Elvis Costello y Diana Krall: «Niños, ¿queréis venir de gira?»

Elvis Costello y Diana Krall se conocieron en una ceremonia de los premios Grammy y se casaron en 2003, formando una de las parejas más glamourosas del panorama musical internacional. Tres años después decidieron intentar ser padres y lo consiguieron, por partida doble. Todo iba como la seda, viviendo la experiencia entre su casa de Manhattan y su residencia veraniega de Canadá. Pero a los seis meses comenzaron los «problemas».

A Krall se le presentó la oportunidad de hacer una suculenta gira norteamericana presentando su «Grandes Éxitos», y no lo dudó. Instaló dos cunitas en su autobús de gira y se llevó a los pequeños Henry y Frank, sus «carny kids» (así los llama cariñosamente, «niños de feria»), a conocer la vida en carretera. «Nos pasamos un montón de horas seguidas cantando «The Wheels on the Bus» -una de las canciones infantiles por excelencia en Estados Unido- entre una ciudad y otra», contaba la pianista y cantante.

Durante una gira europea, sin embargo, Krall tuvo que separarse de los gemelos y no lo pasó nada bien. «Está siendo realmente duro... Los niños están en una buena escuela de primaria en Manhattan, pero si tengo que sacarlos de clase para estar con ellos lo haré. Vamos a tener que decidir si contratamos a un profesor particular para que venga con nosotros de gira», comentó al respecto.

Pero los gemelos se hacen mayores y la cosa se ha puesto más complicada. Frank y Henry ya tienen siete años y en septiembre deberían empezar el primer curso en el colegio, una cuestión sobre la que Elvis Costello también fue preguntado recientemente. «Me parece que Diana y yo vamos a tener que asentarnos un poco más y no salir tanto de gira. Nuestros hijos empiezan primer curso en septiembre, así que no podemos estar sacándoles del colegio para llevárnoslos por ahí. Tener unos padres que trabajan en el mundo de la música siempre implica viajar mucho, pero debemos ser considerados».

El mismo Costello debió sorprenderse a sí mismo contestando como un padrazo de tomo y lomo, y terminó la frase con su habitual socarronería: «Pero bueno, todavía me los llevo en mi autobús cuando voy a tocar por ahí. Además, creo que es un plan bastante mejor que estudiar geografía, ¿no crees?».

Al final, parece que a él le tocará quedarse en casa. Su agenda de conciertos se detiene abruptamente en agosto, la de ella está llena hasta noviembre.

Que a la pareja le va como la seda es algo que ha quedado patente incluso a nivel discográfico. La canadiense ha contado en su nuevo disco con la colaboración de su marido (acreditado como Howard the Coward), un sueño cumplido para una admiradora confesa de toda la vida. «A algunos les aterroriza la idea de trabajar con su esposo, pero a mí me vuelve loca. El hecho de que sea mi marido no influyó en cómo tocamos. No hay luchas de poder en nuestro matrimonio. Además en casa siempre estamos muy ocupados con los niños, así que fue genial compartir una experiencia diferente».