Milagro en el teatro de Mariúpol: un solo herido entre los 1.300 civiles atrapados tras el bombardeo

El jueves, las labores de rescate lograron poner a salvo a 130 personas, pero las dificultades para acceder al sótano donde se encontraban los civiles, complicadas por los incesantes bombardeos en la ciudad no permitieron agilizar la operación que ha tenido en vilo al presidente Volodímir Zelenski y también a la comunidad internacional, que ha denunciado ampliamente los ataques rusos contra objetivos civiles, acusando a Vladímir Putin de «crímenes de guerra».

«Hace unos minutos tuvimos información de que el refugio antibombas había aguantado y de que las personas que estaban en él sobrevivieron», declaraba el jueves a la BBC el diputado ucraniano Dmytro Gurin , que reconocía que en ese momento se desconocía todavía si había «algún herido o algún muerto. Pero parece que la mayoría de ellos han sobrevivido y están bien». Poco después se conocía que al menos 130 personas había podído salir de entre los escombros, aunque el rescate estaba siendo dífícil. Funcionarios ucranianos aseguraron que la parte central del edificio se había derrumbado sepultando a un gran número de personas bajo los cascotes, y que los escombros estaban bloqueando la entrada al refugio antiaéreo ubicado dentro del edificio. Señalando además que las labores de los rescatistas estaba resultando muy complicadas debido al bombardeo continúo de la ciudad.

Como ya hizo poco después de conocerse el ataque, Rusia volvió a negar este jueves su responsabilidad en el bombardeo. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zajarova , calificó de «mentira» las acusaciones, y reiteró la versión del Kremlin de que entre los objetivos de las fuerzas rusas no estaban los civiles. «Las fuerzas armadas de Rusia no bombardean pueblos y ciudades», dijo en una sesión informativa. El día anterior, el Ministerio de Defensa ruso había señalado al Batallón Azov, un grupo paramilitar nazi, como responsable de esta «nueva provocación sangrienta».

Horas después del bombardeo, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski , se mostró conternado por este nuevo ataque a estructuras civiles, que sirven de refugio a los ucranianos que no han podido huir: «El corazón se rompe por lo que Rusia hace a nuestro pueblo, a nuestra Mariúpol y a nuestra región de Donetsk».

Bombardeos como estos llevaron tanto al presidente Joe Biden, el miércoles, como hoy, al secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken , a acusar a Rusia de «crímenes de guerra».

El rechazo ante lo que pudo ser una matanza fue seguido de solidaridad: Italia anunció este jueves su intención de reconstruir el teatro. «El gabinete ha aprobado mi propuesta de ofrecer a Ucrania los recursos y los medios para reconstruirlo lo antes posible. Los teatros de todos los países pertenecen a toda la humanidad», afirmó el ministro de Cultura italiano, Dario Franceschini , en su cuenta de Twitter.

Mariúpol, punto estratégico para Rusia, es una de las ciudades más castigadas por los bombardeos que en tres semanas habrían destruido entre el 80 y 90% de sus viviendas. También han sufrido el corte de los suministros de agua y electricidad.