Cuba se ve obligada a responder ante la huelga de hambre de Guillermo Fariñas
Granma advierte de que las consecuencias «serán responsabilidad del propio paciente y los apátridas, diplomáticos extranjeros y medios de prensa que lo manipulan»
Cuba se ve obligada a responder ante la huelga de hambre de Guillermo Fariñas
La muerte tras una huelga de hambre de 85 días del disidente cubano preso Orlando Zapata Tamayo y la que emprendió en protesta el periodista Guillermo Fariñas ha obligado a responder al Gobierno cubano. Si la reacción de Raúl Castro al fallecimiento ... de Zapata Tamayo sólo se reprodujo en medios extranjeros, esta vez es el diario Granma, órgano oficial del comité central del partido comunista de Cuba el que por primera vez recoge en sus páginas la huelga de hambre de Fariñas para subrayar de forma tajante: «Cuba no acepta presiones ni chantajes» .
El artículo firmado por Alberto Núñez Betancourt arremete contra la «campaña mediática» de medios occidentales para llamar la atención sobre la «mentira prefabricada» creada a su juicio en torno a la huelga de hambre de Fariñas respondiendo, según Granma a «intereses imperialistas».
Granma asegura que los más de 20 presos cuya libertad reclama Fariñas, están «sancionados con todas las garantías procesales por nuestros tribunales; por actuar al servicio de intereses extranjeros, contra la independencia y el orden constitucional de nuestro país».
Acusa además a «Coco» Fariñas, como se le conoce «en el ambiente de los vendepatria», de tener un «claro desajuste de personalidad». Relata diversos delitos por los que fue acusado el periodista y psicólogo que ratifican a ojos del Gobierno cubano «la característica violenta de este sujeto y el evidente desprecio por su Patria y los ciudadanos que la defienden».
«Para evadir la justicia», asegura el periódico, «este agente al servicio de los Estados Unidos» -como se le califica en el artículo- «echa mano de nuevo a su método de hacer show: la huelga de hambre». Pero en Cuba, continúa Núñez Betancourt en su escrito, «Existen principios bioéticos que obligan al médico a respetar la decisión de una persona que ha decidido iniciar una huelga de hambre. Por tanto, de ningún modo puede forzársele a ingerir alimentos, como hacen cotidianamente las autoridades norteamericanas en las cárceles y centros de tortura de Guantánamo, Abu Ghraib y Bagram, en violación de los derechos de los detenidos».
El periódico reconoce que «como consecuencia de episodios sucesivos de huelgas de hambre, el organismo de Fariñas se encuentra en un proceso de deterioro notable», pero subraya que «si hoy está vivo, hay que decirlo, es gracias a la atención médica calificada que ha recibido sin importar su condición de mercenario».
Y sentencia que quien debe resolver el problema es «el propio paciente y los apátridas, diplomáticos extranjeros y medios de prensa que lo manipulan». El Gobierno cubano se lava así las manos asegurando que las consecuencias de la huelga de hambre «serán de su entera y única responsabilidad».
Cuba, «que ha demostrado con creces que tiene como divisa principal la vida y la dignidad del ser humano, finaliza el artículo- no aceptará presiones ni chantajes».
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