De la acusación de apropiación cultural a la pulsera-cinta aislante de 3.000 euros: las últimas polémicas de Balenciaga

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Marta Carcelén Peñuela

Durante el último desfile Otoño/Invierno de la marca, que se presentó en la Semana de la Moda de París, todos las miradas se posaron en un accesorio de lo más peculiar: una pulsera con forma de cinta aislante. Su diseño es prácticamente idéntico al de una pieza propia del catálogo de una ferretería y la única diferencia es el logo de Balenciaga, que se repite por todo el brazalete como 'Balenciaga Adhesive'. Una pieza que no tardó en hacerse viral no solo por su apariencia, sino también por su precio, que asciende a 3.000 euros, aunque todavía no se encuentra a la venta.

Esto ha provocado todo tipo de comentarios en redes sociales y muchos afirman que el creador de la firma, el español Cristóbal Balenciaga, se escandalizaría al ver las últimas colecciones. Sin embargo, esto no parece importarle Gvasalia y no es la primera vez que Balenciaga lanza un complemento de trabajo como una prenda de vestir. En 2022 sacó unas bridas como lujosas pulseras por casi 600 euros y actualmente se pueden comprar unos pendientes con forma de tornillo por 275 euros.

Y al igual que hizo Ikea con la falda 'toalla', ahora, Leroy Merlin ha publicado una clara parodia de este hecho. Con un 'post' en Instagram donde una joven trabajadora posa con una cinta adhesiva a modo de pulsera, la cuenta española de la firma ha promocionado su producto. Por supuesto, el precio es bastante más bajo y no llega a los dos euros.

Pero por si esto fuera poco, Balenciaga se ha visto obligada a retirar de su web unos zapatos de hombre y es que, Marruecos la ha acusado de apropiación cultural. Entre sus prendas para la colección de verano 2024, la casa de moda puso a la venta unas sandalias tipo mule masculinas inspiradas en las babuchas Belgha magrebíes sin citar su origen. La pieza, con acabado en punta y abiertas por detrás, se puede encontrar en los zocos de las medinas por unos cinco euros. Las de Balenciaga tenían un coste de más de 900 euros.

El país ha decidido denunciar a la firma francesa, no sólo por el elevado coste, sino también porque en la descripción del producto no se hacía ninguna referencia al calzado marroquí ni a la cultura del lugar, en la que se inspiró para crear los zapatos. En 2018, también imitó uno de los zapatos más tradicionales de Marruecos, las pantuflas, que costaban unos 500 euros.

Los zapatos extravagantes son una de las piezas claves de la casa e incluso cuenta con unos deportivos 'reptiles'. Tan solo hacer falta echar un vistazo al catálogo de su web para comprobar que la excentricidad la caracteriza y a pesar de todas las polémicas que la rodean, temporada tras temporada, Demna Gvasalia apuesta por llamar la atención y que se hable de su marca. En su última colección se puede ver un claro estilo 'dosmilero', con superposición de prendas estampadas, medias rotas y gafas de sol.

Entre sus piezas más extravagantes, destaca un bolso con forma de bolsa de patatas fritas picantes o una cartera con forma de pasaporte de viaje, que por cierto, está agotada.