¿Por qué los terroristas quemaron al piloto en vez de decapitarlo?

Este martes el Estado Islámico ha hecho público un horrible vídeo en el que muestra cómo ha asesinado al joven piloto quemándolo vivo dentro de una jaula. No dispusieron para él el castigo de la decapitación, como venían haciendo con, al menos, otra media docena de sus rehenes desde el pasado mes de agosto.

¿Por qué este cambio en su macabra forma de actuar? Seguramente porque los yihadistas reservan el degollamiento para aquellos a los que consideran infieles, esencialmente cristianos o judíos, aunque también consideran así a miembros de sectas como la yazidí, víctima también de sus mortíferos ataques en los últimos meses.

En todo caso, el grupo yihadista publicó ayer un comunicado en internet en el que explica que quemó vivo al piloto en aplicación del «ojo por ojo», pues, aseguró, los bombardeos efectuados desde su avión provocaban fuego, informa Efe. La nota, fechada el 20 de enero, aunque difundida este martes en la red social Twitter por supuestos simpatizantes de los extremistas, está firmada por la Oficina de Investigación y Fetuas (edictos islámicos) del EI.

Más allá del método elegido para matarlo, la maldad en la forma de actuar del Estado Islámico alcanza también límites difícilmente igualables al saber que, como las autoridades jordanas han explicado, el asesinato del piloto se llevó a cabo el pasado 3 de enero, es decir un mes antes de darlo a conocer.

A lo largo de estas semanas han jugado con las ilusiones de los que pensaban que podría regresar a Jordania con vida, especialmente con los miembros de su familia. El Estado Islámico ofreció la posibilidad de cambiar al rehén por una terrorista iraquí de Al Qaida, Sajida al Rishawi. Ahora, quizás, podemos entender por qué Amán aceptó ese canje pero pedía con tanta insistencia pruebas de vida de Kasasbeh que los terroristas nunca ofrecieron.

A las pocas horas de comprobar que la muerte del piloto era un hecho, Al Rishawi y otro preso de Al Qaida fueron ahorcados en Jordania.