Día de Andalucía

Isabel Fernández: «Andalucía se moderniza sin perder su esencia»

#28F

Orgullosa de ser andaluza, esta profesora de Matemática aplicada de la Universidad de Sevilla reivindica que su tierra sea, por encima de un precioso destino turístico, un lugar de oportunidades del que los jóvenes no tengan que marcharse

Isabel Fernández, profesora titular de Matemática Aplicada Raúl Doblado

Ciencia con acento andaluz. Isabel Fernández Delgado (Linares, 1979) es a sus 45 años, los mismos que tiene la autonomía andaluza, un ejemplo de cómo a veces se funden números y letras, ciencia y tradición, matemáticas y cultura.

Matemática de profesión, Isabel Fernández, profesora titular ... de Matemática Aplicada de la Universidad de Sevilla, ha pasado prácticamente toda su existencia en Andalucía, la tierra con la que cada vez se siente más identificada y en la que desarrolla su prolífica labor científica. Sus primeros años los pasó en Linares, la localidad jienense en la que nació, luego se trasladó a Granada, donde hizo toda su formación universitaria y finalmente a Sevilla, donde decidió quedarse y donde ejerce su trabajo como investigadora y divulgadora matemática.

Lo de vivir en Sevilla fue claramente una elección personal pues su extenso currículum le daba para haberse marchado lejos. A juzgar por sus habilidades, prácticamente podría haberse marchado donde hubiera querido. Obtuvo el premio fin de carrera en la Universidad de Granada y mención especial en los premios nacionales, realizó varias estancias en universidades internacionales y trabajó en las de Murcia y Extremadura antes de aterrizar en la Universidad de Sevilla. Ganó el premio Jóvenes Investigadores de la Real Academia Sevillana de Ciencias, es editora de la Revista Matemática Iberoamericana, ha sido secretaria del Instituto de Matemáticas de la US, miembro de la comisión científica de la Real Sociedad Matemática Española y participado en la organización de congresos nacionales e internacionales entre otras muchas actividades que darían para llenar varias páginas. Además de ser divulgadora y científica, es investigadora de matemática de análisis geométrico.

Y decidió quedarse en Andalucía, donde, entre toda esa actividad, tiene tiempo de leer a Machado, un poeta que ha descubierto tras la exposición que sobre los hermanos Machado se celebró en la Fábrica de Artillería de Sevilla. Aquella muestra le inspiró a reencontrarse con la poesía. «Estoy leyendo poemas de Machado y me gusta mucho. Su sensibilidad me toca el corazón», confiesa desterrando el tópico de las diferencias entre los de ciencias y los de letras. Ella no ve esa clásica distinción entre sus colegas de números, sino todo lo contrario. Porque la ciencia es parte de la cultura. «Te pueden gustar las matemáticas y la poesía», proclama.

Si la afición por las letras le llegó de forma tardía, el amor por Andalucía ha ido in crescendo a medida que iba cumpliendo años. Cuando era más joven no era tan consciente de ello. Es algo que ha descubierto con el paso de los años y con sus estancias en otras tierras. «Cuando sales fuera te das cuenta de las cosas que tienes aquí. Te percatas de la forma de vida que tenemos y de que no es igual en todos los sitios. Entonces te das cuenta de las diferencias», dice reconociendo que su visión de su tierra ha ido cambiando. «Andalucía se ha ido modernizando pero sin renegar de las tradiciones. Es una fusión que me gusta».

Ahora no se cansa de admirar la riqueza cultural de Andalucía, de la que se confiesa enamorada. De sus hábitos, su cultura, su arquitectura, el paisaje natural y urbano... «Es preciosa para pasear, para visitar y para sentirla». Pero si hay algo que valora es el estilo de vida, «la forma de vivir hacia afuera», de compartir la alegría y exteoriorizarla. «Es muy andaluz querer que los demás se alegren contigo y tomarte las cosas malas con humor», explica insistiendo en que es una actitud muy sana. «Reírse es una cosa muy seria», dice.

¿Qué le falta a la comunidad? Fernández lo tiene claro: sobre todo hace falta que sea una tierra en la que haya «oportunidades laborales» para que los jóvenes puedan quedarse. Al fin y al cabo Andalucía es una tierra que «conjuga bien» la tradición y la modernidad y en la que existe una generación de jóvenes que mira al futuro sin perder la tradición. ¿La solución para evitar esa fuga de talentos? Que se invierta en tecnología y en industria. Más inversiones en general y que no se viva sólo de la hostelería. Una Andalucía de futuro sin perder su tesoro: su esencia

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