Jennifer Robinson, una abogada estrella para evitar la extradición de Assange

Amiga de Amal Clooney (42), quien estuvo también en el equipo de abogados de Assange, esta especialista en derechos humanos ya llamó la atención hace unas semanas por ser una de las abogadas de la actriz Amber Heard (34), quien está en medio de un crudo proceso judicial con su ex pareja, Johnny Depp (57). Australiana como Assange, fue fichada hace cuatro años por la prestigiosa firma Doughty Street Chambers, y se le considera una de las mentes más brillantes del panorama legal, pese a su juventud. De ahí que sea la elegida por famosos y políticos para que los represente, a sabiendas de que el éxito está casi asegurado.

Sin embargo, no toda su popularidad tiene que ver con su profesión. Entre sus primeras apariciones públicas está la imagen en una lancha junto al actor Bill Murray (69) cuando ambos asistieron a la boda de Amal y George Clooney (59) en Venecia. Menos afortunada fue otra fotografía que fue publicada por los tabloides en la que aparecía en la terraza de un hotel de la capital británica besándose con Seumas Milne (62), un periodista casado y con dos hijos que formó parte del equipo del ex líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn (71). Su apoyo a la oposición no es un secreto para nadie, y en sus redes suele atacar al Partido Conservador.

Hija de una maestra y un entrenador de caballos, creció en un pequeño pueblo llamado Berry, en la costa de Nueva Gales del Sur, a unos 145 kilómetros de Sydney. Graduada en derecho y estudios asiáticos en la Universidad Nacional de Australia, habla indonesio con fluidez. Según el «Daily Mail», en 2011 dio una entrevista sobre su vida privada en la que se describió a sí misma como «apasionada» e «infinitamente curiosa». «Mis amigos probablemente agregarían que soy la eterna optimista o un poco loca», aseguró. Además, reveló que desde los cinco años es una fan de Kylie Minogue (52), y bromeó con que en su refrigerador no tiene «nada más que unas pocas botellas de champán, y tal vez un trozo de queso mohoso». Pero su elevado perfil profesional se impone esas ligeras declaraciones. La firma de abogados para la que trabaja asegura en su web que «ha asesorado a clientes individuales y estatales en derecho internacional, ha comparecido en la Corte Internacional de Justicia y ha brindado pruebas periciales en la ONU y en el Parlamento», y destaca que «tiene un enfoque particular en la libertad de expresión y las libertades civiles, asesorando a las organizaciones de medios, periodistas y denunciantes sobre todos los aspectos de la ley de medios, incluida la difamación, la privacidad, el desprecio, la libertad de información, la seguridad nacional y las restricciones de información». De ahí que sea uno de los pesos pesados dentro de la defensa de Assange.

También es miembro del consejo asesor del Centro Europeo de Derechos Constitucionales y Humanos, y su jefe y fundador de la firma, Geoffrey Robertson (73), solo tiene palabras positivas sobre ella: «Me enorgullece que las mujeres de mi despacho, como Jennifer y Amal Clooney, estén demostrando que las mujeres jóvenes pueden ascender en el sector y superar los obstáculos y el sexismo en lo que solía ser una profesión dominada por los hombres», afirmó en una entrevista, y añadió: «Jen es bastante brillante y me ha ayudado en casos muy importantes».