¿Dónde están todos aquellos que...?

¿Dónde están todos aquellos que formaban parte de la organización de la Copa del Rey Agua Brava y vivían a cuerpo de rey en el Meliá Victoria de Palma? No he visto ni un solo paso hacia delante cuando peor lo está pasando el Rey Juan Carlos.

¿Dónde están todos esos clubes que mendigaron colocar en su nombre el de Real? Solo el Real Club Náutico de Sanxenxo ha dado la cara hasta ahora.

¿Dónde están todos aquellos regatistas que han navegado en aquellos «Bribón», que tanta gloria alcanzaron con él? Tampoco ha dicho ni esta boca es mía.

¿Dónde están todos aquellos regatistas que se han beneficiado del trabajo que les ha aportado las gestiones del Rey Juan Carlos con los patrocinadores? Callada por respuesta.

¿Dónde están todos aquellos periodistas, que jamás hubieran imaginado llenar páginas y páginas de sus medios gracias a la presencia del Rey Juan Carlos? Siguen mudos y sin dar la cara.

Podría estar así durante dos o tres columnas más, pero cada uno lo llevará en su conciencia. También he visto a ciertos regatistas de postín arremeter contra el Rey Juan Carlos en las redes sociales. Ya no se acuerdan de lo que eran y lo que son.

Para los más jóvenes, que pueden tener la disculpa de la ignorancia, les diré que la vela española está donde está gracias al Rey Juan Carlos y a la Familia Real. ¿Desde cuándo hubiéramos participado en la Copa América o en la Volvo Ocean Race sin el concurso previo del Rey Juan Carlos a modo de «director de marketing» consiguiendo los patrocinios necesarios para formar parte de los equipos de esas prestigiosas regatas?

Ya no nos acordamos de aquellos tiempos en que el Rey Juan Carlos llevaba su «Bribón» a las tres regatas que organizaba el Real Club Náutico de Barcelona (Godó, Freixenet y Zegna), al Costa de Azahar de Castellón, al Trofeo de la Reina de Valencia, a la Copa del Rey de Palma, al Príncipe de Asturias de Bayona... e incluso daba su saltito a las regatas de Canarias.

Todos los que hemos vivido la vela durante años sabemos lo que el Rey Juan Carlos nos ha dado y nos ha quitado y, desde luego, la balanza se inclina siempre a su favor. No debe ser fácil ser Rey y tener que aguantar estoicamente ese peloteo pastoso continuo y a diario, y que con los años se ha convertido en rechazo hacia un hombre que lo único que ha hecho es el bien para nuestro país y dotar a la vela de muchas cosas, muchísimas, que ahora no tendríamos sin él hubiera practicado otro deporte.

La vela no es solidaria y no merece esta Familia Real.