Galliano, una china en el zapato Dior

Todo transcurrió la noche del jueves en el café parisino «La Perle». La policía indicó que el test de alcoholemia realizado a Galliano dio positivo: 1,01 gramos. Que el diseñador de 50 años estuviese ebrio un jueves a las nueve de la noche no parece sorprender a nadie (y eso que declaró el año pasado a la revista «WWD» que era abstemio). Lo que sí sorprendió a todos han sido sus supuestos insultos. Recoge «Le Figaro» dos frases bastante alarmantes. La primera («sucia cara judía, deberías estar muerta») iba dirigida a una señora identificada por el periódico como Géraldine Bloch, de 35 años. La segunda («jodido bastardo asiático, te voy a matar»), a su acompañante de origen asiático, al cual «Le Figaro» también le pone nombre (Philippe Virgiti, de 41 años). Y, por si acaso la pareja no le hubiera reconocido, agregó: «¡Soy el creador John Galliano!». Bajo la ley francesa, los insultos antisemitas llevan una pena de cárcel de hasta seis meses. A la espera de los resultados de la investigación, Galliano ha sido suspendido de su puesto de trabajo como director creativo de Dior, cargo que ocupa desde el 96.

Armani se pronuncia

Hillary Alexander, directora de moda de «The Daily Telegraph», twitteó: «Estoy harta de retwitteos sobre John, vamos a concentrarnos en su gran talento y esperar que él esté bien». Franca Sozzani, directora de «Vogue Italia» es más tajante: «O lo echas o lo dejas, pero no hagas cosas a medias tintas», dijo refiriéndose a la suspensión del creador. Entre las especulaciones para tan drástica decisión, destacan dos. La primera, que LVMH quiere cambiar al diseñador de Dior y ha encontrado la excusa perfecta. Desde Milán, Armani comentaba: «Los rumores dicen que la decisión sobre Galliano ya había sido tomada hace tiempo por Bernard Arnault y que esto es sólo la gota que ha colmado el vaso. Se hablaba de Phoebe Philo, pero Riccardo Tisci podría ir bien».

La segunda es más elaborada. Según «The Guardian», el año pasado airados manifestantes se arremolinaron fuera de la boutique de Guerlain en los Campos Elíseos después de que uno de sus perfumistas usara la palabra «nigger» («negro» con connotación peyorativa) en televisión, al decir que había «trabajado como un negro» para crear un nuevo perfume para la casa. Guerlain también pertenece al grupo LVMH y los manifestantes se quejaban de que estaban tardando en reaccionar. Al final se pronunciaron diciendo que «condenaban toda forma de racismo». Esta vez, con Galliano, han sido más rápidos.

Queda una incógnita: ¿quién necesita más al otro? ¿Galliano a Dior o Dior a Galliano?