Radiografía electoral de Francia: Los mapas y gráficos de un país marcado por sus múltiples fracturas

Con un 58,5% de votos, Macron es además el primer presidente en ser reelegido desde 2002, al tiempo que Le Pen, con un 40,5% ha pulverizado todos los records de voto en la extrema derecha francesa. En total 18 millones de franceses han apoyado al presidente y más de 13 a la líder de Agrupación Nacional. Pero de esos 13, cerca de la mitad no lo ha hecho tanto como un voto de apoyo a Le Pen sino como voto de rechazo a Macron, según estimaciones de BFMTV. Se estima que el 'voto prestado' a Macron también estaría en torno al 40%.

Si bien Bruselas y la mayoría de capitales europeas, además de Washington, respiran aliviadas con el triunfo de Macron , al presidente no le espera un camino de rosas. Lejos de la holgada victoria en las legislativas de junio de 2017 sus rivales esperan coordinarse para evitar otra mayoría en la Asamblea Nacional con la que pueda pasar el rodillo de sus políticas.

Los datos apuntan a que una mayoría del país ha votado a fuerzas no solo de extrema derecha sino de la izquierda populista que unidos representan el rechazo frontal al proyecto de Emmanuel Macron. Desde que pidiera el voto contra Le Pen tras quedarse a 1 punto de pasar a la segunda vuelta, el líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, ha apelado una vez más a la unión de las izquierdas (hundidas en la primera vuelta) para conseguir una posición de fuerza en las legislativas de junio con la que pueda optar a la «cohabitación» con Macron como primer ministro.

Como en 2017, el voto de la izquierda ha jugado su papel en la segunda vuelta. Según las primeras proyecciones, cerca de 4 de cada 10 electores que votaron a Mélenchon en la primera vuelta han apoyado a Macron. De esos seis restantes, según esas proporciones: 4 se han abstenido y han votado en blanco o nulo, y dos habrían elegido a Le Pen.

Los comicios han dejado un país fracturado donde la extrema derecha parece no haber llegado todavía a su techo electoral.

Así las cosas, la Francia de jubilados y clase media-alta se ha impuesto a la precarizada y de clase trabajadora que ya ha convertido en tradición el apoyo al antiguo Frente Nacional.

En este sentido, según Ipsos, entre los hogares que ganan «menos de 1.250 euros al mes», el 56% votó por Marine Le Pen. Por el contrario, entre los hogares que ganan «más de 3.000 euros» al mes, el 65% prefirió al presidente saliente.

Por edades, el voto más joven y el más veterano prefirió a Macron mientras que los que tienen la jubilación a la vuelta de la esquina (tema estrella de la campaña por la intención del presidente de subirla a los 65 años) apoyaron a Le Pen.

Además de la división de clase y ocupación, existe una franja territorial: grandes metrópolis y regiones del oeste apoyaron a Macron mientras que las antiguas cuencas mineras del norte y el tradicional bastión de Le Pen padre en el sureste, además de los territorios de ultramar, estas últimas con una renta per capita en general claramente inferior a la Francia metropolitana, han votado mayoritariamente a la candidata ultra.

Eso sí, Le Pen pese a ganar en 28 departamentos por los 2 (Pas-de-Calais y Aisne) de hace 5 años, no ha conseguido ganar en ninguna ciudad con más de 200.000 habitantes.

Se suele decir que todos ganan en unas elecciones. Francia no iba a ser menos aunque con un pero. Además de los buenos datos de Macron y Le Pen, la sombra del desapego con el sistema también se alzó victoriosa. De esta manera, 1 de cada 3 electores votó en blanco, nulo o se abstuvo.

En total, la abstención ha alcanzado el 28 por ciento. Hay que remontarse a las presidenciales de 1969 para encontrar un porcentaje mayor (31,1%). También en aquellos comicios, una parte importante del voto de izquierdas prefirió seguir la consigna de ni Pompidou ni Poher.

Un 41% de los electores entre 18 y 24 años se abstuvo, así como el 38% de los 25-34 años, según un sondeo de Ipsos. Este porcentaje se hunde hasta el 20% entre los 60 a 69 años y al 15% entre los mayores de 70. Y por sexos, mujeres y hombres han votado a Macron en un porcentaje similar aunque ligermanete superior entre las primeras (59 por 57), según Ipsos.

Con este segundo mandato de Macron, la Francia anti Le Pen debe encontrar a otro candidato que pueda frenar el avance de la extrema derecha en las urnas.

Según la revisión constitucional liderada por Nicolas Sarkozy, ningún presidente puede encadenar tres mandatos seguidos, pero nada le impediría Macron volver a presentarse en 2032.

Con las legislativas todavía por celebrarse, ya son muchos los que se preguntan si a la cuarta será la vencida para Le Pen o bien otro candidato sorpresa emulará a Macron para llegar al Elíseo.