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La era flexible del trabajo busca un marco legal que no encajone la competitividad

El Covid ha acelerado novedosas tendencias laborales que ya emergían con timidez en las empresas al calor de la tecnología

María José Pérez-Barco

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Ya se puede calcular la productividad de una persona en un día a través de su reconocimiento facial y por su forma de caminar. O predecir el riesgo de fuga de un empleado en 2021 o cuándo un trabajador va a cogerse una baja de ... larga duración. Lo contaba hace unos días Jesús Ruiz, socio-director de Keyman y profesor de la escuela de empresarios Edem, durante su ponencia en el webinar «Cambiando el cambio: reinventando la gestión de personas y nuevas formas de trabajo después del Covid-19», organizado por Hub Empresa de Banco Sabadell. Las empresas más punteras utilizan el Big Data para gestionar y optimizar su talento. Las nuevas tecnologías están marcando nuevos modelos de trabajo. Y muchas organizaciones se están transformando para ser más competitivas y atender las necesidades de un mercado tremendamente digitalizado. Se habla de empresas líquidas, de organigramas planos para tomar decisiones de forma más rápida, de metodologías de trabajo ágiles (como «scrum», «kanban», «lean»...) para dar respuestas y soluciones al cliente en el menor tiempo posible, de trabajo colaborativo... Todo ello lleva implícito horarios hiperflexibles, conciliación, trabajar por proyectos, teletrabajo incluso con equipos conectados en remoto desde diversos países... Son tendencias que ya existían antes del Covid-19. La pandemia solo ha sido el reactor que está acelerando el desarrollo de estos nuevos modelos, formas y relaciones laborales. Un fenómeno al que ya no se le puede poner freno.

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