Jorge Redondo cambia los vestidos abullonados por volantes, brillos y lentejuelas en honor a Lola Flores en su particular 'juerga de costura'

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Redondo Brand ha conseguido en cuatro años de vida - «en realidad son tres, porque uno entero se perdió por la pandemia», precisa Jorge a ABC Estilo- desfilar en dos ocasiones en Mercedes-Benz Fashion Week Madrid y con su estreno en la pasarela madrileña ganó el premio L'Oréal a la mejor colección. No le da la máxima importancia al show «por encima están mis clientas, la venta y poder pagar las 20 nóminas de mi equipo», asegura. Asemeja el negocio a los quesitos del Trivial: «Cada porción es importante, no hay una que sea más que otra y el compendio de todas las partes hacen que hayamos conseguido en tan poco tiempo estar dónde estamos y seguir evolucionando», asegura.

Lo que desfilará Redondo Brand son diseños de Costura, que se hacen en el taller de la calle Velázquez 80 (Redondo Brand Studio) y que, al igual que con las clientas, famosas o no, están todos hechos a mano y a medida, en cambio, lo que se exhibe y se vende en su recién estrenada tienda Redondo Brand, situada en Claudio Coello 25, de Madrid, es prêt-à-porter: «Quiero viajar y vender fuera, porque tengo muchas clientas italianas, por ejemplo, pero tengo que hacerlo con el ready to wear, con la costura es imposible», añade.

Antes de hablar de la musa que ha inspirado el desfile, Jorge Redondo me enseña su centro de operaciones, situado en la calle Velázquez de Madrid. El diseñador madrileño me introduce en cada una de las habitaciones de la casa-taller con una amabilidad y tranquilidad impropias, dadas las circunstancias, él insiste sobre los preparativos del desfile: «Hay mucho trabajo».

La estancia de los tejidos tiene una estantería de suelo a techo con bastantes rollos de telas brillantes y festivas, enfrente, la de los modelos ya terminados tiene barras atestadas de trajes con cancán y otras delicias de costura, y en la sala de las costureras, que se encuentra al final de la casa, vemos en primer plano un diseño largo de lentejuelas en blanco y negro con estampado salvaje y escote palabra de honor haciendo ondulaciones. El maniquí de tela luce orgulloso el vestido, con el deber cumplido y con la máxima calificación.

Las costureras trabajan en silencio, se respira el mismo ambiente sereno de la entrada principal, pero de fondo se oye un programa de radio, es muy suave y contrasta con la cantidad de luz natural, que entra a borbotones por la ventana. El equipo de Redondo Brand tiene muy presente que ya queda poco para el desfile del lunes 19 de junio, que se celebrará en las inmediaciones de la estación de Atocha de Madrid. El 'show' ocupa la cabeza de Jorge las 24 horas del día. Incluso dormido piensa en el pase: «Siempre duermo poquísimo y ahora, menos, porque este desfile es un proyecto de mucha envergadura», confiesa.

Volvemos a la entrada del taller, donde se sitúa el salón de pruebas, allí se toman las medidas a las clientas y se retocan los diseños para hacerlos a mano. Todo es de color blanco roto, hay un podio, espejos y un balcón donde, al igual que ocurre en la sala de las costureras, la estancia recibe la luz natural a borbotones. El día es soleado, primaveral y alegre, típico de Madrid por estas fechas. En una barra dorada, situada a poca distancia de la moldura del techo, es decir, a más de dos metros de altura, encontramos otro modelo para el desfile: un vestido rojo, larguísimo, porque casi llega hasta el suelo, cuajado de volantes.

Nos sentamos para la entrevista en la sala contigua al salón de pruebas. Sobre la mesa, sólo el portátil, nada más, ni un papel suelto, un hilo descuidado o un alfiler perdido. Diviso al lado de la pared un panel con bocetos: «Es el primer esquema de la colección, hay algunos que no nos han encajado por patrón y otros que se han ido añadiendo, en total tendremos entre 25 y 30 salidas», cuenta Jorge.

El vestido rojo y de largo eterno, las ondulaciones del escote palabra de honor que he visto en la sala de las costureras y los bocetos que veo en el panel, me avisan de que los lazos y abullonados, tan característicos de Redondo Brand, se transformarán para el desfile en volantes, escotes sinuosos y vestidos sirena: «Cuando Juan, uno de nuestros patronistas, me enseñó un vídeo de Lola Flores bailando con un vestido rojo pensé, esto para mí es Redondo, una mujer con fuerza, personalidad y luchadora, por eso no me lo pensé dos veces, además, este año se cumple el centenario de su nacimiento», recuerda.

Don Paco Umbral nombró a Lola Flores «duquesa andaluza» en 'Sabor a Lolas', un programa de entrevistas que hacían La Faraona y su hija en Antena 3 allá por el año 1993. «A España la veo más parecida a ti: más guapa, más barroca, más artista y más gitana. Eres el símbolo de España«, dijo entonces el escritor y periodista. Por eso, imagino que recordar al icono ha requerido mucho respeto y trabajo de fondo: «Para mí era muy importante no caer en lo obvio, cada diseño que se verá en el desfile está inspirado en sus trajes y su manera de vestir», apunta Jorge.

Hay vestidos en blanco y negro, como el visto en la sala de las costureras, mucho rojo «que es el color de Lola y de Redondo Brand», dorados, lentejuelas, brillos y un diseño en tono verde loro, que «no podía faltar», puntualiza Jorge. También se podrán ver trajes con vivos en contraste como el diseño que lució la de Jerez en 'Sevillanas' (1992), la película de Carlos Saura. Para Jorge, Lola Flores es inspiración, un punto de partida y reflexión, «todo tiene un porqué», dice. También pone un ejemplo: «Me encanta la filosofía de vida que tenía, cuando volvía de América con dinero no se lo gastaba en joyas o en una casa más grande como otras artistas, ella prefería organizar fiestas para disfrutar con la familia y los amigos, y en eso coincido mucho con ella», cuenta Jorge.

Así lo hará, rendirá homenaje a Lola Flores, también tras el desfile y lo hará con una cena a la que ha llamado 'Tabanco Redondo', como se les conoce a los restaurantes-tabernas en Jerez. «Su padre tenía un establecimiento de este tipo, cuando era pequeña iba allí y se subía a la barra a cantar y bailar», narra el diseñador. Todo está preparado: los diseños, las pruebas a las modelos, el maquillaje y la peluquería, la música… La 'juerga' de costura está lista para desfilar.