Críticas a la elección del dictador Obiang como presidente de la Unión Africana

Es precisamente la histórica querencia del organismo por los líderes dictatoriales lo que ha motivado su continuo fracaso

REUTERS

EDUARDO S. MOLANO

En la Unión Africana, las revoluciones son ya cosa del pasado. Al menos, en su liderazgo. Tras el nombramiento este fin de semana de Teodoro Obiang como presidente, las críticas hacia la organización panafricana no se han hecho esperar, en una situación que podría dilapidar ... su (ya de por sí escasa) credibilidad internacional.

Como denuncia el portavoz de Human Rights Watch, Reed Brody, “el historial de Obiang es antitético con la misión y los valores de la UA”.

Para Brody, la organización -de la que son miembros prácticamente la totalidad de países del continente, salvo excepciones como Eritrea o Marruecos- “no se merece un liderato de una persona que, en su Gobierno, viola de forma sistemática los derechos humanos”.

Sin embargo, es precisamente la histórica querencia del organismo por los líderes dictatoriales lo que ha motivado su continuo fracaso. Porque si el elegido ahora para llevar las riendas de la UA en un mandatario que, con mano de hierro, ha manejado los hilos de Guinea Ecuatorial durante más de 30 años; su antecesor, Muamar al Gadafi, no le fue nunca a la zaga, con más de cuatro décadas de dictadura en Libia

Y la situación lo cierto es que no da visos de cambiar en el futuro.

Durante la cumbre celebrada este fin de semana en Etiopía , el organismo nombró como mediador para la crisis de Costa de Marfil -país que continúa sin presidente “de facto” desde las elecciones de noviembre- a Robert Mugabe. Un dictador que, precisamente, no ha solucionado de forma pacífica sus desavenencias con la oposición zimbabuense, y cuyo régimen es considerado por Transparencia Internacional uno de los más corruptos del mundo.

Desafíos de la Unión Africana

A su vez, la organización se enfrenta a una serie de desafíos que denotan la falta de cuórum político.

Entre ellos, la delimitación clara de fronteras (las regiones semiautónomas de Somalilandia y Puntlandia siguen sin ser reconocidas por el organismo), o la carencia de acuerdos internacionales (pese a la orden de busca y captura que pende sobre el presidente de Sudán, Omar al Bashir, la UA impide su procesamiento por la Corte Penal Internacional).

Sin embargo, y al margen de estas miserias, en su primer comunicado Obiang ya ha exigido reformas. Aunque sólo en Egipto. Todo sea por echar balones fuera.

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