Melania Trump: «De Donald me cautivó su encanto y su carácter relajado»

En 1996, con 26 años, y tras cambiar sus estudios de Arquitectura por su carrera de modelaje, llegó a Estados Unidos. Sin embargo, no fue hasta 1998, en una fiesta durante la Semana de la Moda, cuando se produjo el primer encuentro entre la exmodelo eslovaca y el multimillonario neoyorquino. Lo llamativo fue que él acudió con una «atractiva mujer rubia». Pero eso no fue un inconveniente para que el candidato a la presidencia de Estados Unidos se acercase a ella. Por aquel entonces, según cuenta en su libro, no conocía mucho de Donald Trump. Sabía su nombre, pero no todo lo que le rodeaba. La conversación duró solos unos minutos. Aunque fue suficiente para que quisieran seguir conociéndose: «Me cautivó su encanto y su carácter relajado. Había mucha actividad a nuestro alrededor, pero su concentración en nuestra interacción me hizo sentir como el centro de su mundo».

Melania Knauss -su apellido de entonces- vio en él «un cambio refrescante respecto a la habitual charla superficial». Motivo por el que accedió a intercambiar sus números de teléfono. Donald Trump esperó a que se fuera su acompañante para pedírselo y la exmodelo se negó «cortésmente». Eso sí, le instó a que él le diese el suyo y el multimillonario aceptó su propuesta con la condición de que le llamase. Y así fue. A los pocos meses, se hizo oficial su noviazgo y la prensa estadounidense centró sus miradas en la joven. Incluso le preguntaron qué tipo de primera dama sería si Donald Trump llegase a la presidencia. «Dije que sería muy tradicional, al estilo de Jackie Kennedy», confiesa.

Siete años después llegó el 'sí, quiero'. La pareja selló su amor el 22 de enero de 2005 en una boda que reunió a grandes personalidades de las altas finanzas y del mundo del espectáculo. La unión matrimonial fue una demostración de poder. Tan solo había que ver el lugar que escogieron para ello: Mar-a-Lago, la propiedad en Palm Beach que construyó Marjorie Merriweather Post en los años 20 y que adquirió Donald Trump en 1985. Melania Trump la recuerda como «lujosa, llena de sofisticación y glamur». Aunque el culmen de su matrimonio llegó en 2006 con el nacimiento de Barron Trump, su único hijo en común.

Su primogénito es su talón de Aquiles. De ahí a que sufriera tanto cuando Rosie O'Donnell irrumpió en X -antiguo Twitter- preguntando a sus seguidores si creían que Barron Trump era autista. Unas palabras que iban acompañadas de un vídeo, de siete minutos de duración, del menor en varios momentos de su vida -por aquel entonces tenía 10 años-. «Me horrorizó tanta crueldad. Sentí que atacaba a mi hijo porque no le gustaba mi marido», asevera. También denuncia que el ataque fue «completamente infundado»: «No hay nada vergonzoso en el autismo, pero es que además no lo es. Dejar en el aire esa 'cuestión' a millones de personas, sabiendo cómo se recibiría, era más que descuidado, era descorazonador». La comediante se disculpó, pero el daño ya estaba hecho: «El impacto era innegable». Este episodio motivó que se dedicase a BeBest, un plan centrado en el bienestar de los menores de edad.

Su matrimonio con el magnate inmobiliario le ha permitido conocer a personas influyentes de todo el mundo. También a miembros de distintas Familias Reales. Así, Melania Trump guarda con cariño en su memoria una de las reuniones que tuvo con Carlos III de Inglaterra y la Reina Camila, en ese momento Príncipes herederos al Trono: «Donald y yo ofrecimos una cena íntima para honrarlos en la residencia del embajador de EE.UU.». Al parecer, la complicidad fue máxima y la ex primera dama le escribió una carta poco después. Y eso llevó a que no hayan cesado en su comunicación mediante misivas, que se hizo regular en 2019. Según la exmodelo, uno de los temas sobre los que versaban sus conversaciones era «su compromiso con la conservación del medioambiente».