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Rumbo a Gaza: voluntarios arrestados por el ejército israelí en aguas internacionales

Las tripulaciones de los barcos Al-Awdah y Freedom fueron arrestadas en aguas internacionales la semana pasada

Una decena de tripulantes continúan arrestados en la cárcel de Givón (Israel)

Los barcos, uno noruego y uno sueco, transportaban material sanitario a la población civil de Gaza

La voluntaria Lucía Mazarrasa junto al Al-Awdah Freedom Flotilla

Pablo Medina

El Mediterráneo se ha convertido paulatinamente en un mar de desolación. Las políticas del ministro de Interior italiano, Matteo Salvini , han convertido a otros países de Europa en refugios forzados para las personas que se han atrevido a cruzar en pateras el Mediterráneo. Algunos ni siquiera han llegado a ver la otra orilla en el intento. España tampoco puede alardear de gran solidaridad e ingenio para con los inmigrantes. El gesto del Aquarius supuso un símbolo, pero la distracción de una acogida mediática de inmigrantes ha desviado el foco de atención del Estrecho de Gibraltar, Ceuta y Melilla . En este primer punto, las embarcaciones provenientes de Marruecos son una constante diaria. Así, el mar se ha convertido en una masa de agua cargada de barcos y muertos. La calamidad es innegable. Sin embargo, lo que sucede en el sur europeo es una parte de la historia. En el Medio Oriente, hay otra lectura del mar: voluntarios de toda Europa que navegan hacia el este para llevar ayuda humanitaria a las personas necesitadas de países en guerra. Barcos cargados de material sanitario que esperan dar a los afectados por la guerra. Pero la tragedia también se adueña de ellos. Porque no llegan a su destino.

La misión de voluntarios Rumbo a Gaza partió el día 30 de abril desde Bergen, Noruega, con un propósito: trasladar material sanitario de primera necesidad de entre 10.000 y 15.000 euros a la población palestina y sus hospitales , grandes afectados por el conflicto palestino-israelí. Las embarcaciones Al-Fawdah («El Retorno» en árabe, noruega), Falestine (tuvo que retirarse por problemas técnicos) y Freedom (sueca) transportaron gasas, suturas y compresas de mano de 34 voluntarios hasta un punto situado a 42 millas de Gaza, en aguas internacionales. En ese momento, comenzaron los problemas. «Hacia las dos de la tarde, vimos aparecer varias fragatas que estaban tanto a babor como a estribor y en popa siguiéndonos. Al tiempo, salieron hacia nosotros varias lanchas con soldados armados hasta los dientes que se abalanzaron hacia nosotros », narra Lucía Mazarrasa, voluntaria y tripulante del Al-Awdah. Con 70 años, fue una de las voluntarias que partió desde Bergen y encontró, más que la satisfacción empírica de ayudar a gente necesitada en Palestina, un final descorazonador. «Golpearon a la gente y dispararon con pistolas de descargas eléctricas que dejan a la gente noqueada. Hubo tres personas a las que hirieron con este arma», apunta.

El abordaje israelí en aguas internacionales conforma una colección de infracciones según la legislación internacional. El punto de partida es el bloqueo marítimo a Gaza. El bloqueo se produce en el mar en situaciones de guerra entre dos Estados beligerantes, pero Israel no reconoce un estado palestino ni a Gaza como tal. Ni siquiera como parte de éste. Por tanto, el bloqueo es o bien ilegítimo o bien ilegal. Según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, el derecho en aguas internacionales queda suspendido a los beligerantes. Aunque el conflicto entre Israel y Palestina fuese entre Estados reconocidos mutuamente, los voluntarios no son palestinos, sino europeos; por tanto, el secuestro también es ilegal . Tal y como cuenta Lucía, la persecución del Al-Awdah tampoco es legítimo. Según la legislación internacional en cuestiones marítimas y de guerra, Israel habría infringido los artículos 101 y 111 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar . Además, Según el Derecho Internacional Humanitario (DIH) , las embarcaciones que transportan material sanitario a la población civil están protegidas de los efectos de un conflicto bélico. Por tanto, tampoco existía legitimidad para abordar ninguna de las embarcaciones, ni al Awdah hace dos domingos ni al Freedom el viernes pasado, según las leyes actuales.

Tras la apropiación del Awdah junto con los bienes sanitarios que transportaban, los tripulantes fueron cacheados en el puerto de Ashdod y, posteriormente, trasladados a la cárcel de Givón , conocido centro de reclusión para las personas que son deportadas por Israel. A las personas de avanzada edad, se les retiró la medicación que transportaban consigo para sus propios problemas de salud. Lucía narra el hecho con tristeza: «Nos quisieron dar alternativas, pero las etiquetas estaban en hebreo, no entendíamos nada ni sabíamos si podíamos tomárnoslas». En la cárcel pasaron momentos de angustia y malestar durante días. Gritos, malas maneras, agresividad... las fuerzas israelíes no tuvieron, como asevera Lucía, un trato «ni acogedor ni afable precisamente».

Lucía regresó la semana pasada a Madrid después de que la subieran a un avión en Israel y la expulsaran de allí. Asegura que el país de Netanyahu se ha quedado con todo: «Israel tiene que llevar este material a Gaza porque es material humanitario. Nos lo han robado junto al barco y todo lo que había en él. Nosotros vamos a exigir a nuestros gobiernos y a la Unión Europea que lleven esos materiales a Gaza », esclarece. Aun así, varios tripulantes del Freedom permanecen en la cárcel de Givón esperando su vuelta a casa. Ayer tarde, fue puesto en libertad el periodista de Hispan TV Ian Díaz Young, tal como asegura Rumbo a Gaza . En total, diez personas de las 34 siguen presas. El segundo de a bordo del Freedom, Francisco Canales, se ha negado a firmar la deportación al negarse a reconocer este procedimiento, puesto que su destino no era Israel ni quería ingresar en el país.

El bloqueo de la Franja de Gaza por parte de Israel no solo ha limitado la llegada de asistencia médica al país, sino que ha limitado las capacidades de los palestinos de acceder a otros recursos. Fuentes de la Asociación de Pescadores de Gaza aseguran que la producción pesquera en la zona ha descendido hasta un 43% debido a las restricciones del gobierno israelí sobre la costa. Además, el bloqueo impide la llegada de otros recursos de primera necesidad. Según el Ministerio de Defensa de Israel , el bloqueo se produjo para evitar que Hamás pudiera obtener recursos por vía marítima, pero los afectados fácticos por la situación han sido más voluntarios y civiles palestinos que el propio grupo terrorista. Con todo, Lucía asegura no perder la fe: «Para los palestinos es una fuerza y una energía. Saben que no están abandonados por el mundo, que hay gente de todas las partes del mundo que están trabajando con ellos y les apoyan».

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