El Salón Náutico de Barcelona pone rumbo a la economía azul y a la innovación

Luis Conde, presidente del certamen, destaca que en esta edición los organizadores apuestan decididamente por la innovación y la economía azul, presentando novedades como embarcaciones de propulsión híbrida, eléctrica y de hidrógeno, porque «la sostenibilidad es algo que ha llegado para quedarse», subraya el empresario. De hecho, uno de los tres muelles donde se celebrará el salón, el de la Fusta, se destina a la innovación, conectividad y sostenibilidad, además de acoger el Sea Boulevard para los barcos a vela y también equipamiento, accesorios y servicios náuticos en tierra. En los otros dos muelles, España y Marina Port Vell, estará la exposición flotante con la mejor selección de yates a motor y catamaranes.

El director del salón, Josep Antoni Llopart, avanza que se realizarán encuentros entre el ecosistema de innovación y los astilleros, con la participación de 15 startups de siete países, que aportarán iniciativas de regeneración del fondo marino, motores eléctricos o barcos construidos con materiales sostenibles, además de la digitalización del sector a través del uso de drones, apps para reserva de amarres y sensores para la sujeción de anclas, entre otras novedades. La oferta se complementa con salidas a navegar, pruebas del equipamiento deportivo y espacios gastronómicos con música en directo.

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Luis Conde también subraya la importancia de que Barcelona acoja la Copa América en 2024, porque «volverá a poner a la ciudad y a España en el mapamundi». De hecho, en la presente edición y las siguientes, el Salón Náutico será también un escaparate de esta prueba «que tiene un seguimiento comparable a los Juegos Olímpicos, sobre todo en Estados Unidos, lo que propiciará más turismo hacia nuestro país», además de estimular el deporte náutico porque las pruebas podrán seguirse desde los espigones de la ciudad, asegura el presidente del Salón Náutico.

La cita anual también sirve para dinamizar el negocio de un sector que, tras dos años de crecimiento sostenido debido a la pandemia, las ventas se han ralentizado a consecuencia de la coyuntura internacional. Carlos Sanlorenzo, secretario general de la Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN), señala que hasta agosto se han matriculado en España 4.925 embarcaciones de recreo, un 17% menos que en 2021, principalmente por la caída de las motos de agua «porque sus fabricantes no tienen suficientes stocks o les faltan componentes» y por la falta de stocks en las de menos de ocho metros de eslora, que son las más populares. Por su parte, Luis Conde subraya que las ventas este año «son como las de 2019, lo que es una buena noticia para el sector», después de haberse producido en 2020 y 2021 un 'boom' al ser la náutica una actividad segura de ocio y turismo familiar.

Los organizadores de Fira de Barcelona y ANEN han identificado más de 300 potenciales compradores nacionales e internacionales interesados en embarcaciones de más de 15 metros de eslora, y les ha diseñado un programa de visitas y reuniones para fomentar las operaciones comerciales. Como ocurre en el sector del automóvil, las demoras de entregas de las embarcaciones son de unos seis meses, de forma que los barcos que se compren durante el salón barcelonés «probablemente no naveguen hasta el próximo verano». A destacar que el mercado del alquiler se confirma como el gran protagonista de las ventas, puesto que cuatro de cada diez embarcaciones se adquieren con esa finalidad para dar respuesta a la creciente afición por la náutica en España, un dato que también confirman las más de 100.000 titulaciones que se han expedido.

En materia fiscal, el sector mantiene su reivindicación de que España es el único país europeo en el que los aficionados soportan un impuesto de matriculación del 12% que se añade al IVA del 21% en las adquisiciones de las embarcaciones de más de ocho metros de eslora. «Es un impuesto obsoleto, anacrónico y político porque tampoco tiene en cuenta criterios de sostenibilidad», señala Sanlorenzo, mientras Conde alega que «el sector tiene pendiente desprenderse del cliché del lujo, porque solo lo es en el caso de las grandes esloras, que son una minoría, mientras entre los apasionados por el mar destacan muchos jóvenes y también jubilados que quieren pescar con sus barcos pequeños».