El Gobierno agota la paciencia de la banca por la gestión de las ayudas

Fuentes financieras explican que en varios bancos se ha percibido a lo largo de estos meses cierto cansancio por las relaciones con el Gobierno y el trato recibido en las negociaciones de diversa índole. Principalmente, a costa de la gestión de las ayudas públicas. Una parte del sector no entiende el menosprecio al que se ha sometido a las entidades financieras desde que se pusieron en marcha los primeros créditos con aval del Instituto de Crédito Oficial ( ICO ). Y el último encontronazo ha sucedido y está sucediendo ahora a costa de las ayudas directas . El Ejecutivo , en ocasiones, agradece la labor de los bancos y, en otras, los mantiene con el corazón encogido.

La Vicepresidencia de Asuntos Económicos , lleva meses preparando nuevos apoyos públicos al tejido productivo . El punto de partida escogido ha sido modificar los préstamos ICO , que han movilizado más de 120.000 millones de euros con casi 91.500 millones de ellos garantizados por el Estado . Más de un millón de operaciones desde que se aprobó la primera línea para liquidez el pasado marzo, de 100.000 millones en avales.

Economía ha puesto sobre la mesa varias opciones, en cuanto a los créditos ICO en vigor , como refinanciaciones, conversiones en préstamos participativos... y quitas de deuda. Las dos primeras posibilidades son las que más adeptos han ganado entre los bancos, pero la última casi ha dinamitado la relación con La Moncloa . El sector, como adelantó ABC , no estaba dispuesta a asumir pérdidas impuestas en estos créditos. «No hay que olvidar que el dinero de los préstamos lo ha puesto y canalizado la banca, y el Estado ha puesto el aval hasta el 80% », indican fuentes financieras. Las entidades rechazan las quitas de deuda, que les obligan a asumir pérdidas en sus balances, además de forzarles a aumentar las provisiones por la parte del crédito que quede vivo tras la condonación. Asimismo, una crítica recurrente entre empresarios, banca y expertos ha sido que aplicar quitas solo en los ICO sería discriminatorio, lo que podría provocar una pugna legal en Bruselas por problemas de competencia.

Llevan semanas negociando y tratando de convencer al Gobierno de que las ayudas -11.000 millones, según Pedro Sánchez - las asuma el Estado y no afecten en gran medida a los bancos, también en pos de blindar la estabilidad financiera.

De momento, parece que Economía ha dado un pequeño paso atrás en la idea de quitas generalizadas, pero sigue sobre la mesa. Y el agotamiento del sector ya es notable. También porque, según indican fuentes financieras, el sector exige conocer ya cuáles serán las nuevas ayudas que adoptará el Ejecutivo , para saber exactamente a qué atenerse. Un paquete que se aprobará mañana e incluirá ayudas directas a través de las comunidades, recapitalizaciones y reestructuraciones de los préstamos ICO.

Los encontronazos con el Gobierno no han sido aislados estos meses a costa de las ayudas públicas. Durante las semanas iniciales de funcionamiento de los créditos ICO, el Ejecutivo, en público, reprochó a la banca el ritmo de concesión de los préstamos . Aquel fue el primer choque, en el que los consejeros delegados de los principales bancos salieron a la palestra para defenderse con que la lentitud en los trámites no era problema suyo, sino del ICO. «Trabajamos hasta los fines de semanas para sacarlo todo adelante los primeros meses», dice un trabajador de una entidad.

El segundo encontronazo llegó a mediados de 2020 por los ERTE . Las entidades, tras firmar un acuerdo con el Ejecutivo, empezaron a adelantar las prestaciones dado el retraso del Servicio Público de Empleo (SEPE) . Pero la banca terminó por pagar algunos ERTE que no debían, por errores en las listas que les enviaba el SEPE. El Gobierno, entonces, dijo a la banca que sería ella la que debería recuperar ese dinero, y las entidades se plantaron... hasta que Trabajo reculó y aceptó recobrar el dinero.

La fractura en ese momento fue evidente. Llegaron a convocar la mesa de seguimiento del acuerdo firmado entre las partes y la banca se plantó hasta encontrar una solución. No podían permitir el maltrato por parte del Gobierno después de haber puesto toda la carne en el asador para evitar que la crisis fuera aún mayor.

Con el tiempo la relación se normalizó, pero la tensión sigue presente, a lo que hay que añadir el acoso al que somete Unidas Podemos al sector por su tributación y los excesos de la anterior crisis. Estas últimas semanas la relación ha vuelto a enturbiarse, cuando se va a cumplir un año del primer estado de alarma . Las fuentes consultadas apuntan a que las conversaciones nunca se van a romper con el Gobierno , sea del signo que sea, pero que la paciencia tiene un límite: «Si nos atacan, nosotros reaccionamos también».