China gana la batalla económica del Covid pero no sale indemne
El país donde estalló la pandemia es la única gran economía que crecerá este año, aunque su imagen se ha visto dañada y encontrará más hostilidad en Occidente
EE.UU. y la UE intentarán romper su dependencia de la «fábrica global», lo que impulsa al Gobierno chino a buscar la «autosuficiencia» a través del consumo interno y la alta tecnología
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Iniciar sesiónPor fin se acaba este año maldito del coronavirus, que se ha cobrado cerca de dos millones de vidas y ha sido catastrófico para la economía. La peor pandemia desde la mal llamada «Gripe española» de 1918-20 ha desatado la mayor crisis desde la ... Gran Depresión del 29. Con una contracción mundial del 4,4% según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), ninguna gran economía crecerá este año menos una . Curiosamente, es la misma donde empezó esta pandemia que ha parado el planeta y reventado la globalización: China .
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Tras desplomarse su PIB un 6,8% en el primer trimestre por el estallido del coronavirus a finales de enero en Wuhan , que obligó a detener todo el país, creció un 3,2% en el segundo y un 4,9% en el tercero gracias al control de la epidemia. Con una predicción del 5,7% para el cuarto trimestre según el banco de inversión Nomura, China crecerá este año en torno al 2% . La cuestión es si lo hará alguna décima por debajo, como el 1,9% que calcula el FMI, o si se acercará al 3% que los analistas más optimistas vaticinan en la Prensa oficial con evidentes fines propagandísticos.
Al margen de la cifra final, se trata de un crecimiento envidiable para el resto del mundo que erige a China en ganadora del coronavirus . Dicho triunfo será todavía más evidente en 2021, cuando la pandemia vaya remitiendo gracias a las vacunas y su economía rebote hasta el 8,2% interanual que prevé el FMI, que Nomura eleva hasta el 9%. Pero, más allá de los datos, ya se vislumbra el «nuevo mundo» que nos aguarda tras el coronavirus. Aunque China emerge campeona, lo hace herida por la quiebra de la confianza que supuso su ocultación inicial de la epidemia y por la constatación de la dependencia que todos los países tienen de la «fábrica global» , especialmente peligrosa en medicinas y material de protección sanitaria. Dos factores que, sumados a la guerra comercial con Estados Unidos y a las tensiones políticas con Occidente por el autoritarismo de Pekín, obligarán a una revisión de la globalización y del papel de China en el mundo.
«Aunque China está bien, no está tan bien como parece. Su comportamiento económico será bueno este año y el próximo. Pero, a partir de 2022, va a tener problemas», augura Xu Bin , profesor de Economía y Finanzas en la Escuela de Negocios Chino-Europea de Shanghái (CEIBS, en sus siglas en inglés). A su juicio, « la pandemia ha cambiado la relación con Occidente de forma sistemática . Pero no ha sido solo el coronavirus, sino los problemas acumulados con el paso del tiempo. En el futuro, habrá más confrontación porque Occidente ve a China como una amenaza más que una oportunidad».
Gracias a su extraordinario crecimiento de las cuatro últimas décadas, el gigante asiático se ha erigido en la segunda economía mundial en términos brutos y amenaza la hegemonía mundial de EE.UU., cuyo PIB nominal superará en los próximos años . En términos per cápita, tardará todavía varias décadas porque, con 1.400 millones de habitantes frente a los 328 millones de estadounidenses, China es todavía un país de ingresos medios (10.000 dólares), por debajo de Rumanía y por encima de Rusia.
Tras duplicar su PIB per cápita entre 2000 y 2006, el objetivo para este año es que en términos brutos rebase los 100 billones de yuanes (15,3 billones de dólares / 12,4 billones de euros) a pesar del coronavirus. De conseguirlo, será más del doble que en 2010, cuando China alcanzó los 6,05 billones de dólares (5,4 billones de euros) y superó a Japón como segunda potencia económica mundial.
Objetivos de futuro
Para el futuro, la meta es volver a doblar el tamaño de la economía en 2035 y alcanzar la renta de una «nación moderadamente desarrollada» , que estaría en un PIB per cápita de entre 20.000 y 30.000 dólares. Así lo marca el XIV Plan Quinquenal elaborado por el V Pleno del Partido Comunista a finales de octubre, que será aprobado en marzo durante la reunión anual de la Asamblea Nacional Popular, el Parlamento orgánico del régimen.
Hasta que su contenido íntegro sea difundido en ese momento, ya se conocen algunas de sus principales directrices, que persiguen garantizar la «autosuficiencia» de China para lidiar con un escenario internacional cada vez más hostil por culpa del coronavirus. «Cuando la pandemia esté controlada, muchos países pueden considerar seriamente algún grado de desglobalización», advierte Nomura en su informe de perspectivas globales para 2021.
Para no depender tanto del exterior, Pekín marca dos claves: el desarrollo del mercado interno mediante el fomento del consumo y la inversión en innovación y alta tecnología . Ambas tareas presentan unos retos enormes. «China tiene que depender más del consumo, y menos de las exportaciones y la inversión pública», apunta el profesor Xu Bin. Pero, en su opinión, «es difícil que los chinos cambien su mentalidad, especialmente entre los mayores, porque son más reticentes a gastar que los occidentales». Además de por las incertidumbres para el futuro que plantea el coronavirus, ello se debe a que los chinos deben ahorrar buena parte de sus salarios para costear la educación de sus hijos en esta sociedad hipercompetitiva y la atención sanitaria en caso de caer enfermos, ya que la seguridad social es muy básica.
Con el fin de potenciar el crecimiento, el presidente Xi Jinping ha acuñado el término de «circulación dual» para que el mercado interno y el externo se retroalimenten. « China no va a cerrar la puerta, pero se va a mover más hacia Asia , como demuestra la reciente firma de la Asociación Económica Regional Integral (RCEP, en sus siglas en inglés), para conectar las cadenas de producción», señala Xu Bin. Como bien destaca, « los países asiáticos son ya el primer socio comercial de China . Antes eran EE.UU. y Europa. Con la guerra comercial, Europa desbancó a EE.UU. y, con la pandemia, Asia ha superado a Europa». Pero no cree que, a pesar de subir un 11,4% en octubre y un 21,1% en noviembre, el crecimiento de las exportaciones chinas haya sido tan espectacular, sino que «se ha beneficiado de que otros países no se han recuperado todavía».
Integración regional
Para el profesor Xu, «empieza una nueva era de integración regional, una globalización de dos o tres zonas con más actividad dentro de cada bloque: Asia con China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, y Occidente con EE.UU., el resto de América y Europa ». Aunque alerta de que «va a hacer falta mucha destreza porque habrá tensiones políticas en cada bloque», cree que «en este mundo capitalista priman los beneficios y eso será más evidente tras la pandemia: no habrá entendimiento político, pero sí cooperación económica ».
Coincide con él el profesor Jean-Pierre Cabestan , politólogo de la Universidad Baptista de Hong Kong. «El coronavirus ha exacerbado las tensiones y acelerado una nueva Guerra Fría que está aquí para quedarse, al menos entre Occidente y China, que tratará de seguir ejerciendo su influencia en los países del Sur (en vías de desarrollo)», analiza en una respuesta por correo electrónico. Aunque cree que « la globalización estará menos extendida y las transferencias de tecnología a China se reducirán », ve «improbable el pleno desacoplamiento porque es muy costoso y muchas empresas se oponen». A su juicio, «vamos hacia una bipolaridad asimétrica en la que EE.UU. seguirá como el principal líder, pero su hegemonía será más abiertamente criticada por China . Esto no impedirá la cooperación cuando sea posible, sobre todo después de que Biden tome posesión como presidente de EE.UU. en enero».
Por su parte, el profesor Xu advierte de que, cuando el mundo se haya librado del coronavirus, «las exportaciones chinas se verán afectadas, las Nuevas Rutas de la Seda (“Una Franja, Una Ruta”) encontrarán dificultades y seguirán los factores que han provocado la ralentización del PIB en los últimos años, como el consumo doméstico y la inversión privada, que no han cambiado». Entonces se verá que China, el país donde estalló la pandemia, ha salido ganadora del coronavirus, pero herida.
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