La gran patronal de la industria se rearma y exige un marco legal estable y alejado de prejuicios en España

El nombramiento del diputado socialista canario Héctor Gómez, un político sin ningún vínculo conocido con el sector industrial, en sustitución de Reyes Maroto no ha caído bien en un sector que tiene pendiente la aprobación de la Ley de Industria y la asignación de alrededor de la mitad de los recursos asociados a los cuatro Perte que gestiona el Ministerio: el del Vehículo Eléctrico y Conectado (Perte VEC), el Perte naval, el Perte Agroalimentario y el Perte de Descarbonización Industrial.

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«Vamos a pasar de una ministra que nos hablaba mucho sin decir apenas nada a un ministro que no tiene nada que decir», asegura una fuente del sector, ilustrando el estado de ánimo con el que se recibe al nuevo titular de la cartera de Industria.

El sector lleva semanas esperando a que el Gobierno dé algún paso para avanzar en la tramitación de la ansiada Ley de Industria, que se elevó al Consejo de Ministros «en primera lectura» a principios del pasado mes de diciembre, pero en torno a la cual «no ha habido ni una sola reunión desde entonces», según fuentes del sector. El compromiso del Gobierno con Bruselas es que estará aprobada antes de que finalice el año, pero el temor de la industria es que se trate de cubrir el expediente y se apruebe un texto que no resuelva los problemas «que son los mismos que teníamos antes de la pandemia», remachan las fuentes consultadas.

La reelección del presidente supone un rearme de la patronal ante una nueva etapa en la que exigen «un marco jurídico estable y alejado de prejuicios» , que les permita operar sin incertidumbres y generar riqueza y prosperidad tras un lustro aciago para el sector. Desde la organización entienden que en marzo de 2023 continúan arrastrando los mismos problemas y necesidades que tenían antes de la crisis.

La foto que Confemetal realiza de la situación anual subraya que un contexto en el que se han deteriorado las carteras de pedidos y las cuentas de resultados, se ha frenado la creación de empleo y, en algunos casos, se ha abocado a la desaparición de empresas y a la reducción de segmentos de actividad por la falta de medidas de apoyo en los últimos años. Pero la Industria y sus servicios asociados son el primer motor de la productividad y el progreso de una sociedad, el sector más capaz de transmitir dinamismo y competitividad al conjunto de la economía.

Según fuentes de la organización industrial, el desafío a corto plazo es plantear nuevas exigencias en los ámbitos en los que, entienden, se juega el futuro del sector: la formación, la investigación, el desarrollo y la innovación, la digitalización, la fiscalidad, la flexibilidad laboral, la racionalidad energética, la sostenibilidad, el desarrollo de las infraestructuras, la promoción exterior y el apoyo a la internacionalización, y, sobre todo, «la existencia de un marco legal estable y favorable para la actividad industrial decisiva para el conjunto de la Economía Española y el progreso social«.