Coto Mixto, una ‘tierra de nadie’ entre Galicia y Portugal durante siete siglos
El enclave, por debajo de Orense, no pertenecía ni a España ni a Portugal, pero el Tratado de Lisboa terminó con sus privilegios en 1864
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Iniciar sesiónCouto Misto, en portugués, o Coto Mixto , en español, es la denominación con connotaciones legendarias de un pequeño enclave que se distinguió como un territorio independiente a lo largo de siete siglos entre el norte de Portugal y la parte sur de Galicia ... . Un rincón misterioso de solo 27 kilómetros cuadrados que hoy pertenece al reino del mito y trae recuerdos de tierras milenarias.
En gallego, era Couto Mixto, en la actualidad idealizado en la cultura transfronteriza. Sus habitantes disfrutaban de varias peculiaridades, como la opción de poder elegir la nacionalidad española o la portuguesa . Este lugar rodeado de vegetación se beneficiaba de no tener que rendir vasallaje a ninguna de las dos coronas y ponía en juego sus propias leyes.
Hoy, al echar la vista atrás, sale a la luz la idiosincrasia sin igual de este sitio que tal vez podía ser calificado como una especie de Andorra perdido en la noche de los tiempos. Así lo asegura el experto Javier Ramos en declaraciones a ABC desde su atalaya digital ‘Lugares con Historia’, un excelente punto de encuentro para conocer crónicas de relatos olvidados que merece la pena recuperar: «A tenor de lo que nos han legado las fuentes, Coto Mixto era una especie de Andorra , un espacio geográfico dotado de autogobierno propio situado en la linde entre España y Portugal, que tenía autonomía para regirse como una república democrática y pequeño estado independiente. Aunque nunca llegó a consolidarse como nación, sin duda se convirtió en uno de los primeros estados democráticos de la historia de Europa . Sin embargo, nunca fuera reconocido como tal».
Y prosigue: «Su origen no está del todo claro, aunque todo apunta a que proviene (al menos oficialmente) del Tratado de Zamora, en 1143, cuando Alfonso I de Portugal y Alfonso VII de León llegaron a un acuerdo que dio lugar al nacimiento del Reino de Portugal ».
«No obstante, quedó un pequeño territorio fuera de la ley, demasiado pequeño como para preocuparse por él, pero que disponía de personalidad para poder organizarse por sí mismo », explica Ramos, visiblemente fascinado por los avatares históricos recogidos por debajo de Orense.
La pregunta consiguiente es ¿por qué se permitió el ‘lapsus’ de Coto Mixto durante nada menos que siete siglos? «Quizá duró todo ese tiempo porque ni España ni Portugal podían obtener demasiado rédito económico del lugar en forma de impuestos, tributos o fuentes de materias primas», argumenta el autor de libros como ‘Eso no estaba en mi libro de Historia de Roma’ antes de concluir: «Sus luchas de poder [las hispanolusas] apenas prestaron atención a un territorio que de por sí era pacífico y cuyas disputas eran solventadas por los vecinos del lugar y no obligaban intervenir a ambas coronas».
Grupos de contrabandistas
Documentos datados en 1147 dan cuenta del extraño territorio, donde estaba vigente una suerte de exención fiscal, debido al ‘agujero’ que provocaba no integrarse en ninguna de las dos coronas y vivir suspendido en un inusual limbo geográfico-histórico . O sea, se olvidaban de cobrar las tasas pertinentes, algo que tampoco preocupaba demasiado a sus moradores. Los límites jurisdiccionales del Reino de León apenas se habían fijado y de eso se aprovechaban en el reducto.
La forma de gobernar no hacía sino retratar la autogestión que imperaba. Los cabezas de familia elegían a un juez para que llevara los asuntos, pero las decisiones se tomaban en una plaza pública. Para desterrar el fantasma de una hipotética corrupción (desvíos, ocultaciones, etcétera), los poderes del representante seleccionado podían ser revocados a la menor prueba en su contra.
Dada la situación estratégica, no era inaudito ver por los senderos de Coto Mixto a grupos de contrabandistas, quienes sabían muy bien que no estaba permitido aprehenderlos allí. Tabaco, sal, medicamentos y bacalao constituían las materias más solicitadas por las gentes del lugar a los traficantes de mercancías . Daba igual que fueran criminales o traficantes, el caso es que el paso por esos dominios garantizaba la inmunidad y los guardias se veían impotentes.
Libertad de cultivos y la no aportación de soldados para el ejército se erigieron en otros de los privilegios que salpicaban los alrededores. Con todo, el panorama distaba de ser idílico y las familias más acaudaladas comenzaron a quejarse por este atisbo de autonomía que ciertos gallegos reivindican con orgullo propio .
Finalmente, se produjo el desenlace que unos esperaban (y otros no) el 29 de septiembre de 1864, fecha en la que el Tratado de Lisboa marcó el nuevo destino de este curioso Coto Mixto: las aldeas de Rubiás, Meaus y Santiago se adscribían a Galicia, mientras que los minúsculos núcleos de Lamadarcos, Cambedo y Soutelinho pasaban a manos portuguesas, junto con una zona deshabitada. De manera muy significativa, el denominado Camino del Privilegio recorría los tres primeros asentamientos y los unía a Tourém. «Portugal renuncia en favor de España a todos los derechos que pueda tener sobre el terreno de Coto Mixto y sobre los pueblos ubicados en el mismo, que en virtud de la división determinada por la línea descrita quedan en territorio español», reza el artículo séptimo del Tratado de Lisboa, cuyas determinaciones no entraron en vigor hasta cuatro años después.
Quedaba atrás la especifidad del enclave que había nacido ligado al Castillo de Piconha, de la Casa de Braganza. Ahí se agazapaba la única obligación contractual , pues pagaban una contribución a estos últimos propietarios, que solo ejercían el derecho de cobrar esa cantidad.
La ausencia de un señor medieval hizo que floreciesen esbozos de desconcierto en algunos tramos de su devenir y hasta que no figurase ni en los mapas . Fidencio Bourman publicó en 1836 la ‘Carta topográfica del Juzgado de Montalegre’, y en sus páginas aparecía este nebuloso Coto Mixto.
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