«En Francia hay trabajo», la llamada del asesino de Niza a su familia en Túnez

Desde las afueras de Niza, Aouissaoui llamó por teléfono a su familia, padre, madre, ocho hermanas y tres hermanos, la noche del miércoles 28, doce horas antes de su acto de barbarie criminal . Según uno de sus hermanos, «nos dijo que estaba bien, que en Francia había más trabajo y más creyentes que en Italia».

Según su madre, Aouissaoui había intentado entrar ilegalmente en Europa (Italia o Francia) en varias ocasiones. La última fue la buena. Según una fuente del Tribunal de primera instancia de Tunez, el asesino abandonó clandestinamente su país natal el 14 de septiembre pasado, con antecedentes judiciales por diversos delitos comunes, con violencia y tráfico de drogas.

El 20 de septiembre estaba localizado en Lampesuda, Italia. Allí consiguió papeles de la Cruz Roja, pero fue «invitado» a salir de Italia. Tras un periplo mal conocido en detalle, decidió llamar a su familia doce horas antes de perpetrar su matanza al grito de «¡Alá es el más grande!».

Detenido en apenas diez minutos, tras el baño de sangre, Aouissaoui solo llevaba consigo un saco de viaje, dos teléfonos y un Corán.

Un día más tarde, los servicios de seguridad franceses comienzan a reconstruir la trayectoria individual de una nueva filial yihadista. El hijo de una muy numerosa familia musulmana tradicional, tunecina, se inicia en la vida adulta siguiendo una trayectoria que su madre describe de este modo: « Mi hijo era bueno… pero comenzó a drogarse , luego tuvo problemas violentos, fue detenido. Hasta que descubrió la religión. Dejó de salir. Siempre estaba consultando su ordenador, escuchando y repitiendo oraciones. Hasta que decidió huir a Francia. Nuestra ciudad, Sfax, está hermanada con una gran ciudad francesa, Grenoble. Él pensó que debía huir de Túnez. Ni yo ni sus hermanos podemos comprender cómo pudo hacer lo que hizo, en Niza..».

Sfax (275.000 habitantes) es la segunda ciudad de Túnez. Con una gran mezquita. Y tiene relaciones privilegiados con Grenoble (160.000 habitantes), en Francia, donde existe una importante comunidad musulmana.

Según confesión propia, Aouissaoui no deseaba instalarse en Italia. Deseaba llegar a Francia, comenzando por la Costa Azul, donde se han construido más de 150 mezquitas en los últimos años. Mezquitas que ganaron en poco tiempo una cierta celebridad a ambas orillas del Mediterráneo. En su día, no hace mucho, tuvo mucho eco el cierre de mezquitas de Marsella y Aix-en-Provence, donde predicaban imanes salafistas. En Niza, hace años que el proyecto de construcción de una gran mezquita suscita muchas y agrias polémicas. Christian Estrosi, alcalde de Niza, ha declarado con motivo de la matanza del jueves: «Estamos pagando, ahora, años de retraso. Llevo muchos años denunciando la instalación de una «quinta columna» islamista . Hoy, nadie contesta esa realidad. Temo que sea necesario reformar la Constitución para poder tomar medidas más duras contra una gangrena que no ha dejado de crecer».

Cuando el alcalde de Niza habla de «quinta columna» para denunciar la gangrena islamista se está refiriendo a Francia, en general, y a la región PACA (Provenza-Alpes-Costa Azul), en particular.

Marsella es, desde hace años, una de las ciudades más peligrosas de Francia. En los barrios del norte de la ciudad, islamismo y gangsterismo pueden confundirse con relativa frecuencia. Bastantes de las 150 mezquitas y lugares de culto musulmán que funcionan en la región PACA fueron construidas con donaciones privadas de musulmanes millonarios o estatales de países musulmanes, del Golfo, la mayoría.