El PSOE y sus socios ya negocian para ningunear la investidura del líder del PP

La maniobra del PSOE y Sumar para que ERC y Junts tengan grupo propio, un paso más hacia la investidura

La izquierda insiste en arremeter contra el intento de Feijóo de ser investido

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz el pasado 22 de julio en el Congreso JAime garcía

Madrid

25/08/2023
Actualizado 26/08/2023 a las 13:28h.

Este lunes Alberto Núñez Feijóo inicia sus contactos para su debate de investidura del 26 de septiembre. La posibilidad de que obtenga, como también está establecido, la mayoría absoluta de la Cámara Baja en primera votación o la mayoría simple (más síes que noes) ... en una segunda votación cuarenta y ocho horas después, es remota. Le faltan «cuatro votos», como enfatizó él mismo el pasado martes, después de ser el último dirigente en acudir a la ronda de contactos con los líderes de los partidos políticos del Rey, a quien presentó sus 172 apoyos, los del Grupo Popular, Vox y los únicos diputados de Unión del Pueblo Navarro (UPN) y Coalición Canaria.

La fecha del debate y el tiempo de un mes para prepararlo y buscar los apoyos los comunicó la flamante presidenta del Congreso, Francina Armengol, de acuerdo con el líder del PP. Pero desde el principio el bloque de la izquierda ha descalificado la intentona del candidato ganador de las elecciones generales del pasado 23 de julio. Un menosprecio que ha llegado al más alto nivel, y en las solemnes ruedas de prensa que, como es habitual, se produjeron después de cada entrevista con Felipe VI.

El pasado lunes, en la sala de prensa del Congreso, Yolanda Díaz dijo que la pretensión de Feijóo de ser el designado por el Rey, como ocurriría veinticuatro horas después, sólo obedecería a «la crisis interna del PP». El martes, en La Moncloa, Pedro Sánchez arremetió con duros y sarcásticos términos contra la intención de Feijóo. La legislatura «no es un trámite de exhibición», afirmó, al tiempo que trató de ridiculizar a su adversario hablando de sus «esfuerzos y contorsiones» que serán, dijo, baldíos.

El propio Sánchez se sometió en su día a dos investiduras fallidas, incluso con menos apoyos de los que ahora tiene Feijóo. En marzo de 2016 con un acuerdo con Albert Rivera, a la sazón líder de Ciudadanos, que sumaba 130 escaños, y en julio de 2019, cuando apenas recabó 124 votos y España se vio abocada por segunda vez en apenas tres años a una repetición electoral, ante el desacuerdo en aquella ocasión de los socialistas con Podemos.

El ninguneo al intento de Feijóo, quien ya ha anunciado una ronda de contactos con los distintos grupos políticos, salvo Bildu, que comenzará este lunes, se traduce en que las negociaciones para una futura investidura de Sánchez, escenario más que probable si el líder popular fracasa, no están en pausa ni nada parecido, y aunque sea subrepticiamente o en la sombra siguen en marcha, y por varias vías. E incluso lo hacen con resultados concretos.

Tanto ERC como Junts per Catalunya han recibido el préstamo de dos diputados cada uno de Sumar y del PSOE, respectivamente, para tener grupo propio en el Congreso, en una maniobra de los dos grandes partidos de izquierdas para sortear el reglamento, ya que con él en la mano esas dos fuerzas separatistas no tendrían esa condición, por no tener quince escaños, sino siete cada uno, y no alcanzar el 15% de voto en todas las provincias de Cataluña. Pero se trata solo del primero de muchos pasos a dar.

Sin salir del ámbito parlamentario, la presidenta Armengol se comprometió en su primer discurso ante el pleno del Congreso a que se pudiera utilizar sin mayor demora en la sede de la soberanía nacional las lenguas cooficiales, el catalán el gallego y el euskera, tal y como exigieron los nacionalistas e independentistas para facilitar una mayoría de izquierda en la Mesa del Congreso. Aunque ella misma enfrió luego ese compromiso, sobre el que en el PSOE confiesan que no es de fácil aplicación.

Fue un asunto discutido en la primera reunión de esa Mesa, donde la minoría de los cuatro miembros del Grupo Popular le afearon a la expresidenta de Baleares que no hubiera intentado consensuarlo y que no se haya planteado para ello una reforma del reglamento del Parlamento.

Además, el mismo 17 de agosto en que se constituyeron las Cortes, el ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel Albares, confirmó en declaraciones a los medios en el patio del Congreso que había remitido una carta a la Presidencia del Consejo de la Unión Europea (UE), que ostenta España de forma rotatoria hasta final de año, para el reconocimiento oficial de esas lenguas cooficiales en las instituciones comunitarias. Algo que Junts, e incluso el propio Carles Puigdemont, señaló como todo un hito, y que los 27 socios del club comunitario discutirán en su reunión del próximo 19 de septiembre, siete días antes de que comience el debate de investidura de Feijóo.

En ese sentido, a Sánchez el mes que transcurrirá hasta ese pleno de investidura le allana el camino para ir ganando puntos con respecto a los aliados de los que cuatro años después vuelve a depender para revalidar su mandato. Y también para superar determinadas fechas del calendario que por razones obvias podrían poner piedras en el camino. Una de ellas es la Diada del 11 de septiembre, ante la que los separatistas llegarán con nuevos bríos reivindicativos.

Agenda internacional

Por lo demás, y eso también explica la fecha elegida para la investidura por Armengol, a la que obviamente Moncloa no ha sido ajena, será el mes que viene un periodo de importante actividad internacional del presidente en funciones, con el mencionado Consejo Europeo, el G-20 que va a tener lugar en India y la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.

En Sumar fuentes de su dirección trasladan que no hay tiempo que perder y que hay que aprovechar este mes para «ir avanzando». De hecho esa formación confirma ya contactos «al más alto nivel» con Junts, en los que está implicado el expresidente del Grupo Confederal de Unidas Podemos y dirigente de los comunes, Jaume Asens.

Por lo que respecta a los partidos vascos, Bildu plantea ya al PSOE un acuerdo sobre las bases de la pasada legislatura, que terminó con la ley de vivienda como gran acuerdo con los de Arnaldo Otegi, que incluso presentaron el proyecto junto a ERC. Aunque donde no hubo acuerdo es en la prometida reforma de la llamada 'ley mordaza', un asunto en el que esas formaciones volverán a pedir avances. Entre todos esos socios cunde el convencimiento de que el PNV no puede hacer descarrilar el acuerdo, y menos ante las elecciones vascas de 2024.

El impasse que marca el hecho de que Sánchez no sea aún candidato a la investidura permite también seguir ahondando en la que sin duda es la gran clave de bóveda de un futuro acuerdo con los independentistas, que no es otro que la amnistía que reclaman y para la que Sumar ya ha creado un grupo de juristas. Todo ello mientras el propio secretario general del PSOE se abre ya la vía para explorar ese «alivio penal» a los encausados del procés, que ya no niega como sí hizo en el pasado.