De niños hiperregalados a adultos hiperregaladores: cómo gestionar el exceso de regalos
Los menores reciben numerosos juguetes en Navidad y esto repercute negativamente en su desarrollo
MADRID
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Iniciar sesiónRegalos, regalos y más regalos. Nunca son suficientes. Y la carta a los Reyes Magos a veces se queda corta: quizás sus majestades deberían empezar a manejar tamaño DIN A3.
Ante este panorama, las familias muchas veces se quejan. «No puedes pedir tanto», «Tu ... sabes que todo no te lo pueden traer, ¿verdad?» son algunas de las frases con las que los progenitores intentan poner coto a los deseos interminables de los hijos. Pero, ¿son los niños realmente los responsables de pedir tanto en Navidad?
«Ahora se habla mucho de niños hiperregalados pero eso desvía la atención del auténtico foco: los adultos hiperregaladores», advierten Isabel Cuesta y Daniel Pérez, autores de 'Cuentos molones para educar en positivo' y formadores en Educación Positiva.
Según el Estudio de Consumo Navideño 2022, elaborado por Deloitte, cada español se gastará en estas fechas 270 euros solo en regalos, un 12,4% más respecto al año anterior. A este excesivo gasto económico se le añaden otras consecuencias: las secuelas que se generan en los menores tener tanto en tan poco tiempo.
El papel de los adultos
Aunque las familias regalan con la mejor de sus intenciones y, muchas veces, como medida compensatoria ante el ritmo trepidante de vida, en el que la conciliación se ha convertido en una misión imposible, los expertos invitan a los progenitores a reflexionar. «Parece que hemos confundido la felicidad con el placer -apuntan Cuesta y Pérez-. Es lícito y deseable querer que nuestros hijos sean felices, el problema está en los medios que utilizamos para ese fin».
Son los padres y madres quienes dan a los hijos los catálogos de juguetes con los nuevos productos antes de que comience el periodo navideño. Y, desde entonces, los familiares les preguntan qué quieren para Navidad y les piden que hagan una lista de regalos. «Todo a su alrededor les incita al consumo y, por tanto, les resulta difícil comprender que es una época que va más allá de eso y que la felicidad de las fiestas no reside exclusivamente en los regalos materiales», explican los psicólogos de TherapyChat.
Al despertar el Día de Reyes y ver la gran cantidad de regalos que les han dejado, «la mayoría de niños se colapsan», explican Cuesta y Pérez. «A otros, lo que realmente les gusta es desenvolver y descubrir lo que hay en la caja, sentir un subidón y en seguida necesitan abrir otro para volver a sentirlo -continúan-. Al terminar, la mayoría no harán caso más que a uno o a dos regalos y el resto quedarán en el olvido. Después los padres sentirán frustración e incluso podrán llegar a reprochar que sus hijos son desagradecidos o que no valoran las cosas. Pero ¿de quién es la responsabilidad?».
Consecuencias
Los niños hiperregalados suelen ser egoístas, niños sobreestimulados, con bajo nivel de frustración y que en realidad no valoran nada. De ahí sus innumerables enfados y rabietas. «Intentar hacerles felices hoy dándoles todo, puede convertirles mañana en adultos tremendamente insatisfechos e infelices. Y es que pueden crecer creyendo que merecen todo y esto puede influir negativamente en sus futuras relaciones», explican los formadores en Educación Positiva. «Ayudar a nuestros hijos a ser felices tiene más que ver con el amor, la presencia y las habilidades que les transmitimos cada día, que con objetos materiales o costosos viajes», recuerdan.
Además, la abundancia de los juguetes hace que jueguen menos y peor, reduciendo la calidad del juego a pesar de que este es esencial para el desarrollo óptimo de los niños porque contribuye a su bienestar cognitivo, físico, social y emocional. Según la investigación científica 'The influence of the number of toys in the environment on toddlers' play '(Influencia del número de juguetes en el entorno de juego de los niños pequeños, 2018), a menor número de juguetes en el entorno, los niños juegan durante más tiempo con un solo juguete, lo que les permite concentrarse mejor para explorar y jugar de forma más creativa.
Cuesta y Pérez recuerdan que «es importante entender que nuestros hijos serán felices el día de mañana si hemos cuidado de su autoestima, les hemos transmitido valores y principios, si ante sus errores les hemos apoyado y alentado a superarlos, les hemos ayudado a desarrollar empatía, resiliencia, sentimiento de comunidad, etc. Y esto no tiene nada que ver con darles todo en su infancia. Porque el mejor regalo es que el día de mañana sean buenas personas, autónomas, capaces, resolutivas, empáticas, entre otras muchas cualidades».
Alternativas
Así, abogan porque cada familia, en función de sus circunstancias, encuentre su propio equilibrio y «hacer de la elaboración de la carta una actividad en familia con la que nos interesemos por lo que piden y realicemos preguntas que les ayuden a reflexionar: 'He visto que quieres un muñeco, ¿recuerdas que pasó con el que pediste por tu cumpleaños?'; 'A ti te encanta patinar, ¿qué te parece si incluyes unos patines en línea este año?', 'Mira, han sacado un nuevo cuento de la colección que tanto te gusta, ¿quieres incluirlo en la lista?'», centrándose en sus gustos e intereses.
«Pero -continúan- si su gran ilusión es un muñeco de moda, también podemos permitir que lo pidan y, si no tiene éxito, preguntar para reflexionar juntos '¿qué podríamos tener en cuenta para futuros regalos?', '¿qué hemos aprendido de esto?'». Hacer una previa limpieza de juguetes con ellos para que sean conscientes de lo que tienen y ver a cuáles no les han hecho caso, así como guardar algunos para ir sacándolos el resto del año o donar, son otras de las acciones en las que las familias pueden trabajar para gestionar mejor el exceso de regalos.
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Los expertos de TherapyChat aconsejan también a las familias escribir la carta a los Reyes Magos con ellos para guiarles. Así verán que «no solo tienen que pedir objetos, sino también experiencias y elementos que no sean materiales». Crear tradiciones familiares propias, crear los regalos y rebajar las expectativas de la Navidad son otras opciones que, todos juntos, en familia, se pueden trabajar. «Es fundamental dedicarles tiempo en el día a día para que se sientan protagonistas también con otros estímulos», recuerdan.
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