Alfonso Diez, a la espera de su parte del patrimonio de Cayetana de Alba

Superada esta complicación, Diez ha querido volver a Sevilla, donde siempre tiene tiempo para recordar a Cayetana Fitz-James Stuart y hacerlo en compañía del grupo de íntimos que fueron fieles a la duquesa en todos estos años. También ha querido pasar por la casa que se ha comprado en Sanlúcar de Barrameda y que será definitivamente suya cuando acabe de pagar la hipoteca que queda pendiente, de cerca de 60.000 euros que abona en mensualidades.

Precisamente de los asuntos económicos es de los que el duque viudo no quiere hablar. Alejado de los hijos de Cayetana, al menos de manera física (en todo este tiempo sólo ha comido una vez con Cayetano Martínez de Irujo y su novia, Melani Costa), es un abogado de su confianza quien se encarga de reunirse en el palacio de Liria con los letrados de la familia Alba para resolver definitivamente en qué situación quedará el viudo, a quien le corresponde un porcentaje del 26 por ciento del usufructo que tenía Cayetana.

En este punto es donde hay disparidad de criterio. Alfonso renunció a todo y aceptó que la duquesa repartiera su herencia en vida para poder casarse con él. Convertido en duque de Alba , no era plan de seguir acudiendo cada mañana al ministerio y para vivir con su esposa en Sevilla, negoció su salida solicitando una excedencia en su puesto de trabajo después de una larga vida laboral de más de treinta años. Por eso Cayetana siempre repetía que, el día que le pasara algo, Alfonso tendría que recibir una pensión digna para poder vivir. Lo dijo, pero no lo firmó en el testamento oficial y ya se sabe de la importancia de tener todo en regla y por escrito.

Hoy lo único que Alfonso puede tener es lo que la Ley le concede y es el citado porcentaje del tercio de su mujer. Aunque en un primer momento en la Casa de Alba decían que era muy poquito lo que le había quedado a Cayetana, finalmente se han tasado una serie de cuadros que estaban en su mayoría en el palacio de Monterrey y que no forman parte del inventario de la Fundación. Según algunas tasaciones, el importe de esas obras de arte podría ascender a 18 millones de euros y habría que repartirlos entre los seis hijos y dar al viudo su porcentaje.

En estos momentos ya hay conversaciones por ambas partes para decidir cómo se hará esa entrega: si en forma de una pensión mensual como quería Cayetana, entregando un cuadro o dando la cantidad total para zanjar definitivamente este asunto. Según valoraciones hechas por la familia, se podría estar hablando de entre 1.500.000 y 2.000.000 de euros en caso de que las tasaciones fueran las esperadas. Puede que, por eso, en estos momentos nadie quiera dar cifras oficiales ni nuevos datos sobre un final en el que todos saldrían ganando.

Sin querer entrar en polémicas ni mucho menos en enfrentamientos por algo que nunca pidió, el duque viudo prefiere seguir con su discreta y tranquila vida fuera de los muros de palacio y esperar a que todo llegue a buen puerto. «Cuando pienso en los años que he estado con Cayetana, lo veo todo como un sueño», me confesó no hace mucho. De cómo quede su economía dependerá la decisión que tome sobre el futuro de vender o no su casa de Sanlúcar , un inmueble de dos plantas y patio interior ubicado en una céntrica calle de la población gaditana y tasado en 450.000 euros.

Frente a la paz que hoy reina en el mundo de Diez, en el madrileño palacio de Liria se empiezan a vivir las primeras tensiones que han ido surgiendo tras la muerte de la duquesa. Es el duque de Huéscar quien toma las decisiones y quien ha dicho a sus hermanos que cada uno debe vivir de sus rentas. A punto de convertirse en duque de Alba, hoy prepara con cuidado la Casa de las Dueñas , en Sevilla, para que la gente pueda visitarlo antes del verano y se espera que esta Semana Santa viaje a la capital hispalense para visitar el Cristo de los Gitanos, donde reposan parte de las cenizas de su madre (la otra mitad está en el panteón que los Alba tienen en Loeches).

En medio de estas tensiones, Cayetano Martínez de Irujo ha elegido la revista «¡Hola!» para confirmar lo que todo el mundo ya sabía: su salida del palacio de Liria. En la exclusiva, el duque de Arjona ha dedicado una frase a su hermano Carlos que está dando mucho de que hablar. «No trabajaré para la Casa, porque ya mi hermano Carlos se ha hecho cargo de sus cosas. Espero que continúe el legado de mi madre; de no ser así, sería un fracaso». Desde luego, muy amable no suena o no parece.