Decálogo para prevenir los trastornos alimentarios en nuestros hijos

1. Alimentar a los niños tiene que ser un acto de amor, pero el alimento en sí no se tiene que convertir en una muestra de amor. (Recuerde el nefasto apremio: «Si no comes es que no me quieres»).

2. Enseñe a los hijos los hábitos de alimentación desde los primeros días de vida, tanto en casa como luego en la escuela.

3. Presente dignamente los alimentos cocinados, haciéndoles conocer, querer y practicar la cocina tradicional y regional.

4. No permita aversiones alimentarias , especialmente entre los seis y los doce años.

5. Vaya a los restaurantes, para que los niños aprendan a escoger los platos, disfrutar de la relación social y de la sobremesa, y a ser educados con el personal que los atiende.

6. Concentración de las comidas en las tres diarias : desyuno, almuerzo y cena. La mayoría de casos de anorexia nerviosa empiezan por saltarse alguna de las comidas diarias. Luego vienen las «rarezas» alimentarias (diseccionar las carnes quitando las grasas, escamotear los alimentos del plato...) y después todo el cuadro clínico (la triple A: Anorexia, adelgazamiento y amenorrea o pérdida de menstruación).

7. Implantación firme de los horarios de las comidas.

8. Sincronización de los miembros de la familia para que estén juntos en la misma mesa de la comida (aunque sea solo a la hora del desayuno).

9. Localización apropiada y fija de los lugares de las comidas: no comer en cualquier parte (es decir, no es recomendable comer con una bandeja delante del televisor o andando por la calle).

10. Enseñe a su hijo a ser altruista y a pensar en los que no tienen nada que comer. En otras palabras: Que el niño no se mire el ombligo.