EE.UU. lanza la mayor ofensiva militar de la era Obama en Afganistán
La OTAN despliega a 4.500 marines en la provincia sureña con intenso apoyo aéreo y 650 soldados afganos
Los mandos de la OTAN ya anunciaron el inicio de una nueva campaña en el sur de Afganistán y el despliegue masivo de marines, respaldados por un intenso apoyo aéreo y 650 soldados afganos, y que se unen a otros 4.500 marines ... desplegados en la provincia en los últimos meses.
«Es una operación única por el gran número de tropas y la velocidad a la que las hemos introducido . Y vamos allí para asentarnos», señaló el general de brigada Larry Nicholson. Pasada la una de la tarde y a bordo de helicópteros y vehículos blindados, los marines llegaron a la localidad de Nawa, 30 kilómetros al sur de la capital, Lashkar Gah. Los mandos destacaron que durante las primeras horas no habían tenido contacto con el enemigo. Durante la tarde se entablaron tiroteos con «algunas pequeñas bolsas de talibanes».
Los insurgentes rara vez responden a una gran ofensiva, salvo que se vean copados, porque saben que no tienen ninguna posibilidad. Cuando se acuartelen las nuevas fuerzas y empiecen a patrullar, comenzará el rosario de artefactos improvisados, los atentados suicidas y las emboscadas, las tres mejores armas de la insurgencia. En lo que va de año ya han costado la vida a 25 militares estadounidenses y británicos.
De Faluya a Helmand
«Los marines fueron los responsables de poner fin a la resistencia en Faluya (Irak) y como fuerza de choque lo hicieron bien, su problema llega cuando la operación se alarga y tienen que administrar el terreno ocupado, veremos si han aprendido», dicen fuentes del Cuartel General de OTAN consultadas por este medio. «A donde vayamos, nos quedaremos, y donde nos quedemos trabajaremos para asegurar la zona antes de transferirla a las fuerzas de seguridad afganas», garantizó el general brigada Larry Nicholson. Dejó claro que esta vez la tarea de «limpieza» de talibanes vendrá acompañada de la ocupación del territorio. Los británicos no pueden, por la falta de efectivos.
Desde que comenzara el trasvase de tropas de Irak a Afganistán y especialmente tras el relevo en la cúpula militar americana, ahora en manos del general Stanley McChrystal, con experiencia al frente de las fuerzas especiales en suelo árabe, en los círculos de la OTAN en Kabul era un secreto a voces que los marines serían la primera opción para atajar la inseguridad en el país. Así lo confesaban también distintos mandos estadounidenses consultados por este enviado especial el pasado abril durante una semana «empotrado» con las fuerzas americanas en la frontera con Pakistán.
Estadounidenses y británicos forman un frente común desde el norte, que Pakistán tratará de reforzar desde el sur para cortar la vía de salida a los insurgentes. El Ejército paquistaní, en plena ofensiva en el valle de Swat y en Waziristán del Sur, tendrá la difícil tarea de vigilar los 2.500 kilómetros de frontera entre los dos países, aunque se centrará en los pasos montañosos entre Helmand y Baluchistán, la salida natural de los insurgentes que intenten huir.
En esfuerzo conjunto con la OTAN, EE.UU. incrementa su presencia en el país para reforzar la seguridad en las presidenciales de agosto, y ya cuenta con 57.000 hombres.
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