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Un año después de la elección presidencial

Trump, atrapado por la trama rusa y la guerra interna republicana

El intento del presidente estadounidense de desmontar el legado de su predecesor, Barak Obama, choca con sus promesas populistas

Vladímir Putin y Donald Trump, durante un encuentro mantenido en el G-20, celebrado en Hamburgo, el pasado mes de julio EFE
Manuel Erice Oronoz

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Mucho más ruido que nueces. El primer aniversario de la victoria electoral de Donald Trump, aquel terremoto político que sacudió a EE.UU. y al mundo , no da para muchas celebraciones. De noviembre a noviembre, media América aún repudia la sonora forma de gobernar y ... el intento de desmontar el legado de Obama del primer presidente outsider. La otra media todavía confía en que haga realidad la soflama de «limpiar el pantano» de la corrupción que lanzó a los acólitos durante su toma de posesión desde la balconada del Capitolio, el símbolo del decadente Washington que se disponía a purificar. A las puertas del 8 de noviembre de 2017, doce meses después del día que podía cambiar el mundo, el verdadero alcance de su onda expansiva es limitado e incierto . Mientras Trump recorre estos días el continente asiático en busca de una solución al conflicto norcoreano, que combate desde Twitter con mensajes incendiarios contra su dictador, en casa, el impacto de su presidencia bascula entre una gestión con pocos logros reales y un inestable panorama político que empeora día a día. Una sociedad aún más polarizada que la que le aupó en la Casa Blanca asiste atónita a la investigación de la trama rusa contra su presidente que acaba de estrenar sus primeros inculpados judiciales, a la guerra sin cuartel de Trump con el partido que le sustenta, pero que a su vez bloquea su agenda, y a la deriva desnortada de la oposición demócrata que, lejos de asentarse como alternativa, parece eternizar sus luchas intestinas, bajo la larga sombra de corrupción heredada de Hillary Clinton . Lodos de unos polvos sembrados durante el proceso electoral más amargo que recuerda EE.UU., en el que el ganador tumbó a dieciséis candidatos republicanos, con amenazas de demoler el partido de Abraham Lincoln y Theodore Roosevelt y mensajes de alabanza a Vladímir Putin, y la perdedora amañó su candidatura mucho antes de que se pronunciaran las bases en las primarias, comprando el aparato del partido con dinero de los donantes, según acaba de desvelar la expresidenta demócrata, Donna Brazile.

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