Los ex comunistas alemanes piden perdón al SPD por su pasado
Con su petición de perdón al Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), los ex comunistas del Partido del Socialismo Democrático (PDS) han dado un paso decisivo en su proceso de acercamiento a los socialdemócratas, con los que ya gobiernan en dos regiones del Este del país ... y con los que podrían regir Berlín en el futuro.
El PDS, formación heredera del partido dirigente de la República Democrática Alemana (RDA), ha admitido por primera vez en 55 años que la fusión llevada a cabo en 1946 entre el Partido Comunista (KPD) y el SPD para formar el Partido Socialista Unificado de Alemania (SED) en el área controlada por las fuerzas soviéticas fue un acto de fuerza y un atropello histórico.
«La fundación y formación del SED se llevó a cabo con engaño político, coacciones y represiones», se señala en el texto presentado por la nueva presidenta del PDS, Gabi Zimmer. Con ello la nueva dirección de este partido prosigue el viraje ideológico y estratégico emprendido por Gregor Gysi, quien aspira a convertirse en alcalde de Berlín mediante un pacto con los socialdemócratas.
El proceso de moderación del PDS ha permitido que este partido se mantenga con fuerza en la escena política del Este de Alemania (apenas obtiene votos en el Oeste), no ya como un resto nostálgico de la RDA sino como una formación con alto compromiso social, sobre todo cuando el SPD del canciller Schröder defiende algunas medidas liberales.
INTERESES DE PODER
A pesar de la campaña de la CDU contra los llamados «calcetines rojos», existe una creciente normalización del PDS que hace que ya no se vea este partido como el heredero de la dictadura comunista, sino como un posible compañero de coalición. De todos modos, Schröder siempre ha rechazado contar con el PDS como socio en el Gobierno.
En abril de 1946, las presiones de Stalin llevaron a un congreso de unidad entre el KPD y el SPD de la futura RDA.
La dura persecución llevada a cabo por el régimen nazi contra los dirigentes de izquierda convenció a muchos de ellos de la necesaria colaboración entre ambos partidos aunque los socialdemócratas rechazaban una inmediata fusión. Las tropas soviéticas impidieron consultas a la militancia y forzaron a diversos dirigentes de ambos partidos a proceder al acuerdo.
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