel de la Paz Liu Xiaobo, el autoritario régimen chino prometió a la UE «mejorar los intercambios» en su diálogo sobre derechos humanos, un espinoso asunto del que antes no quería hablar.

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