Elena Pérez y María Hernández (Futurlife): «No es igual comer saludable que comer nutritivo»

Conscientes de la importancia de comer en familia, de transmitir buenos hábitos y de predicar con el ejemplo, Pérez y Hernández han publicado 'Nutre Su Futuro', un libro con el que pretenden empoderar a las familias para que entiendan por qué es importante cuidarse por dentro y puedan, así, inculcárselo a sus hijos.

-Empezáis haciendo una introducción de por qué es importante comer bien, alimentarnos en familia de forma saludable y hacerlo desde la infancia, «cuidando y valorando lo más importante: nuestra salud y la de los más pequeños». ¿Son las personas conscientes de esto?

Elena Pérez (EP): Pienso que hoy en día la población no tiene mucho conocimiento de lo que realmente tiene que cuidar porque comemos lo que nos gusta, lo que nos apetece, pensamos 'qué más da', cuando absolutamente todo lo que ocurre en nuestro entorno tiene una repercusión directa en nuestro organismo. Estamos formados por células y microorganismos que están en el intestino. ¡Somos responsables de ellos! Tenemos que entender que todo, es decir, tanto el pensamiento como el alimento y el movimiento, tiene una repercusión directa sobre cómo funcionan nuestros tejidos, órganos y sistemas. Nosotras creemos que empoderar a la población es la clave para conseguir que tengan los conocimientos suficientes y puedan elegir libremente cómo quieren cuidarse ellos y cómo quieren transmitir esos conocimientos para que sus hijos se cuiden.

María Hernández (MH): Hoy en día hay una falta de conocimiento importante porque se elige una comida u otra vinculándola sólo al aspecto físico. Como los niños son muy activos, suelen estar delgados, pero eso no significa que tengan una buena salud o que estén maximizando su desarrollo físico, mental y emocional. Crear cimientos sólidos en torno a una alimentación saludable es algo que les va a acompañar toda la vida y es lo más beneficioso que pueden aportar los padres a sus hijos. Como decía Elena, queremos que las personas entiendan el poder que tiene la alimentación sobre el cuerpo de las personas a nivel celular, orgánico y a la hora de funcionar, al margen del aspecto físico. Saber cómo nutrir nuestro cuerpo internamente es lo que de verdad nos va a dar una buena calidad de vida ahora y siempre.

-Toca dejar de asociar el comer de manera saludable con que 'no entro en una 38', ¿verdad?

EP: Lo menos malo de comer mal es engordar o adelgazar. Este es el problema que tenemos. Se necesita cada vez más educación para la salud en los colegios.

MH: Queremos que la gente entienda lo importante que es la alimentación en relación a la salud. Nosotras trabajamos también con la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) y acabamos de sacar una guía de alimentación infantojuvenil en la que la idea es la misma: transmitir a los padres el poder que tienen con su ejemplo sobre la educación en salud de los niños. No hay que olvidar que salud y alimentación van de la mano.

-Puede que llegue un día en que la sociedad entienda de una vez que el menú infantil no es necesario…

EP: Eso es horroroso. Un niño debe comer exactamente igual que los padres, si es que éstos comen bien, claro. Porque los niños comen lo que ven comer. Por eso es muy importante también alimentarse en familia: para que los niños vayan viendo que comer de manera saludable, nutritiva y rica es lo normal. Si sólo ven comer ultraprocesados, es lo que aprenden…

-La teoría siempre se sabe. Ponerlo en práctica, cuesta más. Y cuando comen en el colegio, ven que el resto de niños llevan bollos al recreo, etc. se complica.

EP: Sí, pero hay que tener en cuenta una cosa. Los padres se preocupan por lo que les dan de comer a sus hijos en el colegio pero ellos son los responsables del resto de las comidas del día. Si tu hijo desayuna en casa, depende de ti dale un buen desayuno, así como meterle un buen almuerzo en la mochila y hacer lo mismo con la merienda y la cena. Hasta que consigamos cambiar en los colegios la alimentación, céntrate en las comidas que dependen de ti.

-Abordáis en el libro la alimentación desde la gestación. Dejáis claro que, en el embarazo, no hay que comer por dos y sí «ingerir alimentos de alta densidad nutricional». ¿Qué significa eso?

MH: Hoy en día los alimentos se cultivan de otra manera y tienen una cantidad de nutrientes algo menor así que tenemos que intentar maximizar el aporte de los mismos. Por eso siempre decimos que no es igual comer saludable que comer nutritivo. Lo que necesita el organismo para funcionar es aportar la mayor cantidad de nutrientes en el mínimo volumen. No es lo mismo tomar unos cereales de maíz o un pan integral con jamón y queso, que es saludable, a tomar frutas, verduras, semillas, frutos secos, proteínas de buena calidad… Queremos que la gente entienda que hay que aportar la mayor cantidad de nutrientes en el plato, no solamente comida saludable. Es decir, comer arroz y pollo es saludable, pero no nutritivo. En el embarazo, todo lo que la madre come, le llega a su hijo. Ambos han de nutrirse. No vale sólo con que el bebé engorde.

EP: Hay que desmitificar el 'esto engorda' o 'esto no' porque las grasas saludables, justamente, hay que aportarlas de una manera importante durante la gestación.

MH: Si te las quitas pero te alimentas de bebidas de bebidas light, vamos mal.

EP: Eso es, desequilibramos las bacterias intestinales, por un lado, por la ingesta de los edulcorantes y, por otro, no se aportan los nutrientes que se necesitan. Entonces hay que aprender a diferenciar una alimentación saludable de una alimentación nutritiva, que es una alimentación en la que aportas una gran variedad de nutrientes para que con la sinergia de los mismos, nuestras células y las de nuestro bebé, vayan creciendo de una manera óptima.

-¿Condicionamos el paladar de los hijos desde que están en nuestro vientre?

EP: El paladar no.

MH: Hay estudios que están intentando mirar esto pero de momento la evidencia no es clara. Lo importante es el ejemplo porque, aunque no lo creamos, los padres podemos moldear un poco los gustos de nuestros hijos con lo que tú transmitas de la comida. Evidentemente, habrá cosas que no les gusten pero si tú te quejas de que vas a comer pescado, lo lógico es que él diga: 'Yo no quiero pescado'. En casa hay que normalizar lo buenas que están las judías, expresándolo de manera enfática. Así es más probable que les guste. Es importante la forma en la que hablamos delante de ellos porque su predisposición cambia. Igualmente, si se educa el paladar a bajo nivel de azúcar, un plátano les parecerá siempre una delicia. En cambio, si su paladar está acostumbrado a comer galletas ultraprocesadas y bollos, la fruta no les resultará nada dulce.

EP: Y el día que tengan un cumpleaños, que coman lo que quieran. Lo importante es que los hábitos del niño sean saludables.

MH: Sí porque una buena relación con la comida es importante. Siempre hablamos de hábitos, lo que pasa es que últimamente la gente no es consciente de lo que realmente es puntual.

EP: Por eso tenemos que conseguir que la gente entienda lo fácil que es organizarse. O sea, hay que profesionalizar a las personas en las cocinas para que consigan hacerlo todo más deprisa pero igual de rico. Mucha gente ha perdido el hábito de cocinar.

-El ritmo de vida te lo pone difícil… ¿Por dónde puede empezar una familia?

MH: Lo primero, en casa, no deberíamos tener productos que no son saludables porque si llegamos cansados, vamos a tirar de ellos y entrar en ese bucle que hace que se desequilibren las bacterias intestinales, tu paladar, los picos glucémicos hacen que tengas más hambre, etc. Entonces, va a ser más difícil mantener ese buen hábito. Lo segundo, al igual que dedicamos tiempo a cuidarnos por fuera, tienes que dedicar tiempo a cuidarte por dentro, que es mucho más importante. Tienes que agenciarte un día a la semana para hacer la compra pero, antes, tienes que saber cuatro o cinco recetas que van a hacer que tu semana sea divertida. Si compras de manera aleatoria, se te olvidarán muchos ingredientes. Querías haber cocinado pollo al curry, pero no has comprado las especias. Así que pones de cenar pollo y lechuga. Es un rollo de cena, encima los niños te dicen que 'el pollo está seco', etc. ¿Qué sucede? Que no es sostenible. Hay que organizarse y dotarse de las herramientas necesarias. Nosotras, por eso, damos ideas y ayudamos a las personas a saber qué comer, qué comprar y qué cocinar para cuidarte tú y tu familia en un tiempo relativamente corto.

EP: No hay mayor fuerza, como decía Einstein, que la fuerza de voluntad que viene condicionada por los conocimientos. Entonces, para tenerla tienes que tener la idea clara de lo que quieres conseguir para ti y para los tuyos. Una vez tienes eso decidido, nosotras estamos aquí para darte esa información y enseñarte un sistema para que puedas cocinar comidas totalmente diferentes a lo largo de toda la semana y disfrutéis todos. Porque esa es otra: hay personas que enseñan recetas que no saben a nada porque dicen que es saludable. ¡Es que no entiendo qué tiene de malo tomarse un pisto con bacalao, unas albóndigas, unos filetes rusos o unos filetes empanados!

-Así que, ¿podemos freír?

EP: ¡Claro! ¿Qué le pasa al pescado rebozado? ¡Con lo rico que está! Depende de lo que frías, el tiempo y la temperatura. Pero usando aceite de oliva virgen extra, una buena harina, como la de espelta, el huevo y un buen producto… ¡Lo que no se debe es tomar ultraprocesados!

MH: Con este libro queremos que la gente se aleje del concepto de comer sano que tienen los adultos. Pensamos que tenemos que dar a los niños brócoli hervido, verdura a la plancha, pollo, ensalada … porque es el concepto que tenemos de saludable. Pero no es así. De hecho, en el libro hay recetas de albóndigas, de estofados o merluza en salsa verde. Todas las hacemos en nuestra casa y las comemos todos (yo tengo 3 hijos). Pero es que vienen invitados, ¡y también! ¡Es comida sana y rica!

EP: Me encanta que las personas hagan familia, que todos participen en las comidas, en las cenas, los niños por ahí… El ambiente de la cocina se había perdido pero nosotras lo estamos intentando recuperar. No hay que olvidar que la célula de la sociedad es la familia.

-¿Qué pasa con la proteína que hay que limitarla en menores? «Se relaciona con riesgos de salud futura», escribís.

MH: Es verdad. La evidencia científica actual ha demostrado que un exceso de proteína, cuando son muy pequeñitos, puede vincularse con ciertos riesgos cuando son más mayores de diabetes o salud cardiovascular. Es importante entender el equilibrio del plato, que explicamos en el libro: sólo un cuarto del mismo tiene que ser proteína. Por tanto, pero no hay que pasarse ni quedarse corto.

EP: Comer pollo o pescado es clave pero también ingerir frutas y verduras. Ahora se está viendo que muchos niños tienen problemas y dolores articulares precisamente porque les falta vitamina C. Y con un zumo no es suficiente: los niños tienen que tomar las frutas enteras, con su fibra, para también favorecer, junto a las verduras, el crecimiento de las bacterias intestinales con las que han nacido y que hay que mantener y repoblar. Todo tiene un por qué científico.

-Explicáis que la leche que tomen los primeros 6 meses de vida los bebés es importante pero apuntáis que «es absolutamente crucial el tipo de alimentación que tomen el resto de su infancia y adolescencia». Es curioso porque, cuando son muy pequeños, lo cuidamos todo mucho. Pero después…

EP: A partir de los 2 años, los niños empiezan a tener criterio. Y empiezan con la neofobia alimentaria, es decir, el miedo a probar alimentos nuevos. En este contexto, no podemos olvidar que hay que enseñarles, que te vean comer…

MH: Cada niño desarrolla sus gustos pero también está la influencia del entorno. Si los amigos de clase constantemente llevan al colegio bollos o galletas ultraprocesadas; si en el parque le ofrecen este tipo de cosas…, como está desarrollando su criterio, es lo que demandarán. Pero creo que las familias han de cuidar el paladar del niño para que sea feliz con su fruta.

EP: Y llevarle a tu hijo un yogur natural no puede ser visto como si fuera de la posguerra. Por eso estamos también implicadas con empresas dedicadas a la alimentación infantil, para que vayan sacando productos saludables con dibujitos.

-A los tres meses de empezar con la alimentación complementaria, apuntáis que ya prácticamente se han introducido todos los alimentos al niño, especialmente los más alérgicos. Y decís que esto reducirá la probabilidad de desarrollo de alergias. O sea, ¿retrasar su ingesta, aumenta las probabilidades de ser alérgicos? 

MH: Sí, son actualizaciones que ahora mismo se están viendo. De hecho, hay quienes ya se plantean meter pequeñas trazas de frutos secos en la leche de fórmula. Los estudios actuales están relacionando que, cuanto antes se exponga el organismo al alérgeno, antes va a crear tolerancia porque cuanto más maduro esté el sistema inmunitario, parece ser que le cuesta un poco más tolerar estos alimentos. Todo esto, por supuesto, siempre de la mano del pediatra.

-También habláis del hierro y del calcio, muy importante en menores, y que debemos asegurarnos de una adecuada ingesta para no limitar su salud.

EP: Hay que saber en qué alimentos se encuentra para asegurar su correcta toma. También las necesidades cambian según la edad. Está todo indicado en el libro.

-¿Cómo nos aseguramos de que le estamos dando hierro y calcio a nuestros hijos?

MH: La manera más sencilla para asegurarnos del aporte de calcio es con los lácteos naturales, sin azúcar ni edulcorantes ni nada. En el libro explicamos las raciones. Si tu hijo no puede tomar leche, hay otras maneras de hacerlo, aunque son un poco más complicadas: con berberechos, almendras, pistachos, los mariscos moluscos… Y tomar aceite porque favorece la absorción del calcio. Y luego, el hierro es un tema interesante porque tal y como explicamos, las reservas de hierro del bebé que tenía de la madre bajan bastante a partir de los 9 meses. Y si no estás introduciendo una alimentación complementaria adecuada, le pueden bajar mucho los niveles de hierro que es muy importante, entre otras cosas, para la hemoglobina, que lleva el oxígeno a todo el organismo, para el desarrollo y el crecimiento. Por ello, al año, el peque tiene que haber incluido varios alimentos ricos en hierro.

EP: Desde los 2 años hasta los 11 o 12, es la etapa de educar para la salud. Luego, en la adolescencia, hay otros requerimientos. Cuando las niñas empiezan a tener el periodo, baja de una manera importante el hierro. Hay que tener la alimentación óptima para cubrir las necesidades de cada etapa e impedir así que haya una bajada a nivel académico porque el hierro influye en la memoria, concentración, etc. También, si tu hijo hace mucho deporte, suda mucho y pierde hierro. Hay que entender que las vitaminas y los minerales son nutrientes esenciales que o los consumes o no aparecen de manera espontánea dentro de tu cuerpo. Entonces, los padres tienen que empoderarse y explicar a los niños por qué tienen que comer determinados alimentos. Hay que transmitir esos conocimientos para las generaciones venideras.

-¿Qué les pasa en la adolescencia que no paran de comer?

MH: Además de eso, se vuelven muy autónomos. Es una época en la que es muy importante la socialización, los amigos… Y si tú no has creado unas bases sólidas en torno a la alimentación, olvídate de que sea fácil, aunque no imposible. Así que tranquilidad porque, además, es una etapa en la que pueden salir trastornos de la conducta alimentaria (TCA), tienen acceso a las redes sociales, buscan la aceptación de los demás, etc.

EP: La adolescencia hay que pasarla con honor. ¡Si no se aguantan ni ellos mismos!

-¿Qué no puede faltar en una lista de la compra?

EP: Aceite de oliva virgen extra y huevos.

MH: Verduras de muchos colores, proteínas magras naturales, legumbres, quinoa, arroz integral…

-Aunque en el libro hay muchas recetas, dadnos ideas de un día de alimentación en familia con menús sanos y nutritivos.

MH: Un desayuno: tostadas de pan de centeno integral con tomate, queso fresco o huevo, y aguacate. Fruta e incluso, si quieren, yogur. De comida: albóndigas en tomate con pisto y quinoa. Para mederendar, fruta con yogur o bizcocho de los que tenemos en el libro y una fruta. Por último, para cenar, una sopa de quinoa con verduras y pollo o una ensalada de legumbres.

 - Entonces, las familias pueden cambiar el hábito, ¿no? 

EP: ¡Claro! El problema que tenemos es que perder los hábitos es facilísimo pero se pueden recuperar con conocimiento y teniendo un por qué, porque te encontrarás mejor. Nosotras lo que hacemos es facilitar a la población que coman saludable.

MH: Cuando haces deporte, duermes mejor, te organizas para ir a comprar y cocinar, todo fluye. No podemos dejar la comida como última prioridad porque es nuestra salud. Pero si no tienes una buena calidad de vida y no te encuentras estupendamente, es muy complicado que elijas bien.