La mano de Fráncfort que mece la fusión de Unicaja y Liberbank

Las dos entidades están ya en negociaciones oficiales para cerrar su unión

Daniel Caballero

07/10/2020
Actualizado 08/10/2020 a las 07:58h.

Unicaja y Liberbank se han dado una segunda oportunidad. El lunes anunciaron contactos «preliminares» -ya negociaciones oficiales- para estudiar una posible fusión después de que en los primeros meses de 2019 fracasara el primer intento. Sin embargo, detrás del proceso de consolidación en la ... banca aparece una mano silenciosa, sigilosa, que actúa sin dar titulares, pero cuya participación es fundamental para impulsar las operaciones. Es la del Banco Central Europeo (BCE) de Christine Lagarde, aunque en lo que se ciñe a España aparece más la figura del vicepresidente Luis de Guindos.

Desde su etapa de ministro de Economía, De Guindos ha pilotado las resoluciones bancarias y los rescates. Así ocurrió cuando Bankia necesitó de apoyo público y también tuvo un papel capital en la venta de Banco Popular a Banco Santander . Y desde que «ascendió» como número dos del supervisor de la zona euro ha continuado actuando, como en la unión de Caixabank y Bankia .

Ahora, fuentes financieras señalan que la participación del BCE en la posible unión de Unicaja y Liberbank también ha estado en la sombra, sin concretar hasta qué punto se ha tratado de un impulso directo y casi obligado para las entidades. Lo que sí afirman las fuentes es que estaba al tanto de la operación y ha permanecido como una de las instituciones que ha fomentado las primeras conversaciones.

Asimismo, lo cierto es que esta operación se trata de una vieja aspiración del supervisor europeo. Unicaja y Liberbank estuvieron en conversaciones entre 2018 y 2019 para sacar adelante su fusión pero todo se rompió por culpa de la ecuación de canje. La entidad de origen andaluz reclamaba un 60% del pastel del nuevo banco y la de origen asturiano alrededor de un 42% . Los números no dieron en su momento y optaron por aparcar las negociaciones.

El abandono de la operación, tal como señalan varias fuentes financieras, no sentó nada bien al BCE, personado en la figura de Luis de Guindos . El vicepresidente confiaba en que la unión fructificara y el enfado fue notable con los dos bancos cuando trascendió que los contactos iban a quedar en nada. Cabe recordar que tanto Unicaja como Liberbank son dos de las más de diez entidades que supervisa el BCE. No son parte de la gran banca, sino de la mediana, pero todo lo que suene a concentración siempre está bien visto por parte de Europa.

Camino allanado

Ahora, con la mano de De Guindos en la penumbra, el camino parece estar bastante más allanado para que alcancen un acuerdo. Los contactos «preliminares», que fueron anunciados por ambas entidades a la Comisión Nacional del Mercado de Valores , avanzan a pasos agigantados: los dos bancos tienen ya sus tres respectivos asesores para llevar la operación y las negociaciones oficiales están en marcha.

Esta vez todo está dispuesto para que lleguen a un entendimiento sobre el porcentaje de cada banco en la nueva entidad porque el equilibrio de fuerzas es distinto. Tomando patrimonio contable, el reparto debería ser 56% para Unicaja y 44% para Liberbank , respectivamente; por beneficio del primer semestre, del 60% y 40%; por valor de mercado anterior al anuncio, del 59,4% y 40,6%; y por activo total, del 58% y 42%. Son cálculos realizados por el economista y experto en banca Carmelo Tajadura, mientras en el sector se entiende que esta vez Unicaja no tiene margen para muchas exigencias.

Luis de Guindos, la recomendación por bandera

M. J. Pérez

Durante más de seis años, Luis de Guindos (Madrid, 1960) fue el ministro de Economía español al que le tocó en gracia sufrir un rescate. Fue en 2012, producto de una crisis de diferente naturaleza a la actual. Aquella fue financiera y desde el BCE, en el que desde hace dos años ocupa su vicepresidencia, llegó toda la ayuda necesaria para remontar. Hoy, en una situación de absoluta emergencia sanitaria y económica, Europa sigue siendo el principal escudo financiero de una economía como la española. Está convencido, de hecho, de que si no tuviéramos un banco central como el BCE actuando en interés del conjunto de la zona euro, y también en interés de la economía española, en estos momentos los costes de financiación de la actividad del país estarían disparados. En Europa, antes de aterrizar en el sillón «vicepresidencial» del BCE, era conocido por sus medidas para sanear la banca española en tiempo récord. Los más que famosos decretos Guindos y sus recomendaciones de consolidación le avalan. Y en esas está, con la mente puesta en dos grandes bancos españoles, de esos llamados sistémicos, y «animando» a los medianos a unirse para ser rentables y no desaparecer.