Hazte premium Hazte premium

Trastorno

Los niños no tienen falta de atención, tienen falta de naturaleza

Muchos expertos coinciden en que la creatividad y el ingenio de los niños se desarrollan con más fuerza cuando estos están vinculados a un ambiente abierto y de paz

Los adultos, cuando recuerdan su infancia, no citan como el mejor uno que pasaron viendo la televisión Adobestock

Yomeyli Astacio

A menudo escuchamos historias acerca de niños que se quedan un poco más relegados que sus compañeritos de clase o que no hacen alarde de un gran desarrollo académico porque les cuesta más concentrarse y tener éxito al realizar algunas tareas . Esta condición puede estar relacionada con un sin número de factores, entre ellos, el ambiente en el que se desenvuelven y la cantidad de tiempo que pasan o no en entornos abiertos .

Muchos expertos coinciden en que la creatividad y el ingenio de los niños se desarrollan con más fuerza cuando estos están vinculados a un ambiente de naturaleza y paz. Y, si por el contrario, se les habitúa a estar en espacios cerrados o a pasar mucho tiempo con el móvil, el ordenador o la televisión, pueden llegar a padecer lo que conoce como «trastorno por déficit de naturaleza» . Un término que para el profesor José A. Corraliza, catedrático de psicología ambiental de la Universidad Autónoma de Madrid , es «adecuado», pero explica que «no existe un diagnóstico en el que se dicte esta causa, porque no es que aluda a un trastorno sino a un modo de vida de los niños en el que puede desarrollar patologías».

Richard Louv, autor de «Los últimos niños en el bosque» , y cofundador y presidente emérito de , da crédito a investigaciones recientes de la Universidad de Illinois que se enfocan en los jóvenes y que indica «que la exposición a la naturaleza puede mejorar las habilidades cognitivas y la resistencia de todos los niños al estrés negativo y la depresión . A medida que los jóvenes pasan menos tiempo de sus vidas en entornos naturales, sus sentidos se estrechan, fisiológica y psicológicamente. Sumado a eso, la infancia sobreorganizada y la devaluación del juego no estructurado tienen enormes implicaciones para la capacidad de los niños para autorregularse».

Según Louv, en el desarrollo de estos estudios descubrieron que «la vegetación en el entorno cotidiano de un niño, incluso las vistas de verde a través de una ventana, reducen específicamente los síntomas de déficit de atención . Como informaron en la revista Environment And Behavior, las actividades al aire libre en general ayudan , pero las actividades en entornos naturales y verdes tenían muchas más probabilidades de dejar a los niños con trastorno de déficit de atención en una mejor capacidad de concentración».

La naturaleza no reemplaza los medicamentos

«Por supuesto, no estamos en condiciones de recomendar la sustitución de las pastillas que ayudan a regular el comportamiento . Algunos niños necesitan esos medicamentos, pero ¿cuántos? En algunos casos, una dosis de experiencia en la naturaleza podría funcionar mejor; en otros casos, podría ser un enfoque prescrito adicionalmente», apunta el escritor. Este argumento es respaldado por los hallazgos de las investigaciones más recientes de Taylor y Kuo de la Universidad de Illinois que sugieren que « el desempeño de la atención para los niños sin medicamentos diagnosticados clínicamente con TDAH fue mejor después de una simple caminata de veinte minutos en un parque , con un entorno natural, que una caminata por el centro de la ciudad y las áreas residenciales bien cuidadas». Otros análisis en Suecia y EE.UU. apoyan estos hallazgos.

«Cuando los padres se enteran de estos estudios, quieren la naturaleza para sus hijos, ya sea como una adición a las terapias tradicionales o en algunos casos como un reemplazo. Escuché de padres y maestros de todo el país lo importante que puede ser esto para sus hijos y estudiantes y, en muchos casos, la notable mejora que se produce», apunta Richard Louv.

Mejores competencias físicas

«La evidencia también indica que tener una conexión con la naturaleza aumenta la competencia física ligada a la agudeza mental, aumenta la capacidad de ver patrones donde otros ven el caos, estimula los sentidos para recolectar y percibir el conocimiento y aplicarlo, y aumenta la creatividad. Sin juego independiente, la habilidad cognitiva crítica, llamada "función ejecutiva", está en riesgo. La función ejecutiva es un proceso complejo, pero en su esencia está la capacidad de ejercer autocontrol, controlar y dirigir las emociones y el comportamiento. Los niños desarrollan la función ejecutiva en gran parte a través de juegos de fantasía », aseguran los investigadores.

«Al igual que con cualquier influencia en el desarrollo, la exposición temprana crea un vínculo más fuerte con la naturaleza y deja una huella duradera», asegura Louv.

Cómo los niños perciben la naturaleza

«El contacto con la naturaleza permite a los niños ver que son parte de un mundo más amplio que los incluye . Si a los niños se les da la oportunidad de experimentarla, incluso de manera sencilla, la interacción y el compromiso se desarrollan de forma bastante natural», apunta el autor de «Los últimos niños en el bosque» . Richard Louv continúa su argumento asegurando que «sin contacto físico directo con el mundo natural, el conocimiento de los niños sobre el medio ambiente es abstracto, en su mayor parte, y tienden a ver un mundo con problemas que son abrumadores. A menudo digo que los niños saben mucho sobre el cambio climático y la tala de la selva tropical del Amazonas, pero no pueden contarte sobre lo que vive en los terrenos baldíos, lagos o parques de su propia área. No es que no quieran saberlo».

Para el psicólogo ambiental, José A. Corraliza, más que percibir la naturaleza de algún modo consciente, es el propio cuerpo de los seres humanos el que busca ese contacto porque esos entornos han servido para su evolución y supervivencia como especie. «Es nuestro sistema nervioso el que lo echa de menos y lo necesita», apunta el profesional.

¿Qué pasa cuando el niño prefiere la TV o el móvil?

Richard Louv y los demás expertos comparten la opinión de que nunca es demasiado tarde ni demasiado temprano para enseñar a los niños a apreciar y conectarse con su entorno al aire libre, y que la calidad de ese encuentro va a depender de cuánto se acerquen a la naturaleza y por cuánto tiempo, aunque entienden que la barrera entre los seres humanos y el ambiente aún es un desafío importante.

«Sé de primera mano que puede ser difícil alejar a los niños del atractivo de la pantalla y, como padres, también nos resulta difícil para nosotros. Puede haber síntomas de abstinencia de los medios. Como yo lo veo, ir hacia la naturaleza no es antiurbano ni antitecnología. Hágales saber a los niños que esta es la máxima multitarea, vivir simultáneamente tanto en el mundo digital como en el físico, utilizando computadoras para maximizar nuestros poderes para procesar datos intelectuales y entornos naturales para encender todos nuestros sentidos y acelerar nuestra capacidad de aprender», apunta Louv.

Además, el escritor apunta que dinámicas simples como que los niños se mojen las manos y se embarren los pies hace que experimenten un encuentro de frente con lo natural y que «este tipo de actividades pueden ayudar a los niños a aprender a tener confianza en sí mismos y poder tomar decisiones independientes. Una razón de esto es la toma de riesgos inherente al juego al aire libre, que juega un papel importante en el desarrollo infantil. Sin juego independiente, la habilidad cognitiva crítica llamada función ejecutiva está en riesgo », concluye el autor.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación