Descubrir Lisboa en tranvía
Tranvías y elevadores nos descubren Lisboa de una forma diferente, con un encanto y colorido especial. La ciudad de la luz nos sonríe a su paso y nos invita a perdernos por cada una de sus calles y rincones
Los antiguos tranvías amarillos continúan circulando ... por las calles de Lisboa, suben y bajan las siete colinas de la ciudad y convierten a la
capital portuguesa en un lugar único e inolvidable. Cualquier turista e incluso cualquier lisboeta no llega a entender ni a vivir plenamente la ciudad si no aterriza en alguno de los viejos eléctricos o elevadores. Además de su propio encanto, nos acercan a los mejores rincones de Lisboa, a sus secretos, a sus gentes, a su rutina.
Difícil sería imaginarse Lisboa sin sus tranvías. Recorren las calles estrechas y transportan diariamente a cientos de turistas fascinados por el entorno. Puede no ser la forma más tradicional para conocer la ciudad pero es sin duda la más efectiva. Un recorrido completo con el número 28 nos da una amplia visión de Lisboa al pasar por barrios típicamente portugueses y por algunas de las visitas de monumentos de rigor. Comienza su recorrido a las puertas del Cementerio de los Placeres, desde donde, más allá de las tumbas y los cipreses, la vista se pierde en la desembocadura del Tajo, divisando también el puente del 25 de Abril. Tras pasar por la Basílica da Estrela, el eléctrico nos muestra la residencia de S. Bento, sede laboral del primer ministro, y la Asamblea de la República, antes de penetrar calles estrechas y muy transitadas por los lisboetas. A veces incluso chavales traviesos se enganchan a las puertas del tranvía y juegan a esquivar los coches que, prácticamente, rozan las paredes del eléctrico.
El 28 enseña a sus pasajeros la Baixa Chiado y se adentra después en el barrio de la Alfama, pasando por la Sé (catedral), el mirador de Santa Lucía y muy próximo al castillo de San Jorge. Continuamos con las calles de Graça, donde encontramos la iglesia de San Vicente de Fora, para finalizar en Martim Moniz.
Pero no sólo el 28 nos permite ese viaje entrañable y especial. El 17 de noviembre de 1873 comenzaron a funcionar en la capital lusa los carros eléctricos aunque no sería hasta el 31 de agosto de 1901 que circularon los tranvías tal y como hoy conocemos. Son todavía 44 vehículos antiguos que funcionan como transporte, además de otros once ya más modernos llamados «articulados».
Elevadores
Rara es la guía de Lisboa que no hable del elevador del Carmen, más conocido con el nombre de Santa Justa. Inaugurado en 1902, fue el último de los nueve ascensores construidos para facilitar la circulación por las calles de una ciudad con siete colinas, laderas abruptas y declives acentuados. Lavra, Gloria y Bica son los otros tres elevadores que continúan funcionando y que representan uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad.
Contemplar Lisboa desde lo más alto del elevador de Santa Justa es la posibilidad de tener ante sí una panorámica privilegiada, acercándonos al cielo por unos minutos. Lavra, Gloria y Bica, por su parte, nos ayudan a subir pronunciadas pendientes que encontramos en nuestros paseos al mismo tiempo que nos acercan a bellos miradores.
Tranvías y elevadores nos descubren Lisboa de una forma diferente, con un encanto y colorido especial. La ciudad de la luz nos sonríe a su paso y nos invita a perdernos por su interior.
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