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crisis en grecia

«Sin el euro seremos más pobres»

A la angustia del corralito en los bancos se une en el ánimo de los griegos el temor a hundirse aun más en la miseria

«Sin el euro seremos más pobres» reuters

begoña castiella

Nadie en Grecia podía imaginarse una noche en la que un demacrado primer ministro anunciara un corralito sin dar detalles, y un lunes en el que los bancos , los cajeros y la Bolsa de Atenas amanecieran cerrados. Ese día ha llegado: incredulidad, sorpresa, enfado, miedo y, sobre todo, preocupación por el mañana. Los clientes solo pueden sacar sesenta euros de los cajeros, nada más; los turistas con tarjeta de crédito extranjera en principio no tendrán problemas y su límite sigue en los 600 euros por día. Grecia es un país aquejado por el vértigo de la bancarrota , la desaparición de los ahorros y la incertidumbre por la salida del euro.

A las ocho de la mañana un supermercado de barrio abre sus puertas.Es de la cadena griega Sklavenitis, conocida por sus precios excelentes y por el buen trato de sus dueños hacia sus empleados. No hay colas ni empujones.Solo caras preocupadas y gente acercándose a las cajeras: si, se puede pagar con tarjeta, afirman. Las compras son pocas, nada parecido cuando parecía que había amenaza turca en el Egeo y las amas de casa compraban azúcar, pasta y arroz. El encargado, Sr.Petros, está atento pero preocupado: «Aceptamos tarjetas, trabajamos con normalidad, pero no podemos hacer pagos al extranjero. Nosotros aguantaremos, otros no creo». Se refiere a los pequeños colmados que verán menos clientela y tendrán mas problemas en volver a llenar sus baldas.

A las diez Yorgos Katáras, empresario y propietario de una gran agencia de viajes mayorista, especializada en turistas españoles y latinos, afirma que «todavía no he visto las consecuencias negativas del corralito, porque fundamentalmente nuestros clientes vienen del extranjero y no tenemos que hacer pagos fuera.Los pagos bancarios dentro de Grecia funcionan sin problema.Lo que sí he detectado hoy es que empiezan a bajar las reservas de viajes, algo que me inquieta. «Para Yorgos si los griegos votan no a un futuro europeo, «nadie sabrá que pasará a partir de la semana que viene». En cambio piensa que si hay un acuerdo con los socios europeos, por muy duro que sea, «aguataremos». Y comenta que durante las negociaciones hasta el anuncio del referéndum, el primer ministro Tsípras «no informó a los griegos, nunca tuvimos un texto completo y oficial. ¿Por qué cuando estaba a punto de llegar a un acuerdo con recortes por valor de 8.000 millones no nos iba a consultar y decidió hacerlo con las medidas de recortes por valor de 11.000 millones?». Katsáras espera que la mayoría de los griegos vote a favor de un futuro dentro de la Eurozona. Y plantea abiertamente lo que muchos piensan: «Si los griegos votan si, se tendrán que ir los que gobiernan ahora, vergüenza les debía dar, gobernando con los nacionalistas de extrema derecha y consiguiendo aprobar la convocación de referéndum con los votos neonazis».

Incertidumbre

A Eleni, analista de tendencias de consumo, la despidieron cuando su empresa hizo una reducción de plantilla hace cuatro meses; nos cuenta que el dueño prefirió despedir a los solteros antes que a los casados. La indemnizaron con 4.000 euros. «Todavía me queda algo, porque soy muy mirada. Ahora veo difícil encontrar un nuevo trabajo. Pero estoy soltera y tengo muchos amigos que me ayudan. Lo que más me preocupa no es el referéndum, que es una solución democrática, sino qué pasará si elegimos salir del euro: el Gobierno no explica qué pasará el lunes, si empezaremos de cero, si lo pasaremos mal un año o no. Eso es lo que más miedo me da».

A las cuatro de la tarde, Dimitris, un jubilado que no tiene tarjeta de crédito, está desesperado: aún no sabe si le han ingresado su pensión de 630 euros en el banco ni cómo podrá cobrarla. Sabe que mañana abrirán varias sucursales de bancos para que los jubilados sin tarjeta de crédito puedan acceder a sus cuentas. Pero no sabe cuánto dinero podrá sacar. «Esto es una vergüenza. Los viejos estamos haciendo cola para que nos den nuestro dinero. Estamos peor que en Chipre». Dimitris recuerda el corralito de Chipre de 2013, cuando durante dos semanas los chipriotas solo podían sacar del banco al principio 500 euros y, después, sólo 100 euros al día. Chipre fue el primer país de la Eurozona en aplicar un corralito el 27 de marzo . Y curiosamente ha sido este 6 de abril, dos años después, cuando se han levantado todas las restricciones de sus operaciones bancarias.

Las cafeterías del centro de Atenas están medio vacías. Ahora los griegos se lo piensan mucho antes de darse el lujo de pagarse un café, que en el centro de Atenas no baja de dos euros. Lukía, camarera y universitaria que trabaja para pagarse sus gastos, nos cuenta: «Aquí nos pagan el sueldo mínimo y ahora ya casi no dejan propinas los clientes. Si no puedo pagarme los gastos, no sé si podré seguir estudiando. Mis padres sólo me pagan el apartamento que comparto con una amiga. Y suerte tengo de que no debo ayudarles económicamente. Algunos de mis compañeros tienen que dar a la familia todo lo que ganan ». Es la tranquila angustia de los griegos, al borde de un abismo que, cada día, ven más de cerca.

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