Biden sacrifica al gobernador ante la presión de la izquierda
El presidente, que en primarias fue acusado de acoso, había pedido la dimisión de Cuomo
Andrew Cuomo, gobernador de Nueva York
Pocas veces ha pedido un presidente de Estados Unidos en ejercicio la dimisión de un gobernador, menos si es de su propio partido. Pero a Joe Biden , él mismo acusado durante las pasadas primarias de tocamientos indebidos y acoso sexual, no ... le ha quedado más remedio. El hoy presidente llegó a la Casa Blanca en enero gracias en parte al apoyo de las feministas, que en primarias no las tenían todas consigo con respecto a él y fueron apoyando a los demás candidatos hasta que no les quedó más remedio que sumarse al carro del único que quedaba frente a Donald Trump , este mismo acusado también varias veces de acoso, agresión sexual y violación.
Durante todo el drama de Andrew Cuomo en Nueva York, dimitido ayer por las acusaciones de agresión sexual, Biden ha sido lacónico. En marzo, en una entrevista, el presidente dijo que si la investigación de la fiscalía hallaba pruebas de agresión sexual por parte de Cuomo, este debía dimitir: «Cuando una mujer denuncia agresión debemos creer que dice la verdad, y no victimizarla».
La semana pasada, después de que la fiscalía concluyera que Cuomo es culpable, Biden dijo «sí» al ser preguntado por si el gobernador debía dimitir. En aquel momento, Cuomo quedaba totalmente solo. Todos los demócratas tenían luz verde para darle la espalda, como han hecho.
Acusaciones en campaña
Lo cierto es que durante primarias –y para regocijo de Trump– ocho mujeres acusaron a Biden de haberlas manoseado sin su permiso. La acusación más grave es la de Tara Reade , que trabajó para Biden cuando era senador, y en precampaña dijo que este la agredió sexualmente en el Capitolio, llegando a violarla con la mano. Biden lo ha negado todo, y su partido no ha dado indicaciones de que le vaya a dar la espalda.
El hundimiento de Cuomo ha sido vertiginoso. Hace apenas un año competía en popularidad con el propio Biden, por lo que parecía una excelente gestión de la pandemia en su estado de Nueva York. Había incluso encuestas –pocas, es cierto– en las que salía mejor parado ante los votantes que el propio Biden. Cuando Biden ganó las primarias, a las que Cuomo no se presentó, y después las elecciones presidenciales, su campaña filtró a la agencia AP que era uno de los favoritos para convertirse en fiscal general, un cargo similar al de ministro de Justicia. Finalmente ese puesto recayó en el juez Merrick Garland y Cuomo entró en fase de desmoronamiento.
En 2019, Cuomo fue uno de los primeros gobernadores en apoyar a Biden durante la larga temporada de primarias. Tampoco ha tenido Biden mucho margen de maniobra para devolver viejos favores. El presidente depende de absolutamente toda la bancada demócrata en el Capitolio, porque su mayoría es mínima.
El ala izquierda de su partido es más fuerte que nunca, y los diputados neoyorquinos, comandados por Alexandria Ocasio-Cortez , icono de esa nueva izquierda, fueron de los primeros en exigir la cabeza de Cuomo antes incluso de que el informe de la fiscalía le hallara culpable.