Los polacos, unidos en el dolor
HIGINIO PATERNA SERVICIO ESPECIAL
JOSÉ GRAU
VARSOVIA/MADRID. A las seis de la tarde de ayer comenzó oficialmente en Polonia el luto por la muerte del presidente Lech Kaczynski, de su esposa, Maria, y de las 94 personas más fallecidas en Smolensk. Durará una semana, ... hasta el 16 de abril.
Hoy, en una edición especial gratuita, el diario «Gazeta Wyborcza», de Varsovia, sale con una primera página que es sólo un título («Polonia, de duelo») y una lista: la de los fallecidos en Smolensk.
«No me gustaba el presidente Kaczynski, pero no es momento de divisiones políticas, sino de reflexión. Cuando supe de la muerte del presidente, lloré», relataba ayer la señora Halina al diario «Rzeczpospolita». Su voz, sin necesidad de sondeos de opinión, era la de miles, quizá millones. Era la misma que la de Katarzyna, una joven que por teléfono, desde Varsovia, daba testimonio a ABC de la conmoción que su país vive en estos momentos.
Las reacciones de los polacos en la calle y en internet fueron inmediatas. «Mi pésame de todo corazón. Suspendo mi blog», anotaba Balsam Lomzynski, quien regularmente alimentaba su página con textos satíricos sobre el jefe del Estado.
Miles de varsovianos se congregaron ayer ante la sede del palacio presidencial, en la calle Krakowskie Przedmiescie. La multitud crecía por minutos. Antes del mediodía, esta importante y bella vía de la capital se había tenido que cerrar al tráfico.
«Ha sido espontáneo, para estar juntos ante la tragedia. Encienden velas. Ponen flores, lloran y firman en el libro de condolencias», decía un varsoviano. «Dios mío, esta tragedia no tendría que haber sucedido», sollozaba una mujer de esa gran aglomeración humana.
Las gestos eran de gente pensativa. Muchos rezaban en silencio. Anna Kacperek relataba: «Estábamos aquí como esperando algo. Como esperando que saliera algún portavoz del palacio y dijera que no es verdad. Pero el silencio se alargaba y todos comprendíamos que del palacio no iba a salir nadie. Que han muerto en Smolensk».
El himno nacional
Cuando la bandera nacional la bajaron a media asta, la multitud ante el palacio presidencial se puso a cantar el himno nacional. Después, un sacerdote capuchino dirigió un responso.
Las citas del tenor de las apuntadas hasta ahora se podrían multiplicar, de tal manera que una reacción así no se conocía en el país del Vístula desde la muerte de Juan Pablo II, hace cinco años.
Una muestra final de hasta qué punto la tragedia ha conmocionado: los periodistas polacos de televisión, que de forma ininterrumpida informaron todo el día de ayer, tenían que luchar con frecuencia para que no les saltaran las lágrimas.
Desde las 14:00 hasta las 18:00, los polacos firmaron en el libro de condolencias abierto en la sede presidencial. Hoy también lo podrán hacer, desde las 10:00 a las 18:00. En todo el país se celebraron misas de difuntos. Era la hora del duelo. A partir de hoy, sin embargo, se oirán más las muchas preguntas que este accidente suscita.
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