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«La presencia cristiana en Tierra Santa está en serio peligro»

Se marchan de Israel y Palestina empujados por el sectarismo y el sentimiento de rechazo

Peregrinos nigerianos rezan en la gruta de la Iglesia de la Natividad, en Belén Reuters
Mikel Ayestaran

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«Cuando los israelíes ocuparon la Ciudad Vieja en 1967 pasaron casa por casa para hacer un censo y nos dieron un papel para que, pasada una semana, fuéramos a recoger un documento de identidad. Era el cuarto documento para mi padre, que ... antes había tenido el turco, el británico y el jordano . Yo tenía entonces 13 años y mi padre, para enfado del soldado israelí, me mostró el papel y me dijo que yo vería un quinto documento», recuerda Harout Sandrouni en su taller de cerámica del barrio armenio de la Ciudad Vieja de Jerusalén , abierto desde 1983 y uno de los centros de referencia para los amantes del arte armenio. Dos semanas después de que Donald Trump reconociera Jerusalén como capital de Israel y anunciara el traslado de la embajada de Estados Unidos una mezcla de impotencia y malestar se ha instalado en casas como la de los Sandrouni, miembros de una minoría cristiana cada vez menos numerosa en Tierra Santa. «Todos pelean por los lugares santos, pero nadie puede pretender tener su control absoluto , diga lo que diga Trump. Israel afirma que esta es su tierra, pero a nosotros no nos quieren. No se puede ocupar tierra con gente a no ser que les eches o les mates», reflexiona con tristeza este artesano que «aunque amo profundamente Jerusalén, me iría mañana mismo».

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