El cuento chino de Sánchez y los aviones 'fake' de Correos

Y de cuentos chinos, porque hay más de fantasía que de realidad en lo que narra y muestra tiempo ha, vive el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Esta misma semana, suma y sigue, para no perder las buenas costumbres. El resiliente de La Moncloa vende una visita a China con motivo de una cita empresarial como la señal inequívoca de su liderazgo mundial. La fotografía buscada con el presidente del gigante asiático, Xi Jinping, como si él fuera la contra parte para pacificar el mundo. Que el Rey de Marruecos Mohamed VI no le recibiera era normal, pero que le atienda el mandatario chino es otro episodio galáctico de la propaganda monclovita. Casi tanto como la nueva subida de los precios que anticipa su mano derecha económica, Nadia Calviño: «Es una fuerte resistencia a la bajada», dice ella. Así nos va.

Y es que si el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, se hizo el sueco haciendo coincidir la moción de censura con una visita a la Embajada de aquel país, Sánchez no iba a ser menos. ¡Menudo es él! El presidente agarra el Falcon y de República Dominicana se planta en China en un plis plas para presentarse como el Kofi Annan de Ferraz. Lo de menos es que vaya a una jornada empresarial con motivo del aniversario del restablecimiento de las relaciones hispano-chinas; lo de más es que la ocasión la pintan calva para que sus trompeteros se inventen que acude en calidad de embajador de la paz global. Lo dicho, el caso es agarrar el jet privado y hacerse su foto, en esta ocasión, lo dicho, con Xi Jinping, aunque sea en la cocina y con la bandera de España del revés o de medio lado, como ya hiciera con su otro gran amigo, el Rey marroquí.

Sánchez sabe que vienen tiempos recios y cree haber visto en la guerra de Europa una oportunidad para salir del avispero que él mismo ha montado en España pactando con el diablo para agarrase a la poltrona. Al fin y al cabo lo suyo es el ilusionismo político, los hombres que hacen un armario con dos palillos y 'business' con mucha paz y poca gloria. Pues tomen nota, porque el Gobierno nos prepara una semanita de cuento chino que para qué. Empieza la semana fantástica en la planta de oportunidades de los 'Barroso boys'. Ríanse ustedes del afán de protagonismo que dijeron ellos mismos de Ramón Tamames.

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Además, en esas mismas fechas saldrá el nuevo dato de inflación y no sé por qué me da en la nariz que no van a ser tan buenos como nos prometieron los monclovitas y Cía. meses atrás. De momento y por si las moscas, Calviño ya se refiere, como decía sobre estas líneas, a la subida de los precios como «una fuerte resistencia a la bajada», otro hito de la ingeniería léxica. Gobierno de España, pueden añadir. Tanto cuento que suena a chino... como aquello que repiten unos y otros en las huestes socialistas de que los empresarios están supercontentos con ellos, sí, casi tanto como ellos con los empresarios.

Como tampoco cuela el, digamos, delirio onírico de uno de los chicos del presidente y su aventura china de servicio de paquetería transoceánica, destino Hong Kong, Correos Cargo, que tal y como desveló ABC, se lanzó sin licitación pública y sin abrir el proceso de competencia -que sería lo correcto-, transformando un avión de pasajeros en otro de carga. Bueno, dos. El caso es que Correos firmó un contrato especial (a dedo, ¿irregular?), con una firma rescatada -Ávoris- y correr con todos los gastos, para poner en vuelo, en principio, dos aviones -¡otro! debe de ser tendencia en la familia socialista-, bautizando al primero de ellos como Milana Bonita. Su particular grajilla, dispuesta a levantar el vuelo para volver a posarse sobre su hombro a la voz y voluntad cual Azarías. A saber, el 'inocente' presidente de Correos, Juan Manuel Serrano, que con la gracieta ha hecho perder a la compañía pública 25 millones de euros en el único año de contrato. Si la operación -ahora extensible al otro lado del Atlántico, veremos, en busca de nuevo socio andan- tapa o no aventuras varias será otro cantar.

En definitiva, en este enrarecido y cuentista panorama, el Gobierno se prepara pues para una implosión en su socio de extrema izquierda, con la vicepresidenta Yolanda Díaz mandando a paseo a Podemos y marcando el final de una legislatura que quedó por el camino hace mucho, entre promesas incumplidas, ataques a los empresarios y juegos florales de imagen pública. Sánchez sabe que tiene un problema de fuerte resistencia a la subida en las encuestas. Aunque seguro que mejoran de inmediato si las encarga en la zona donde Calviño hace la compra y asegura que no paran de bajar los precios.