Pedro Baños
Afganistán, un ejército con pies de barro
¿Cómo pudo venirse abajo en horas un ejército de 300.000 hombres formado por Occidente? Las razones hay que buscarlas en el absentismo, la corrupción de los cuadros y la penetración radical en sus filas
Estos días, ha llamado poderosamente la atención la falta de respuesta del Ejército y las fuerzas de seguridad afganas ante el rápido y contundente avance de los talibanes.
El coste total del proceso de instruir y armar a las tropas desde 2001 puede superar los ... 100.000 millones de dólares, aportado entre diversos países, con principal esfuerzo por parte de EEUU. Pero este elevado gasto no ha impedido la huida en masa de unidades enteras, o simplemente la entrega del armamento y el material a los talibanes, a cambio de salvar la vida.
Sin duda, una reacción difícil de comprender, aunque las causas puedan estar más o menos claras. La situación real de las fuerzas gubernamentales distaba mucho de ser idílica.
Quitando ciertas unidades especiales, el adiestramiento adolecía de graves carencias. Una parte importante de los reclutas que se incorporaban a filas eran analfabetos. Llevar a cabo con éxito tanto combates clásicos como operaciones de contrainsurgencia requiere una alta especialización para la que la mayoría de los soldados y policías no estaban preparados. Y menos una vez solos ante el arrollador empuje talibán. Su elevado número –unos 300.000 en total– por sí mismo se antojaba insuficiente.
Los abandonos –aunque solo fueran temporales para participar en tareas personales o en la recolección de las cosechas– y las deserciones seguían estando a la orden del día. Los talibanes sabían cómo captar a los soldados ofreciéndoles un salario mejor o simplemente entregándoles un teléfono móvil.
A ello se añadía un alto absentismo laboral, soldados que tan solo figuraban en las listas, pero que nunca pisaban el cuartel, para así cobrar sin trabajar. O los que eran falsamente incluidos en las relaciones por mandos corruptos para quedarse con el dinero correspondiente a estos soldados inexistentes.
En el caso de los policías, no era infrecuente que no cobraran sus sueldos, lo que les impulsaba a realizar actos delictivos, incluyendo secuestros y extorsiones. Por si fuera poco, veían cómo sus jefes compraban sus cargos, para luego lucrarse con ellos. Además, tanto las fuerzas armadas afganas como la policía estaban muy fragmentadas y politizadas.
Así se ha llegado al momento actual. Aunque hubieran querido entablar combate, la ausencia del vital apoyo aéreo de las fuerzas internacionales, del que hasta ahora habían disfrutado, les habrá aconsejado evitarlo. Los al menos 60.000 soldados afganos fallecidos –no se conoce la cifra exacta– en las luchas contra los insurgentes también habrán tenido un gran peso en la decisión de no pelear.
Tampoco podían ya contar con el escudo que les había proporcionado el potente despliegue de las tropas internacionales. Baste recordar que solo EE.UU. llegó a contar con más de 100.000 soldados sobre el terreno, hace diez años. Ahora, la realidad era muy distinta. Sin olvidar la penetración entre las filas gubernamentales de soldados y policías próximos a los talibanes, o simplemente de ideología extremista. Los cuales, además de desertar ellos mismos, es lógico pensar que habrán animado a sus compañeros a imitarles.
La moral, que nunca fue muy elevada, también se habrá resentido ante la huida del gobierno. A buen seguro, la pregunta que se habrán hecho los militares y policías afganos habrá sido ¿para qué y por quién luchar?
El coronel Pedro Baños es analista geopolítico
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete