Cuando el crédito internacional vuela
Las aerolíneas hablan de pérdidas de 80 millones al día, pero el gran golpe se lo lleva la credibilidad de España
FERNANDO PÉREZ
Poco a poco, el embudo aeroportuario engullirá los restos del naufragio de un puente festivo frustrado y los cielos acabarán recuperando la tranquilidad a trompicones, pero conseguir que la confianza vuelva a remontar el vuelo no será una tarea tan sencilla. Las aerolíneas calculan que ... con el cierre del espacio aéreo español dejarán de ingresar entre 60 y 80 millones de euros diarios, según indicaron fuentes del sector a Ep.
La cifra, que incluye la afectación de las aerolíneas extranjeras que operan en España, debe tomarse con cautela, porque las mismas fuentes precisan que habrá que esperar a comprobar la evolución del tráfico aéreo para hacer una estimación más ajustada. Pero con independencia del descalabro cuantificable, el pulso entre Gobierno y controladores provocará en el sector turístico —cuyo peso alcanza el 10,5% del PIB— y por ende en el conjunto de la economía, una ristra de incalculables daños y perjuicios derivados de la percepción internacional de un país cuya credibilidad parece vivir asomada al borde del abismo.
«Pues no lo quiero decir, pero es la verdad, esto en Alemania no pasa», espetaba el viernes una turista germana anclada en un aeropuerto canario. Para no querer soltarlo, la indignada turista no pudo decirlo más claro: una situación de emergencia nacional supone un derechazo a la confianza mundial en la marca España, un «sparring» que se tambalea con una frecuencia tan alarmante que invita a cerrar los ojos en cada cuenta atrás.
Impacto en los mercados
No son buenos tiempos para añadir más desconcierto al que el confuso contexto económico ya se encarga de inyectar por sí mismo. Con los mercados mandando inequívocas señales de desconfianza en el parqué madrileño y en los mercados de deuda, la incertidumbre sobre como encajarán el lunes la situación los títulos de las grandes aerolíneas y los gigantes del sector turístico añaden nuevos elementos de duda.
Fuentes del sector aseguran que un caos como el vivido este fin de semana levanta en los «touroperadores» británicos y alemanes unos recelos que no se borran ni con la más sofisticada estrategia de lavado de imagen publicitario. El daño está hecho, apuntan.
Las cancelaciones y los retrasos han provocado también un gran agujero en la economía de los destinos turísticos por excelencia. «Unos daños irreparables e irrecuperables» que, como reconocían ayer desde la CEOE y la Confederación Española de Hoteles, serán «globales», porque habrán frustrado el agosto en diciembre de las principales aerolíneas y los grandes establecimientos hoteleros, pero también el pequeño respiro en mitad del desierto de los trabajadores que prestan sus servicios allí, de la pequeña agencia de viajes del barrio, del restaurante familiar al pie del paseo marítimo que se quedó sin reservas, de la tienda de souvenirs repleta de malos recuerdos... «Las previsiones para este puente rondaban el 90%, y el impacto ha sido muy importante ya que muchas llegadas no se han producido», aseguraba ayer la Asociación Hotelera de Canarias. El efecto visible del golpe es demoledor, pero desde la CEOE insisten en que la herida oculta es la peligrosa: «El perjuicio que se ha causado a la imagen internacional de nuestro país es incuantificable».
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