El norte de África trata de ordenar el caos de sus fronteras
Los terroristas y traficantes de armas han hecho su agosto en la región a la sombra del conflicto libio
luis de vega
Terrorismo y delincuencia organizada, secuestros, tráfico de drogas, armas, tabaco, emigrantes... Las fronteras que separan los países del norte de África a menudo aparecen solo en los mapas . Los estados no cuentan con medios suficientes para controlarlas y, en algunos casos, tampoco sus ... responsables muestran interés en impermeabilizarlas. La guerra civil en Libia no ha hecho más que empeorar esta situación .
Impulsados por la creciente preocupación internacional en torno al asunto, una decena de países del norte de África han llegado a un acuerdo para tratar de poner coto a tal descontrol precisamente en Trípoli, capital de Libia. La iniciativa y sus intenciones, como punto de partida, es positiva, pero será complicado que estos países logren sin ayuda y consejo de fuera sus objetivos, al menos en la coyuntura actual.
El propio primer ministro libio, Abdurrahim El Keib, ha reconocido que han pedido ayuda a la Unión Europea para poder desarrollar tan magna iniciativa. "Solo con seguridad no mantendremos nuestras fronteras seguras", ha dicho El Keib al terminar la conferencia regional. "tenemos que desarrollar y aumentar los recursos en ciudades próximas a las fronteras", ha añadido, informa Reuters.
El denominado Plan Trípoli ha sido refrendado, además de por el país anfitrión, por Argelia, Túnez, Chad, Egipto, Níger, Mali, Mauritania, Marruecos y Sudán. El principal paso fronterizo entre ambos, el de Ras Jadir, ha sido escenario de disturbios entre las Fuerzas de Seguridad y guerrilleros en los últimos meses. Este y otro paso estuvieron cerrados a fanales de 2011 durante dos semanas.
Antes del levantamiento de los libios contra el régimen de Muamar Gadafi, el país era ya un hervidero de emigrantes que ascendían desde países más al sur para ganarse la vida en territorio libio o directamente para dar el salto a las costas europeas. Las autoridades libias se ganaron fama por el trato despiadado que les daban, especialmente a los ciudadanos subsaharianos, la mayoría de los que llegaban al país.
Con la guerra llegó el descontrol sobre los inmensos arsenales de Gadafi . Con frecuencia cayeron en manos de la insurgencia que hizo frente a la dictadura. Pero una cantidad de armas imposible de concretar fue a parar a manos de los terroristas que deambulan por la región, especialmente Al Qaida del Magreb Islámico (AQMI) .
Tampoco ayuda la presencia sobre el terreno de distintas milicias que ponen en jaque a diario la seguridad interna del país y el débil poder desplegado por las nuevas autoridades bajo el paraguas del Consejo Nacional Transitorio (CNT).
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