La nueva era de la defensa agiganta los horizontes de la industria de los drones
Aunque aún falta músculo para fabricar en serie, España está consolidando un sólido ecosistema empresarial e innovador en torno a unas aeronaves que son el eje central del rearme estratégico europeo
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Iniciar sesiónLa industria de drones española coge rumbo hacia altos vuelos. Ya hemos visto estos artilugios transportando material sanitario entre hospitales, detectando plagas en cultivos o fumigando campos, inspeccionando aerogeneradores e infraestructuras críticas y sobrevolando incendios para proporcionar datos en tiempo real sobre el alcance de ... las llamas. Ahora estos ingenios entran en una nueva era. Los hemos visto en plena acción en la guerra de Ucrania. Artilugios más baratos que un misil o un avión de combate, y que no ponen en riesgo la vida de ningún piloto.
Así que las aeronaves no tripuladas y controladas en remoto son ahora los protagonistas del campo de batalla. No es de extrañar que desarrollar tecnología para diseñar avanzados drones de uso militar y fabricarlos de forma masiva sean objetivos por los que apuestan muchos países. La propia Europa ya trabaja en aumentar sus capacidades de defensa con el programa ReArm Europe, que movilizará 800.000 millones de euros. Y una de las capacidades a potenciar son los drones. Además, en los planes del Gobierno español para modernizar nuestros ejércitos figuran programas que financian la fabricación de estas nuevas aeronaves no tripuladas para defensa. En global, la consultora americana Mordor Intelligence ha estimado que el tamaño del mercado de vehículos aéreos no tripulados fue de 17.310 mil millones de dólares en 2024, y se espera que crezca un 13,74% anual hasta 2029.
Toda una oportunidad para que despegue una industria del dron española que ya ha conseguido ser referente en algunas tipologías de estos aparatos y que además nos llevaría a reducir nuestra dependencia tecnológica del exterior en la producción de estos ingenios. «España es líder en drones tácticos pequeños para defensa, lo que sería la 'Clase Small' en la clasificación de la OTAN. Aeronaves de más de 15 kilos y menos de 150. También tenemos mucha experiencia en drones tácticos de altas prestaciones de más de 150 kilos (Clase 2) . Algunos incluso llegan a los 600. Y contamos con capacidad para fabricar drones micro de 3 o 4 kilos y hasta 15, un mercado copado por las empresas chinas», detalla Ernesto Llorente, coordinador del grupo de UAVS (las siglas en inglés de 'Unmanned Aerial Vehicle' o Vehículo Aéreo No Tripulado) del Colegio Oficial de Ingenieros Aeronáuticos de España (Coiae).
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No nos faltan actores en este ecosistema, como asegura Rafael Márquez, coordinador del Comité de Aviación de Tedae (Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio). «Contamos con la cadena industrial completa -afirma-. Tenemos aeronaves, empresas que producen sus componentes y equipan esas plataformas, o que fabrican sistemas contra UVA, proveedores de sistemas autopiloto, de sistemas de potencia... Y contamos con centros de ensayo que son muy utilizados por compañías de otros países para probar sus dispositivos. En España, por nuestra climatología, se puede volar muchos días del año. La tecnología está disponible y desarrollada, pero falta la parte de industrialización, de fabricar drones en serie...».
En el universo de los drones, disponemos de empresas muy bien posicionadas y con mucha experiencia acumulada a sus espaldas. Como es el caso de la madrileña SCR (Sistemas de Control Remoto), un referente internacional en el diseño, producción y operación de sistemas no tripulados aéreos, terrestres y navales. Ha vendido en sus treinta años de actividad mil plataformas por todo el mundo. En 2024 fue adquirida por el grupo vasco Sener en una clara y decidida apuesta por desarrollar una nueva línea de negocio de drones de última generación. «Era la única empresa española con capacidad de fabricación de drones en serie. Son aeronaves con velocidades elevadas, pueden maniobrar y simular comportamientos similares a un avión de combate. Se usan en campos de tiro y, si son derribados, no pierdes el coste de un avión ni vidas humanas», explica Ernesto Llorente.
España es un referente en el desarrollo de pequeños drones tácticos
Otras como las madrileñas Aurea Avionics y Etra Air han sido seleccionadas por la OTAN para suministrar drones ligeros en los países miembros que lo requieran. Y hay compañías participando en proyectos europeos como en el NGSR (Next Generation Small RPAS) cuyo objetivo es desarrollar la siguiente generación de pequeños drones tácticos para usar en operaciones terrestres, marítimas, aéreas y para otras aplicaciones como el control fronterizo, fuerzas del orden o gestión de desastres. Nuestro Ejército de Tierra coordina esta iniciativa en la que también participan entidades de Alemania, Portugal, Francia, Austria, Hungría y Países Bajos.
Un filón para la industria está siendo el Futuro Sistema Aéreo de Combate o FCAS (siglas del inglés DE Future Combat Air System), impulsado por Alemania, Francia y España a través de sus respectivos ministerios de Defensa. Se trata de desarrollar un caza de nueva generación que irá acompañado de drones militares de apoyo, controlados en remoto para protegerlo o hacer otras tareas como detectar amenazas, bloquear señales... «Es muy importante porque se trata de desarrollar los futuros drones militares que pueden trabajar colaborativamente con el caza del futuro», indica Llorente.
Impacto industrial
Un reto que está impactando directamente en las industrias nacionales aeronáuticas y de defensa con participación de empresas como Airbus D&S, Thales Group y Dassault Aviation. España ha seleccionado a Indra para liderar este proyecto. «Y se ha creado el consorcio Satnus, formado por GMV, Sener Aeroespacial y Tecnobit-Grupo Oesía, para desarrollar el pilar tecnológico: navegación algorítmica, sistemas autopiloto, sensores, cámaras para detección de terreno, esquivar obstáculos, capturar información.... Habrá diferentes tipos de drones. España está liderando una de esas categorías a través de Sener que sabe hacer drones de altas capacidades y grandes velocidades», apunta Llorente.
Entre los planes del gobierno para modernizar nuestros ejércitos, destaca el proyecto Sirtap (Sistema de Aviones Remotamente Tripulados de Altas Prestaciones), un dron que fabricará y ensamblará Airbus Defence Space en sus hangares de Getafe (Madrid). Sus funciones principales incluyen la vigilancia, inteligencia y reconocimiento. Tendrá un alcance de 2.000 kilómetros, con una autonomía de más de 20 horas. Y se espera que su producción en serie comience en 2027. Ya hay un prototipo que se ensayará el próximo año. «Este programa aumentará la soberanía e independencia tecnológica de España, porque va a tirar de nuestra cadena de suministro. Cuenta con un gran número de proveedores españoles que desarrollan los sistemas que van a equipar al Sirtap», afirma Rafael Márquez. «Tenemos buenas empresas que fabrican componentes del dron, como los sistemas autopiloto (el cerebro de la aeronave), como Navigation Solutions, Abionica Embention...», dice Llorente.
Operadores
Y luego contamos con un nutrido grupo de operadores: poco más de 130.000, según recoge el último informe del Observatorio del sector del dron publicado este mismo verano. Necesitan las aeronaves no tripuladas para diferentes tareas. «La Guardia Civil es el mayor operador de drones de Europa, cuenta con unas 500 unidades y 1.500 pilotos para misiones de rescate, apoyo en catástrofe... También el Ejército de Tierra y la Armada usan estos dispositivos. Y la Unidad Militar de Emergencias (UME) y policías locales de diferentes ayuntamientos», destaca Llorente.
Algunas consultoras estiman que el mercado crecerá por encima del 13% anual en los próximos años
Empresas como Iberdrola y Endesa han formado sus propias flotas de UAV para realizar inspecciones en tendidos eléctricos, parques fotovoltaicos y aerogeneradores. Por ejemplo, UFD, la distribuidora de electricidad de Naturgy, ha firmado un acuerdo con FuVeX, una startup navarra que fabrica drones de largo alcance, para que estas aeronaves inspeccionen los casi 40.000 kilómetros de líneas eléctricas que UFD tiene en España. Otro ejemplo es Ineco, Adif y HelixNorth que trabajan en un proyecto para que los drones realicen inspecciones ferroviarias. También Puertos del Estado está impulsando el uso de estos ingenios para inspeccionar y vigilar los puertos españoles. Hay empresas como Dronetools, Aerotools, Elecnor, Aracnocoptero que fabrican UAV para estas aplicaciones.
Porque está claro que los avances que se consigan en drones militares tendrá su traslación al ámbito civil, donde existe una estricta regulación por la seguridad aérea. «Desde la guerra en Ucrania casi todo el mercado se ha orientado a fabricar drones para seguridad y defensa. El desarrollo en el ámbito civil es más lento porque uno de los pilares de la aeronáutica es la seguridad de las operaciones. Y el nivel de certificación de la viabilidad de un dron para volar es muy estricto. Los procesos de autorización son largos y costosos y requieren de un nivel técnico muy elevado por parte del dron. Tiene que ser viable y seguro para prevenir accidentes y que no dañe bienes humanos ni materiales», explica Rafael Márquez.
De hecho el proyecto U-Space, impulsado por la UE, va despacio. Este programa trata de construir autopistas digitales para posibilitar el tráfico seguro y eficiente de drones con el fin de suministrar diferentes servicios en el espacio aéreo de baja altitud y en las ciudades. Se están realizando ensayos en países europeos. «Pero no termina de arrancar, porque no hay escalabilidad de las operaciones. Las operaciones van a tener que ser muy automatizadas y frecuentes para que sean rentables. España lidera uno de los programas U-Space más importante: el U-Elcome», detalla Lorente.
Dron Valero
Indra es una de las grandes empresas que ha puesto el foco en el negocio de los drones para defensa. Y está tomando posiciones en el mercado. De hecho, ha adquirido la malagueña Aertec DAS (Defense & Aerial Systems), que ha desarrollado un sistema propio: la familia de UVA tácticos Tarsis. Se trata de unos drones de tamaño medio, de hasta 150 kilos, que ya han probado las Fuerzas Armadas Españolas. Su aplicación es para observación y vigilancia. «Tienen unas características operativas muy interesantes. Son capaces de portar unas cargas de misión de calidad alta (sensores, cámaras...). Hemos adquirido Aertec DAS para llevarla al siguiente nivel con toda la potencia industrial, tecnológica y financiera de Indra», explica Manuel Rodríguez Cerezo, director de Weapons and Ammunitions de Indra.
Europa va a invertir 800.000 millones de euros en aumentar sus capacidades de defensa
Indra se arma así para trabajar en uno de los sistemas más avanzados que tiene entre manos: Valero, un vehículo aéreo multipropósito cien por cien español. «Queremos tener un aparato que pueda volar con cierta autonomía y persistencia en el aire para realizar labores de vigilancia, observar el terreno, identificar puntos de interés o movimiento de posibles amenazas», detalla Rodríguez Cerezo. Pero Valero es mucho más: puede ser lanzado desde distintas plataformas o desde superficie; tiene capacidad colaborativa para trabajar con otros actores de la misión; además puede desempeñar diferentes funciones y equiparse con distintas cargas de misión, incluso puede engañar al enemigo, «hacer de señuelo para ser detectado por los radares del adversario haciendo creer que es un avión de combate», destaca Rodríguez Cerezo.
Aunque sin el músculo de gigantes como Airbus e Indra, hay empresas españolas lanzando al mercado drones avanzados para su uso en defensa. Lo está haciendo desde Zaragoza el Grupo Paintec con su modelo PL500, que tiene una autonomía de cuatro horas, un rango de acción de 200 kilómetros y un motor híbrido de combustible. «Puede llevar hasta 15 kilos de carga de pago y se utiliza para inteligencia, observación y vigilancia. Tenemos desarrollo propio con inteligencia artificial de detección y seguimiento de objetos, vehículos...», cuenta José Manuel Ruiz Melero, co-CEO y cofundador en Paintec. Este dron participó el pasado septiembre en el ejercicio de la OTAN Repmus en aguas portuguesas, donde se exploraron las pericias de estas aeronaves no tripuladas en el entorno marítimo.
Defensa es la línea de negocio en la que ahora se ha introducido Paintec, aunque desde su fundación en 2017 sus drones se dirigían a realizar diferentes tareas para aplicaciones industriales, agrícolas y medioambientales. De hecho, Paintec comenzó a fabricar este tipo de aeronaves gracias a un proyecto de la FAO que tenía por objetivo detectar y localizar posibles hábitats para las plagas de langosta en cultivos de países africanos. «Comenzamos en 2022 con un prototipo de largo alcance, hasta 100 kilómetros, y totalmente autónomo que controlamos en remoto. Desarrollamos el hardware y software para esa misión concreta. Y ya estamos desplegando esta solución en Sudán, Somalia, Etiopía y Senegal. Y a raíz de esta experiencia decidimos desarrollar un equipo propio para defensa. Con el avance tecnológico de los últimos años en drones, con baterías de mayor autonomía y mayores cargas de pago, es posible que empresas más pequeñas también puedan llevar soluciones avanzadas al mercado», considera Ruiz Melero.
La empresa tecnológica madrileña Arquimea es una de las veteranas en la fabricación de drones. Desarrolló su primer modelo hace 20 años para uso en aeropuertos. «Tenía forma de halcón, pesaba menos de 2 kilos y sustituiría a la cetrería tradicional que se utiliza en los aeródromos con el fin de evitar la colisión de las aves durante las maniobras de despegue y aterrizaje de los aviones», recuerda Manuel Martín Flórez, general manager de Arquimea Defence Business Unit.
Aquel primer modelo evolucionó y se convirtió en un observador avanzado que a 10 kilómetros transmitía información. «Infantería de La Marina nos compró un par de unidades y otra decena diferentes países», dice Martín Flórez.
Merodeadores
Hoy Arquimea se ha especializado en drones merodeadores y tiene toda una avanzada generación para operar por aire, mar y tierra. Incluso pueden moverse bajo el subsuelo en entornos inaccesibles para el ser humano. Todos son aeronaves que se controlan remotamente. «Los sistemas no tripulados son la base del campo de batalla actual. En Ucrania se utilizan mil o 2.000 drones diarios. Los ejércitos necesitan una industria capaz de producir semejante material. Hemos pasado de producir decenas a millares de drones». comenta Martín Flórez.
Los drones merodeadores pesan menos de 4 kilos, son de corto alcance y están diseñados para misiones de reconocimiento, observación y vigilancia y transmiten información en tiempo real. Pueden también atacar objetivos. Arquimea fabricó 2.000 unidades el pasado 2024 que adquirieron ejércitos de diversas partes del mundo. Este año Arquimea amplía su fábrica de Torrejón de Ardoz (Madrid) de unos 4.000 metros cuadrados a 12.000 para atender la demanda que tiene bajo pedido. «Lo que se demanda ahora es inmediatez en la producción. Antes los plazos para suministros eran más largos. Ahora entre tres y cuatro meses tienes que haber entregado el material. La cadena de suministros tiene que estar preparada para responder de manera muy rápida», detalla Martín Flórez
Arquimea trabaja ahora en nuevos modelos que alcancen mayores distancias. «Estamos desarrollando un prototipo que pueda llegar a los 300 kilómetros», dice Martín Flórez.
Así toma altura la industria de los drones española en una nueva era donde estos ingenios dominan el campo de batalla.
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