entrevista exclusiva
Beatrice Borromeo: «Berlusconi jamás ha respetado a una sola mujer»
La novia de Pierre Casiraghi es una de las periodistas políticas más mordaces de Italia. En exclusiva para ABC habla sobre «Il Cavaliere», Monti y su nuevo proyecto: un documental sobre la mafia calabresa
martín bianchi
Los lectores de la prensa rosa la conocen por su relación con Pierre Casiraghi , hijo de la Princesa Carolina de Mónaco, pero la «contessina» Beatrice Borromeo Arese Taverna es mucho más que una cara bonita o «la novia de...». Licenciada en Derecho y Economía ... por la prestigiosa Universidad Comercial Luigi Bocconi de Milán y máster en Periodismo y Ciencias Políticas por la Universidad de Columbia , la aristócrata de 27 años es una de las periodistas políticas más audaces y descaradas de Italia.
Con solo 20 años, Borromeo inició su carrera mediática en el «talk show» «AnnoZero» de la Rai, uno de los programas más mordaces y polémicos de la televisión italiana. De la mano del presentador Michele Santoro , gran detractor de Silvio Berlusconi, la joven se convirtió en la bella pesadilla de «Il Cavaliere». «Berlusconi representa el mal», dijo Beatrice a «Panorama» , un semanario que por entonces, en 2007, era propiedad del ex primer ministro. De repente, Berlusconi, quien unos años antes había asistido a la boda de la hermana de Beatrice con el heredero de la Fiat, comenzó a ser persona «non grata» en los círculos de la «high class» milanesa.
Pese a que algunos medios afines al expresidente acusaron a Borromeo de «musa de la izquierda legalista» e incluso de «jacobina», ella dice no tener bandera política. De hecho, ahora trabaja en «Il Fatto Quotidiano» , un periódico independiente de línea progresista que no recibe dinero de partidos políticos o instituciones públicas. Su web ya es la tercera más leída de Italia, superando la barrera de las 600.000 visitas diarias.
—Su madre, Paola Marzotto, también es periodista. ¿Le ha dado algún consejo profesional?
—Mi madre y mi padre tienen opiniones políticas opuestas, así que crecí escuchando sus discusiones sobre política. Ella me enseñó a leer los periódicos. El mejor consejo que me ha dado es que esté siempre despierta, atenta a las cosas que ocurren a mi alrededor.
—¿Qué proyectos tiene para este año?
—La revista «Newsweek» me ha fichado como colaboradora y estoy preparando un documental sobre las mujeres en la mafiacalabresa con el apoyo del director estadounidense Oren Jacoby , quien estuvo nominado a un Oscar en 2005. Yo escribí el guión y él está haciendo el rodaje. Espero que se estrene antes de verano. A finales de enero publicaré un avance de la cinta junto a un reportaje en «The Daily Beast», la web de «Newsweek».
—Pero, ¿cómo llegó a trabajar con un director nominado a un Oscar?
—Lo conocí mientras estudiaba en la Universidad de Columbia, en Nueva York. Le presenté mi proyecto, le gustó y empezamos a desarrollar la historia. Eso es lo que me gusta de Estados Unidos, allí no conocen mi apellido y han valorado mi trabajo por lo que realmente es.
—¿Le gustaría trabajar en un gran periódico como «La Stampa» o «Corriere della Sera»?
—No, jamás. «Il Fatto Quotidiano» es cien por cien independiente. Las personas que trabajamos allí fuimos los primeros en financiar este proyecto. Ahora, la web de «Il Fatto...» es la tercera más vista en Italia y es la única que no está perdiendo dinero.
—Leyendo sus reportajes queda claro que le gusta la política...
—Me gustaría la política si fuera algo limpio, pero no lo es. Jamás pensé en entrar en política. De hecho, no tengo esperanza en la política italiana, la gente que la hace es la misma desde hace muchos años y está salpicada por la mafia y la corrupción. No creo en el sistema y no espero que cambie. Mi trabajo como periodista es vigilar y denunciar los fallos de ese mundillo.
—¿Qué opina del regreso de Silvio Berlusconi a la política?
—Me gusta decir que es como una broma de mal gusto. Pero lamentablemente no lo es. Gracias a Dios, creo que esta vez la gente no le votará. Por eso mismo ahora juega el papel del humorista. En una misma semana bailó el «Gangnam Style», fingió romperle la cabeza a un periodista e hizo bromas políticamente incorrectas frente a millones de personas en televisión. Lo mejor que sabe hacer Berlusconi es entretener al público, es un vicio de sus tiempos de actor. Pero no es un bromista... Hizo todo lo posible para silenciar a los periodistas. Y por su falta de capacidad Italia está sumergida en esta crisis. «Il Cavaliere» es un inepto, ha estado más preocupado por tener citas con prostitutas menores de edad que por dirigir el país.
—¿Alguna vez sufrió la censura?
—Berlusconi llegó a censurar un programa de televisión en el que yo hablaba sobre él. Lo emitieron cuatro meses después en la noche. Tengo muchas demandas contra aquellos que han intentado silenciarme o que me han difamado.
—¿Y qué opina de Mario Monti?
—No creo que tenga oportunidades de ganar. Creo que ganará Pier Luigi Bersani, de la Coalición de Centro Izquierda. Tiene apoyos en el parlamento y su mayor problema es el Senado, pero creo que puede aliarse con Monti para llegar a gobernar. Las medidas de austeridad de Monti le han pasado factura. Si recortas y no inviertes en educación, innovación y turismo, cosas que generan dinero, entonces no hay recuperación posible. Al menos Monti no está procesado o acusado de delitos como otros.
—Usted llegó a decir que Berlusconi odia a las mujeres...
—Así es, no las respeta. Ha tratado a sus esposas como idiotas y siempre se ha rodeado de prostitutas. Me parece asqueroso que un hombre de 76 años esté buscando relaciones sexuales con veinteañeras, y más aún que les pague por su compañía. Algunos dicen que su vida sexual es un asunto privado, pero no lo es: él era el primer ministro y podía ser chantajeado por esas chicas. Y la imagen internacional de Italia sufrió mucho por su culpa, por un primer ministro que era una broma. Berlusconi no ha respetado a una sola mujer en toda su vida, las ve como objetos. Jamás tuvo una relación sentimental que no estuviera basada en el dinero. Está claro que está enfermo, al menos de la cabeza.
—Su familia materna, los Marzotto, son los «reyes» de la moda italiana. ¿Le atrae ese mundo de glamour?
—Crecí en ese mundo, así que nunca he sentido la fascinación que sienten otros. He ido a los desfiles de moda de Milán desde que era niña, así que ahora no pierdo la cabeza por ir a uno. Supongo que con el tiempo he perdido el interés en la moda. Obviamente es un mundo de brillo y glamour, pero me divierto más con la realidad del día a día. No significa que no vaya a los desfiles, porque a veces voy, pero prefiero salir a comer pizza con mis amigos.
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