La miel adulterada, el fraude que ahoga al productor español

«Las importaciones alteran el mercado, es decir, hacen que el precio de la miel de apicultor baje», explica el responsable apícola de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Pedro Loscertales. El experto resume que la miel de mezcla es más barata y por tanto se vende a un precio menor. «Esto hace que los apicultores tengan que bajar el precio de su producto. En algunos casos lleva a que tengan que vender a pérdidas y pone en duda su rentabilidad», lamenta Loscertales.

La producción de miel, según los últimos datos de Euromonitor, se encuentra en pleno crecimiento: ha pasado de valer unos 2.000 millones de euros en 2019, a 2.200 en 2020 y 2.300 en 2021. Europa produce un 12% de toda la miel consumida en el mundo -unas 218.000 toneladas-, lo que le convierte en el segundo productor mundial después de China.

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No obstante, con lo que se genera en nuestro continente sólo se cubre el 60% del consumo europeo. El 40% es importado desde Ucrania, China, México, Argentina, Cuba, Brasil, Uruguay y Turquía, países que cubren más del 90% de las importaciones. Los que más la compran -Alemania, Polonia, Bélgica y España- también son los que más sufren el fraude.

La empresa encargada de fabricar la tinta de seguridad de los billetes, Sicpa, explica que los productos alterados no se detectan en las fronteras por falta de controles. «En nuestra experiencia es bastante complicado», menciona el director de Desarrollo de Negocio de Sicpa España, Fabián Torres.

Torres concreta que «sólo el 2% de los 'containers' que van por el mundo se ven sometidos a una inspección por parte de las autoridades fronterizas». La falta de controles en las materias primas deriva en que el producto que llega al supermercado esté adulterado: «Hay que proteger la materia prima para que no llegue modificada al ciclo logístico», asegura Torres.

La lucha contra el fraude, en este caso, ha llegado hasta la modificación de las directivas del desayuno. En concreto, el Parlamento Europeo adoptó hace pocos días una serie de medidas centradas en el etiquetado de la miel que establecen normas para la comercialización, con el objetivo de «reforzar la producción europea» y «luchar contra el fraude».

En concreto, con la nueva norma de etiquetado la UE asegura que «el país de origen será más claro» ya que las etiquetas tendrán que mostrar el origen del producto en orden decreciente -por razón de peso y porcentaje-, incluyendo al menos los cuatro países principales de los que procede este edulcorante natural.

Pero, ¿de dónde viene esta miel alterada? Según los datos publicados por la OLAF, la proporción de modificaciones aumenta hasta el 74% para las importaciones chinas y al 93% para las turcas y el 100% para las del Reino Unido.

«Esta miel se ha sometido a un proceso de ultrafiltración y no contiene polen», explica Loscertales, y agrega que, además de ser filtrada, «se mezcla con la miel de apicultor». Proceso que «hace imposible su análisis para detallar la procedencia». Tras este proceso, reitera el responsable de COAG, «no hay forma de validar que el contenido sea 100% miel».

«El etiquetado llega tarde», advierte Loscertales, que apunta que desde la organización reclaman más controles en las fronteras, no permitir la ultrafiltración y la validación a través del análisis del producto. El representante de la asociación además señala que «la falta de beneficios ha llevado a que los apicultores abandonen y no haya relevo generacional».

Asimismo, desde COAG y Sicpa advierten que el sector apicultor vive un momento de crisis de rentabilidad, no sólo por las importaciones sino también por la invasión de la velutina - que acaba con la abeja autóctona y no poliniza- y la variabilidad climática, que «baja la rentabilidad de las colmenas». Recuerdan también que la existencia del insecto «es esencial para que nuestro ecosistema funcione».

Otro aspecto que afecta al sector es que, tal y como apunta el responsable de la empresa fabricante de tintas, una vez importada, la mayor parte de la miel se utiliza en mezclas y se comercializa al por menor bajo marcas comerciales. «Esto da lugar a que alrededor del 80% de las mieles que se venden al por menor en realidad sean mezclas», asegura Torres.

El aumento del consumo de este endulzante en Europa, sin embargo, supone una oportunidad de negocio. En este sentido, Torres advierte que «si fuésemos capaces de securizar el producto, lo producido en España se podría vender como artículo de calidad al resto del mundo». El responsable de la compañía, en este sentido, resalta el hecho de que «a través de una etiqueta segura, se podría asegurar la trazabilidad del producto para garantizar su procedencia». Los siguientes pasos de la Comisión Europea van en esta línea. En concreto, los Veintisiete trasladaron que, más adelante, se propondrá un código de identificación único para poder rastrear la miel hasta los apicultores.