Más de 368.000 civiles han huido en los cuatro días de conflicto

Grupos de personas, todas ellas voluntarias, se afanan en quitar señales de tráfico que puedan orientar a las tropas rusas. Sasha es voluntario y ha organizado la defensa de su pueblo Peremoha. La tensión es palpable. Desde el inicio de la guerra todo el mundo es sospechoso de ser colaborador ruso y los extraños no son bienvenidos de primeras.

«Documentos y salga del choche» son las primeras palabras que uno escucha en cualquiera de los cientos de ‘check points’ que se han levantado a lo largo del país. Tras revisar en profundidad el coche viene la ronda de preguntas. «¿De dónde viene?, ¿ A dónde va?, ¿ Qué hace usted en Ucrania? ….». Una vez que deciden que uno no es sospechoso de colaborar con el invasor ruso dejan que sigas tu ruta.

Sasha no es militar y aunque lleva la cara cubierta con un pasamontañas es evidente que se trata de un hombre al que la guerra le ha forzado a tomar un arma y defender su pueblo. Accede a intercambiar algunas palabras, eso sí, nada de fotografías. «Sabemos que dentro de Ucrania en estos momentos están infiltrados numerosos saboteadores y por eso tomamos estas medidas de seguridad. Estamos preparados para defender nuestro pueblo. Si aquí llegan los rusos nos defenderemos con todo lo que tenemos» afirma mientras señala al grupo de hombres armados con algunos rifles y escopetas de caza, junto con algún viejo AK 47, que se encuentran con él.

A diferencia de los retenes custodiados por el ejército y la policía , la aparición de estos ‘check points’ improvisados y levantados de forma no oficial por unidades de autodefensas locales están convirtiendo en un mayor infierno, el ya de por sí angustioso viaje de las miles de personas que huyen de la guerra rumbo al oeste del país.

En las ciudades pequeñas como Kalinovka las sirenas de la policía no dejan de sonar. En uno de los puentes de la ciudad dos coches de policía han cercado un vehículo sospechoso. Se trata de dos hombres adultos con una mujer y un niño. En la escena cuatro policías apuntan con sus armas a los adultos mientras que les exigen que se tumben al suelo para ser cacheados e interrogados. En las últimas 48 horas esta estampa se ha convertido en una imagen habitual de la mayoría en las ciudades y pueblos de Ucrania. El motivo, la amenaza de los posibles saboteadores infiltrados rusos.

Las alarmas antiaéreas que alertan de posibles bombardeos se han convertido ya en rutina. En un refugio de la ciudad de Ymneknistsky se refugian casi cien personas que en su mayoría intentan llegar como sea a la frontera con Rumanía o Moldavia. Entre ellos no solo hay ucranianos, también se encuentran nigerianos, kenianos y afganos que están intentado regresar a sus países de origen.

«Hoy no han parado de sonar las alarmas» dice Anna, una mujer de Dnipretos que huye con su tres hijos hacia Rumanía. «Mi marido se quedó para luchar contra los rusos. Yo tengo amigos en Bucarest y me quedaré con ellos hasta que termine la guerra».

Más de 368.000 personas han huido ya de Ucrania desde la invasión rusa el jueves, según informó ayer el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

La situación de emergencia humanitaria se completó ayer con la alerta de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que pidió corredores seguros para entregar suministros médicos de emergencia en el cuarto día de la invasión de Ucrania, incluido oxígeno, que escasea.

«Es imperativo que los suministros médicos que salvan vidas -incluido el oxígeno- lleguen a quienes los necesitan», dijo la agencia de la ONU en un comunicado recogido por la agencia France Presse. «Estos recursos necesitarán un tránsito seguro, incluido con un corredor logístico a través de Polonia», escribieron el jefe de la OMS, Tedros Ghebreyesus, y su director regional para Europa, Hans Kluge en un comunicado conjunto.

Según la OMS, el suministro de oxígeno en Ucrania ha llegado a «una situación muy peligrosa», con «camiones incapaces de transportar oxígeno entre las fábricas y los hospitales». Algunos hospitales ya han agotado sus suministros «y la mayoría de ellos podrían hacerlo en las próximas 24 horas».

Ante el riesgo de una catástrofe humanitaria en Ucrania, la ONU ya pidió el viernes un «acceso seguro y sin obstáculos» para la ayuda humanitaria a Ucrania, petición de la que se hicieron eco muchos países e incluso el Papa Francisco.